Suena en la radio tu canción rockera favorita. Se te va el pie, la mano a la guitarra imaginaria, el ánimo hacia arriba. Parece algo de lo más natural, pero lo cierto es que el mecanismo del sistema que lo hace posible es más complejo y asombroso de lo que crees. En tu cerebro existe una red neuronal gigantesca interviniendo en este procesamiento de la música, en el que están implicadas las áreas auditivas, motoras y, por supuesto, las que realizan las funciones emocionales, físicas y cognitivas. Todo este festival con el mejor cartel para que acabes volviéndote loco por esa canción. ¿Sucede siempre así? No del mismo modo, sobre todo si es tu hijo quien pone reggaeton en su cuarto: te contamos en el vídeo.
Según algunos estudios, el género musical tiene diferentes efectos en tu sesera: apagando y encendiendo neuronas a su gusto. No toda la música encanta igual ni sirve para lo mismo. Y aunque eso ya lo habrás notado, mientras escuchabas de fondo el reguetón de tu hijo, ahora lo avalan investigaciones científicas.