Los achaques del rock que nadie nos contó en los 80: dolencias propias de los músicos que salen en la madurez
Entre el 70 y el 80% de los músicos sufren problemas físicos
Según un estudio, el 71% asegura haber padecido ataques de pánico y el 65% episodios depresivos durante sus años en activo
El consumo de ciertas drogas como el LSD o la cocaína puede terminar provocando psicosis en quienes las consumen
Conciertos, giras, noches infinitas, drogas, sexo y rock’n’roll. Es todo lo que rodeaba la música de los 80. Una generación de artistas que explotaban sobre los escenarios y movían riadas de gente y que, ahora, años después, empiezan a tener dolencias físicas asociadas a su época de desenfreno. Desde padecimientos de oído, a colapsos nerviosos o episodios de depresión y ansiedad. Te contamos, a través de ejemplos famosos, cuáles son las dolencias que más han marcado a los músicos del rock.
Afecciones auditivas
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Los episodios de sordera, la reducción de audición y el tinnitus son las afecciones más comunes de los rockeros. La exposición a ruidos altos durante su carrera es la principal razón de su aparición. Así le ha ocurrido a Noel Gallagher que, tras casi tres décadas de estar tocando guitarra y siendo parte de festivales masivos, se le ha diagnosticado Tinnitus, una curiosa enfermedad que se describe a menudo como un zumbido, latido o silbido constante en los oídos.
"Fui a hacerme un escaneo cerebral y lo descubrieron. Tengo un extraño zumbido en los oídos. Creo que haber tocado la guitarra durante los últimos 20 años, ha hecho que tuviera que meterme dentro de un tubo en el hospital”, explicaba el artista que asegura que, si se muere de una enfermedad cerebral, habrá merecido la pena porque ha disfrutado de cada segundo encima de un escenario.
Depresión y ansiedad
Los casos de depresión que acaban en suicidio, como el de Kurt Cobain, son solo la punta del iceberg de un problema del que nunca se habla en la industria de la música, a pesar de que ya hay datos contundentes al respecto. Un estudio reciente realizado en Reino Unido asegura que los músicos del rock y del metal son más susceptibles a enfermedades mentales, concretamente triplican las posibilidades que los profesionales de otros oficios.
Entre los 2.211 músicos encuestados, el 71% asegura haber padecido ataques de pánico y el 65% episodios depresivos durante sus años en activo y muchos de ellos aseguran que siguen conviviendo con ellos. Los resultados están relacionados con las malas condiciones de trabajo de la industria y con el efecto juguete roto que se produce una vez que abandonan los escenarios. Una industria que es cada vez más consciente del problema. Desde 2016, la filial británica de Sony abrió el primer departamento de asistencia psicológica (y hasta el momento el único) para artistas que hay en el sector discográfico, alarmado por la alta incidencia de la enfermedad.
Lesiones musculares
Entre el 70 y el 80% de los músicos sufren problemas físicos. En el caso de los guitarristas pueden sufrir lesiones de muñecas, dedos u hombro. Según los traumatólogos, la batería es de los instrumentos más peligrosos en cuanto a riesgo de lesiones por la postura adoptada al tocar, especialmente si hablamos de las articulaciones o los tendones.
A nivel vertebral exige un gran esfuerzo como el caso de Phil Collins, que sufrió lesiones en la médula al forzar la lesión vertebral que había desarrollado tocando la batería. En abril de 2009 declaró que, tras sufrir una operación de cuello, perdió la sensibilidad en los dedos de las manos, lo que no le permitía sujetar sus baquetas y por ello el siguiente año terminó pegándoselas a las manos para poder tocar, después de ese tiempo tuvo que retirarse.
Estudios de la Universidad de Chichester, Inglaterra, apuntaban a que la resistencia física de un baterista debía ser similar a la de un atleta profesional para reducir los riesgos en la salud del músico.
Esquizofrenia
El consumo usual y excesivo de estupefacientes suele producir alteraciones a nivel cerebral. De hecho, existen ciertas drogas, como las anfetaminas, el cannabis, los alucinógenos (LSD), la cocaína o el alcohol que pueden inducir a la psicosis en personas especialmente vulnerables a padecer esquizofrenia 4,5. Esta enfermedad afecta al 1% de la población mundial y su pronóstico es grave.
Algunos rockeros famosos, como Syd Barret, el cofundador de Pink Floyd, recurrieron al consumo habitual de LSD para componer sus trabajos y aguantar el ritmo de vida que la fama les exigía. Pero eso terminó pasándoles factura, antes o después. En el caso de Barret, a finales de los 60, tras el debut de la banda, comenzó a tener un comportamiento errático sobre el escenario y dejó el grupo. Después lo intentó en solitario, pero poco a poco fue perdiendo la cordura. Sin diagnóstico oficial, se especula que terminó sufriendo esquizofrenia y eso le llevó a recluirse hasta 2006 cuando murió con un cáncer pancreático.