Convicción, mentalización y otros consejos para dejar de fumar si llevas toda la vida haciéndolo
Andrea de VivarMadrid
Felicítate por tus progresos. Cada día sin fumar es motivo de celebración.Basil MK en Pexels
Nunca es tarde para abandonar el consumo del tabaco. Cuanto más temprano deje de fumar, menores serán las probabilidades de llegar a tener cáncer y otras enfermedades.
Dejar de fumar no es fácil, es más, es muy difícil pero sí posible; de hecho, cada vez hay más personas que lo consiguen. Aun conociendo los efectos nocivos del cigarrillo, abandonar el hábito del tabaquismo es más fácil si se tiene un plan. Dejar de fumar es algo que debe hacer toda persona, tenga 20, 40 o 70 años.¿Cómo? Con estos consejos.
Dejar de fumar supone una gran inversión en salud. Aunque sepas que el tabaco es perjudicial para tu salud, nunca está de más conocer los múltiples perjuicios y enfermedades graves que puede provocar.
Busca tus propios motivos para dejar de fumar.
Convicción y mentalización. Hay que asumir que tomar la decisión de dejar de fumar es una tarea difícil y que será necesario tener fuerza de voluntad para alcanzar la meta.
Decida la fecha para dejar de fumar. El primer paso para dejar de fumar es escoger cuándo quiere dejarlo.
Consulta con el médico.
Considéralo una forma de ahorrar.
Apóyate en la familia y los amigos. Durante el proceso de deshabituación del tabaco se producirán momentos difíciles, en los que el entorno familiar y social, tienen un papel fundamental.
Sigue un estilo de vida saludable. Para estar motivado, mitigar los síntomas de la abstinencia y reducir la posibilidad de recaídas, es recomendable realizar actividad física, mantener una dieta adecuada, hacer ejercicios de relajación y dormir adecuadamente.
Felicítate por tus progresos. Cada día sin fumar es motivo de celebración.
Aprende a manejar los antojos y desencadenantes. Los desencadenantes son personas, lugares o actividades específicas que le hacen querer fumar. Conocer los desencadenantes puede ayudarle a aprender a manejarlos. Los antojos son impulsos de fumar cortos pero intensos. Por lo general, sólo duran unos minutos. Planea con antelación y haz una lista de actividades cortas que hacer cuando tengas un antojo.
Controla la abstinencia. Durante las primeras semanas después de dejar de fumar, es posible que se sienta molesto y desee fumar. Estos síntomas desagradables al dejar de fumar se conocen como abstinencia. Durante la abstinencia, el cuerpo se está acostumbrando a no tener la nicotina de los cigarrillos. Para muchas personas, los peores síntomas de abstinencia duran de unos días a unas pocas semanas.
Deshazte de los cigarrillos y de los ceniceros, y limpia todo lo que tenga olor a humo.
Quita los cigarrillos y ceniceros del coche, cámbialos por chicles sin azúcar.
Identifica los momentos que sientes más deseos de fumar. Piensa en algo distinto para hacer en esos momentos en que desearás fumar con mayor intensidad: toma té en lugar de café, sal a caminar después de la comida, etc.
Cambia tus rutinas. Come a horas diferentes o realiza muchas comidas pequeñas en lugar de tres comidas grandes.
Ten a mano snacks saludables: palitos de apio o zanahoria, frutas frescas, galletas saladas integrales, etc. Al dejar de fumar, es normal que sientas ansiedad y tengas ganas de comer.
1. Dejar de fumar supone una gran inversión en saludpexels-pixabay-70088
Beneficios de dejar de fumar
El cuerpo empieza a recuperarse a partir de minutos de haber fumado su último cigarrillo:
20 minutos después de abandonar el hábito: su ritmo cardíaco y la presión sanguínea bajan.
12 horas después de abandonar el hábito: el nivel de monóxido de carbono en sangre baja al nivel normal.
De 2 semanas a 3 meses después de abandonar el hábito: la circulación mejora y la función pulmonar aumenta.
De 1 a 9 meses después de abandonar el hábito: disminuyen la tos y la dificultad para respirar. Las estructuras parecidas a vellos pequeños que eliminan el moco de los pulmones (los cilios) empiezan a recuperar su función normal en los pulmones, lo que aumenta la capacidad para controlar las mucosidades, limpiar los pulmones y reducir el riesgo de las infecciones.
1 año después de abandonar el hábito: el riesgo excesivo de cardiopatía coronaria se reduce a la mitad del que tiene una persona que continúa fumando. El riesgo de ataque cardíaco disminuye dramáticamente.
5 años después de abandonar el hábito: el riesgo de cáncer de boca, garganta, esófago y vejiga se reduce a la mitad. El riesgo de cáncer de cuello uterino se reduce al nivel de riesgo de una mujer no fumadora. El riesgo de accidentes cerebrovasculares (derrames cerebrales) puede reducirse al nivel de una persona no fumadora después de 2 a 5 años.
10 años después de abandonar el hábito: su riesgo de morir por cáncer de pulmón es aproximadamente la mitad al de una persona que aún fuma. Disminuye el riesgo de cáncer de laringe (caja sonora de la voz) y de páncreas.
15 años después de abandonar el hábito: su riesgo de sufrir una cardiopatía coronaria es igual al de una persona que no fuma.
Y además:
Reduce el riesgo de diabetes.
Fomenta un mejor funcionamiento de los vasos sanguíneos y contribuye a la función cardíaca y pulmonar.
Las comidas tienen un mejor sabor.
Su sentido del olfato vuelve a ser normal.
Su aliento, cabello y ropa huele mejor.
Sus dientes y uñas dejan de tener un color amarillento.
Las actividades que usualmente realiza le dejan con menos dificultad para respirar (por ejemplo, subir escaleras o el quehacer doméstico).
Puede permanecer en edificios que son lugares libres de humo sin tener que salir para poder fumar.