En la menopausia se manifiestan una serie de cambios fisiológicos y psicológicos con un abanico de síntomas que en ocasiones y por su severidad alteran de manera significativa la calidad de vida de la mujer. Evidentemente la menopausia no es en sí misma una enfermedad, pero en ocasiones, los cambios hormonales que se producen en esta etapa de la vida repercuten en la salud cardiovascular, metabólica y ósea.
Durante el climaterio, la mayoría de las mujeres observan cambios en la composición corporal, que tienden hacia el aumento de peso y del tejido adiposo que se acumula en la cintura. Si a estos cambios añadimos los provocados por la vida sedentaria, sí que pueden aparecer verdaderas enfermedades relacionadas con la menopausia, como el síndrome metabólico. Algunos síntomas que nos llevan a estar alerta ante un síndrome metabólico son:
Los cambios metabólicos que sufre la mujer en el climaterio también aminoran la cantidad de calcio en el organismo y la exponen a padecimientos que disminuyen la masa ósea, como la osteoporosis, pero también a enfermedades degenerativas articulares, porque se retrae la producción de colágeno, específicamente en los cartílagos, sobre todo si se realizaron cotidianamente tareas pesadas, lo que ocasiona osteoartritis, por ejemplo.
Un grave problema con la osteoporosis, al igual que con la hipertensión arterial, es que son enfermedades silenciosas que se detectan en etapas avanzadas. La osteoporosis se hace presente con fracturas, por lo general en la columna vertebral, el antebrazo o la cadera, lo que resulta devastador, porque una fractura en la cadera postra en la cama a la enferma, discapacitada.
Entre las modificaciones glandulares del climaterio, están las glándulas lagrimales. El síndrome de ojo seco, es un padecimiento muy molesto, mucho lagrimeo, la sensación de que se tiene algo en el ojo… Paradójicamente, se habla poco de este síndrome, pero es la principal causa de consulta oftalmológica y la mayoría son mujeres en etapa menopáusica.
La carencia de estrógeno genera sequedad en esa zona vaginal contribuyendo con la aparición de infecciones y a su vez provocando que las relaciones sexuales puedan ser incómodas.
La falta de estrógeno provoca alteraciones como el aumento de la frecuencia urinaria.
Los bajos niveles de estrógenos producen la disminución del colágeno, manifestando un aspecto de sequedad y deshidratación.
Es una enfermedad degenerativa del sistema nervioso central. La padecen mayoritariamente las mujeres frente a los hombres y es la principal causa de demencia en la tercera edad. Entre sus síntomas están:
Los factores de riesgo más comunes en el Alzheimer son la genética, el envejecimiento, el traumatismo craneal, el tabaquismo y antecedentes de haber padecido o padecer depresión.
No hay ningún tratamiento, aparte de los estrógenos, utilizados para la prevención primaria del Alzheimer. Por el contrario, sí hay medicación capaz de mejorar el estado de los pacientes que se encuentran en las fases iniciales de la enfermedad.
Se puede cambiar entre la ira, la euforia, y la tristeza, sin razón alguna debido a que los cambios hormonales acarrean diferentes alteraciones psicológicas como pérdida de memoria y de autoestima. También aparecen alteraciones del sueño.
Para evitar todas estas enfermedades derivadas de la menopausia es aconsejable llevar una vida saludable. ¡Os dejamos algunos consejos!