Probablemente los dolores de cabeza sean uno de los síntomas más normales en el día a día de cualquier persona. Cansancio, mucho tiempo frente al ordenador, vista cansada o dolores en el cuello son solo algunas de las causas que pueden provocar ese dolor de cabeza intenso que en muchas ocasiones nos deja indispuestos para desempeñar nuestra actividad laboral o incluso para hacer nuestras tareas del día a día. Pero esos dolores de cabeza que derivan del cuello son más frecuentes de lo que pensamos y se pueden evitar con hábitos correctos.
Cefalea cervicogénica es el término médico que recibe el dolor de cabeza que tiene su causa en el cuello, en la zona cervical, aunque popularmente también se la conoce como migraña cervical. Es un tipo de dolor de cabeza que, según un artículo publicado en la Revista de la Sociedad Española del Dolor, afecta principalmente a las mujeres de media edad. Este dolor suele manifestarse de forma unilateral en la región occipital de la cabeza, la zona posterior que une el cráneo con las cervicales, aunque en muchas ocasiones este dolor o malestar también se manifiesta en la parte frontal de la cabeza.
Pero el dolor intenso de cabeza no es lo único que provoca la cefalea cervicogénica, también se pueden producir otra serie de síntomas que provoquen un malestar general, como pueden ser las náuseas, vómitos, mareos o una visión algo borrosa, aunque es cierto que este tipo de síntomas son más leves en este caso que en otros tipos de migraña. Las malas posturas, tanto de pie, como sentado o incluso durmiendo pueden crear ese malestar en el cuello que desarrolle este tipo de dolor de cabeza, aunque muchas personas que lo sufren han tenido un traumatismo cervical generado, por ejemplo, por un golpe con el coche.
En ocasiones el dolor de cabeza tan relacionado con el cuello puede generar una reducción de la movilidad cervical, concretamente en el lado donde se produce tal dolor, un malestar que, además, suele ser continuo y que podría venir acompañado con sensación de vértigo.
Es posible confundir este tipo de dolor de cabeza con otras cefaleas como la tensional, que a diferencia de la cervicogénica no suele ser unilateral, a pesar de que puede extender su dolor a la zona del cuello y los hombros, pero su desencadenante no son las cervicales y tampoco produce una disminución de la movilidad del cuello. Algo similar ocurre con la migraña, donde es muy posible que haya dolor o incluso se encuentre una contractura en la zona cervical, pero sin llegar a afectar a la movilidad de esa parte, además de que la sensación de dolor de la migraña y de la cefalea cervicogénica son muy diferentes.
Una vez se demuestra que el cuello es el desencadenante de este dolor de cabeza es importante comenzar un tratamiento y una serie de cambios de hábitos para que mengue ese malestar, que obviamente no desaparecerá rápidamente, sino de manera progresiva. Si se diagnóstica rápido, en una fase aún leve es preferible utilizar terapias físicas, como ponerse en manos de un fisioterapeuta o un quiropráctico que sepan manejar y aliviar el foco del dolor, el cuello.
Aún así el calor es un buen remedio para intentar aliviar el dolor de cabeza si se reduce el malestar cervical que lo provoca. Pero si el dolor es descontrolado el uso de analgésicos puede ser el mejor tratamiento, aunque es clave intentar mejorar la postura en todas las actividades diarias y, si pasas mucho tiempo sentado en la misma posición es necesario estirar tus extremidades de vez en cuando y mover tu cuello.