El cáncer de próstata es el cáncer más diagnosticado entre los hombres. Según los datos del informe Cifras del Cáncer 2022, un documento publicado recientemente por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), en este 2022 se detectarán aproximadamente unos 31.000 casos de cáncer de próstata en España, una enfermedad que en el año 2020 se saldó con 5.922 fallecidos.
Después del cáncer de pulmón y el colorrectal, el de próstata es la tercera causa de muerte por cáncer entre varones, por lo que una detección precoz es fundamental para combatir su mortalidad. Para ello, los varones no solo deben conocer los síntomas y factores de riesgo de la enfermedad, sino que deben someterse a revisiones periódicas en el urólogo.
Sin embargo, y a diferencia de lo que ocurre con otros especialistas, alrededor de los urólogos existe un cierto tabú que hace que muchos hombres decidan retrasar sus visitas, con el consecuente riesgo que ello conlleva.
El cáncer de próstata es una patología que se desarrolla principalmente en los varones de edad avanzada. Actualmente, la edad media de diagnóstico se sitúa en los 75 años y un 90% de los casos diagnosticados se detectan en hombres mayores de 65 años. Sin embargo, el riesgo de padecer la enfermedad aparece mucho antes, sobre todo si hay otros factores de riesgo en juego.
Aunque la edad es el principal factor de riesgo del cáncer de próstata, hay otras dos condiciones que pueden aumentar las probabilidades de padecer esta enfermedad: los antecedentes familiares y la raza.
El cáncer de próstata tiene un importante componente genético, por lo que aquellos varones que tengan un familiar de primer grado (es decir, un padre o un hermano) que haya padecido la enfermedad, tendrán más probabilidades de sufrirla. Además, esta enfermedad es más frecuente en los hombres de raza negra que en aquellos de raza blanca o asiática, por lo que aquellos varones que presenten alguno de estos dos factores de riesgo deberán acudir antes a revisión que aquellos que no los tengan.
En concreto, se calcula que las probabilidades de padecer un cáncer de próstata en las personas de raza negra o con antecedentes familiares se incrementan a partir de los 40 años. En el caso de los varones blancos sin un historial de esta enfermedad, en cambio, las probabilidades de que la enfermedad aparezca empiezan a aumentar una década más tarde, a los 50 años.
Como muy tarde, por tanto, los varones deberán realizar su primer examen de próstata entre los 40 y los 50 años. No obstante, hay que tener en cuenta que no hay una edad mínima a partir de la cual se debería acudir al urólogo y realizar el primer examen de próstata, por lo que siempre se deberá concertar una cita siempre que se tenga la sospecha de que se está padeciendo algún tipo de problema.
Además, independientemente de la edad que se tenga, es recomendable acudir a una revisión urológica siempre que se experimenten dificultades o molestias al orinar, signos de infección, un aumento de la micción o una disminución del calibre, así como cuando se detecte sangre al orinar.
En función del resultado de la revisión, el especialista marcará la frecuencia en la que se deberán realizar los siguientes exámenes, a los que se deberá acudir incluso si el resultado de la primera revisión es negativo.