Tras la polémica con AstraZeneca, los parones en su inoculación y la variación del rango de edad – ahora se administra entre los 60 y los 69 años -, Janssen también llega pisando fuerte. Pese a que el día 14 de abril deberían haberse empezado a inocular las 300.000 dosis que llegaban a nuestro país, los seis casos de trombo ocurridos en mujeres menores de 50 años en Estados Unidos, han provocado una suspensión en el plan de vacunación. Hablamos con Sergiu Padure, especialista en inmunología clínica y Profesor de Inmunopatología de la Universidad CEU San Pablo, para comentar los riesgos reales de Janssen, la probabilidad de que ocurran y qué otros medicamentos tienen efectos secundarios similares, aunque no lo sepamos.
¿Hay más riesgo, en edades avanzadas, de sufrir un trombo por covid o por la vacuna?
Los riesgos trombóticos de las vacunas no están relacionados realmente con esta edad y son muy aislados. Sin embargo, los pacientes mayores de 50 son más propensos, desde el punto de vista estadístico, a sufrir complicaciones al contraer una enfermedad como el coronavirus. Además, entran en juego también las patologías previas que se suelen tener o la medicación que se toma, son pacientes más expuestos a ciertos factores. Los riesgos de trombo por covid pueden ser mayores que los de la vacuna.
Debemos dejar muy claro que no se ha confirmado la relación estrecha entre los trombos y la vacuna. Es muy difícil de demostrar que hayan sido una complicación inmediata, tanto inmunólogos como médicos vamos a recomendar siempre la vacunación, los riesgos de hacerlo son muy poco probables, los de no hacerlo son mayores.
Además, algunas de las reacciones adversas, no tienen que ver con la vacuna en sí, sino con ciertos compuestos que tiene. Con esto quiero decir, que el mismo paciente si recibe otro tratamiento que tuviese ese componente, la reacción alérgica también ocurriría, incluso lo vemos con algunos cosméticos. Las reacciones, en cualquier caso suelen ser locales y leves.
¿Hay otros medicamentos con riesgos similares a los de la vacuna y que no nos preocupan?
El ejemplo más claro es el tratamiento con anticonceptivos. Los clásicos tienen una gran cantidad de hormonas, de estrógenos, y estos pueden aumentar el riesgo de sufrir trombos. Además, hay pacientes con predisposición de base a sufrir alteraciones de coagulación y al añadirle la píldora el riesgo aumenta. Cuando una mujer llega a urgencias con un trombo, siempre se le pregunta si toma anticonceptivos. Eso no quiere decir que este medicamento no sea seguro, lo toman millones de mujeres en el mundo.
Cada tratamiento que miremos, si nos fijamos en la ficha técnica, podríamos ver muchas posibles reacciones adversas, pero no significa que deben pasar para nada. Tanto anticonceptivos como vacunas pasan un estudio exhaustivo antes de comercializarse, los controles son rigurosos y son seguros.
¿Incluso el Paracetamol, que lo tenemos integrado en nuestra vida, tiene efectos adversos?
Claro, como cualquier medicamento. En dosis normales puede provocar cefaleas, nauseas, vómitos... y si hablamos de sobredosis puede llegar a alterar la función hepática, están incluso descritos casos de hepatitis fulminante por un consumo excesivo. Con esto tenemos que entender que cualquier medicamento es una sustancia química y que puede producir una reacción. Pero como siempre, hay mucha experiencia en los tratamientos que se suelen comercializar y sabemos que el beneficio es muchísimo más amplio que el riesgo que supone.
¿Un año es tiempo suficiente para desarrollar una vacuna segura?
La vacuna está muy bien estudiada. Hay muchas personas bastante escépticas, pero hay que tener en cuenta que esta vacuna no es una novedad, por ejemplo, el proceso utilizado si hablamos del ARN mesnajero, se lleva estudiando desde hace 15 o 20 años. Lo que pasa que hasta ahora no ha habido interés ni inversión. Los pasos y plazos para producir estas vacunas se ha respetado.
Es una vacuna válida, es una vacuna que funciona igual de bien que las otras vacunas, que las clásicas. Solo nos falta todavía tiempo y experiencia para saber cuánto dura la inmunidad, si meses, años o incluso toda la vida. Las vacunas se suelen producir, en circunstancias normales, en dos años. Estamos en pandemia global, por lo cual el tiempo y los esfuerzos que se han invertido ahora han permitido poder desarrollar en seis, ocho meses una vacuna válida 100%.
¿Hay mucha diferencia entre una vacuna de Pfizer y una de AstraZeneca?
Realmente sí. La primera es de las que comentábamos antes, de ARN mensajero, la segunda de adenovirus. La diferencia entre una y otra es que en la primera se inyectan fragmentos de ARN sintéticos con instrucciones que lleguen a producir anticuerpos para la proteína S del SARS-CoV-2. Al crear esta proteína, el cuerpo aprende a defenderse y, si una persona se llega a infectar con el virus real, ya contamos con anticuerpos capaces de combatirlo.
El método que ha sido usado para las vacunas de AstraZeneca o Johnson & Johnson es diferente, se basa en introducir en el cuerpo virus atenuados que se les quita la capacidad de replicación pero que generan anticuerpos.
Entonces, ¿podemos decir que el beneficio que aporta la vacuna es mucho mayor al riesgo?
Vamos a seguir diciendo, afirmando, que el beneficio que nos puede aportar la vacunación es mucho más grande que el riesgo que supone. Hay que tener siempre en cuenta cada paciente su historial, los factores de riesgo que tienen cada uno. Pero si estamos hablando de un paciente sin factores de riesgo, salvo en tratamientos asociados, la respuesta siempre va a ser sí. Sin duda.