Claves de la dexametosona, el medicamento de moda: no previene, no cura y no debe usarse en casos leves
Tampoco es nuevo porque ha cumplido medio siglo. Sí es barato y muy eficiente. Pero hay que tomarlo bajo prescripción médica y sabiendo que la diabetes, las hemorragias gástricas, la osteoporosis y las cataratas están entre sus efectos secundarios
Puede que lo hayas tomado sin saberlo si eres paciente de asma o de artritis reumatoide. Hablamos de la dexametosona, el medicamento que parece eficaz contra la Covid 19 en sus estadios más graves. La universidad de Oxford acaba de publicar un estudio sobre las bondades de este fármaco y Fernando Simón asegura que las conclusiones de este informe "incitan a usarlo más". ¿Cómo? ¿En todos los casos? Hasta el momento podemos decir que disminuye un 30% la mortalidad en pacientes graves que usaban ventiladores y un 20% en los que necesitaban oxígeno. Son cifras esperanzadoras, pero no concluyentes.
Como cualquier medicamento, el uso de la dexametosona está sujeto a ciertas condiciones. Por si crees estar ante el remedio definitivo, no corras a la farmacia a comprarlo: necesitas receta médica y no te ayudará si sospechas que tienes coronavirus.
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Potente y muy conocido
"La dexometasona es uno de los corticoides de mayor potencia y posee enormes efectos antiinflamatorios según la dosificación: a mayor dosis, mayor efecto. Es muy antiguo, tiene más de 50 años y se ha usado desde siempre para controlar cualquier causa inflamatoria”, explica Germán Peces-Barba, neumólogo y vicepresidente de Neumología de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
No se trata, por tanto, de un fármaco nuevo, aunque sí barato y muy eficiente, por lo que se ha utilizado en muchas enfermedades que cursan con respuesta inflamatoria. En el caso del Covid 19 se ha utilizado desde el principio de la pandemia, no sin cierta polémica, aunque los beneficios, en casos graves y muy graves, han justificado su uso. Un informe del ministerio de Sanidad señala que "la indicación de corticoides en el manejo de la neumonía COVI 19 debe valorarse de forma individualizada. No obstante, podría considerarse en aquellos casos donde sea necesario por la presencia de factores asociados, o en base a la situación clínica del paciente, sin que exista evidencia para poder hacer una recomendación en cuanto a dosis o pauta posológica".
Antiinflamatorio global
La dexametosona no es un antiviral, por tanto no cura ante la presencia de un virus. Pero sí tiene un 'superpoder': controlar la inflamación que desencadena una reacción inmunitaria desproporcionada. "El problema de la Covid no está propiamente en el virus, sino en la respuesta inflamatoria e inmunitaria que produce. Provoca una tormenta de citoquinas, las moléculas de bajo peso que intervienen en cualquier proceso inmunitario. Esta respuesta excesiva produce inflamación pulmonar e insuficiencia respiratoria. El virus, por tanto, desencadena la reacción, pero es mucho peor la carga inflamatoria que el propio virus”, señala Peces-Barba.
Frente a otros corticoides que actúan 'en diana', con precisión contra un aspecto concreto del proceso inflamatorio, la dexametosona es un antiinflamatorio global, muy adecuado en este virus, que produce daños en los pulmones, pero que también está asociado a afecciones neurológicas, hepáticas y renales.
Tampoco ayuda a la prevención de la enfermedad. "Tomarlo de manera preventiva en casos leves, sin carga inflamatoria, no conduce a nada. Es más peligroso que beneficioso por sus efectos secundarios, que pueden ser graves", advierte el neumólogo. Si aun así tenías pensado ir a la farmacia y hacer acopio, ni lo intentes: es un medicamento sujeto a prescripción médica. Tampoco hay peligro de desabastecimiento para los pacientes hospitalarios que sí lo necesitan: "no va a acabarse. Es un fármaco universal y barato. Lo que ocurre es que la gente se quiere proteger y si no lo puede comprar en la farmacia, lo intentará a través de internet. No debe hacerse".
Diabetes, hemorragias digestivas, osteoporosis y cataratas: efectos secundarios a corto y medio plazo
El doctor Peces-Barba es contundente con los efectos secundarios: "la dexametasona descompone el mecanismo de la glucosa. Produce hiperglucemia, por lo que es perjudicial para los diabéticos. En los casos de las personas prediabéticas, sin diagnóstico claro, pueden acelerar su estadio hacia el nivel más grave de la enfermedad. También puede producir hemorragias digestivas, por eso este medicamento siempre se prescribe en dosis moderadas, preferiblemente bajas, sobre todo en los casos de enfermedad crónica, como el asma, algunas colitis y enfermedades reumáticas, y siempre acompañado de un protector gástrico".
A largo plazo, los peores efectos son la osteoporosis, la desmineralización de los huesos, y el desarrollo de cataratas. "Aunque no hay una contraindicación clara por edades, es cierto que la dexametasona incide en el desarrollo de enfermedades asociadas al envejecimiento. Por eso lo habitual es que se recete con suplementos de calcio y vitamina D, y que siempre se controle la evolución de la patología".
Lanzadera del coronavirus
En plena crisis sanitaria, el peor efecto de la dexametasona no son las enfermedades asociadas con la edad, sino el papel relevante que puede jugar en la infección por coronavirus. "Si lo tomamos en casos leves, cuando no hay un gran proceso inflamatorio, es contraproducente, ya que elimina los mecanismos de defensa y favorece la entrada del virus", una colonización vírica que podría llevarnos a necesitar de verdad los superpoderes de este corticoide. En la cama de un hospital.