Lunes por la mañana. Te levantas, te estiras y ya está ahí. Parece que no te abandona nunca. Te sigue desde hace años. ¡Maldito dolor de espalda!, piensas. Según la Sociedad Española de Reumatología, el 80% de los españoles padecerán lumbalgia al menos una vez en la vida y el 18,6% lo hacen de forma habitual. Se convierte así en la dolencia crónica más común en nuestro país. Pero, ¿y si pudieras hacer algo que ni siquiera sabías y que mejorará tu salud postural considerablemente? Es el momento de hablar de tu fascia, que tras estos duros meses de teletrabajao seguro que se ha resentido.
“Es una red continua y tridimensional de tejidos conectivos que envuelve todos los órganos de nuestro cuerpo, desde músculos a tendones o células”, explica el doctor Ángel Villamor, traumatólogo y director médico de IQTRA medicina avanzada. La principal función de la fascia es proteger y actuar como trasmisor de información, controlando la percepción del dolor. En los últimos años se ha pasado de ignorar esta membrana, ni siquiera estudiada en las clases de anatomía, a darle el papel que se merece. Está compuesta por colágeno, elastina, diferentes células y agua. Por eso sus funciones son tan importantes. “Por un lado sirve de sostén, soporte y cohesión de estructuras corporales, mantiene el bombeo de sangre, ayuda a los procesos bioquímicos y preserva la temperatura corporal”, añade el traumatólogo. Es decir, este tejido es lo que nos mantiene de pie.
Ángel sufre dolores crónicos de espalda desde hace años y sin embargo asegura no saber nada de la fascia. “Para mí es algo totalmente desconocido, ninguno de los fisioterapeutas por los que he pasado lo han mencionado”. Como él, son muchas las personas para las que este tejido es un misterio. Un gran error ya que, como comenta el doctor, “la fascia está poblada de receptores y terminaciones nerviosas” y por eso suele estar asociada a los dolores crónicos, como el de espalda. Como otras partes del cuerpo, la fascia se debe ejercitar y tratar, para que esté siempre en perfecta forma y se puedan evitar así, muchos problemas.
“El sistema fascial está caracterizado por una gran capacidad de deslizamiento y desplazamiento, y si no lo liberamos de las restricciones que van surgiendo a lo largo de la vida se generan grandes tensiones”, comenta el doctor Villamor. Eso es lo que te pasa a ti, que sufres dolores de espalda continuos y molestos, pero que tienen solución. “Una fascia retraída es similar a cuando nos ponemos un pantalón dos tallas menos y queremos abrir las piernas. El pantalón hace que lo hagamos de una manera rara e incómoda, esto es lo mismo. Además, si lo repetimos recurrentemente aparece una lesión”, explica Eva Tirado, fisioterapeuta experta en Terapia Miofascial. Por eso su tratamiento es tan importante “si no se diagnostican y se tratan estas alteraciones relacionadas con el aparato locomotor y visceral se puede terminar yendo de especialista a especialista, medicándose o incluso sometiéndose a una operación”. Para solucionar este problema, la clave son las presiones mantenidas que consiguen que este tejido ceda y vaya recuperando poco a poco su elasticidad.
Otra de las técnicas destinadas a tratar esta red que mantiene nuestro cuerpo en orden es el Método Rolfing. Fue desarrollado el siglo pasado por Ida Rolf y lo definió como “un proceso y técnica de manipulación del tejido conectivo (fascia) que pretende preparar el cuerpo para que sea capaz de aceptar la fuerza gravitatoria y conseguir que los segmentos corporales estén alineados verticalmente con dicha fuerza”. En esta línea son ya varios los expertos que tratan a los pacientes siguiendo sus enseñanzas. Fuensanta Muñoz, médico y directora de la Escuela Española de Rolfing, explica que “no se trata de un tratamiento, sino de un proceso de manipulación y de reeducación”.
A medida que cumplimos años “la lucha del cuerpo contra la gravedad es mayor y se pone de manifiesto en forma de rigideces que impiden pasar mucho tiempo de pie, o sentado en la misma postura” por eso esta práctica intenta encontrar armonía. “Permite que el cuerpo se mantenga estirado sin que nos cueste esfuerzo, también aporta gracia y elegancia al movimiento. Nos enseña a tomar consciencia de nuestro cuerpo, lo reorganiza y mejora nuestra coordinación”. El modo en cómo se entiende la fascia en los últimos años ha permitido que estos métodos de reeducación específicos ganen más peso y aparezcan clínicas especializadas. “La serie básica consta de 10 sesiones centradas en cuatro objetivos principales: influir en la respiración, en el caminar, en la postura y en el modo de sentarse”, explica la doctora. Obviamente, cada cuerpo es diferente y por eso es necesario estudiar cada caso específico.
Los resultados pueden ser rápidos, pero sobre todo son visibles, tanto física como internamente. “Después de hacer el estudio se empieza con la manipulación. Tras la primera sesión ya se empiezan a notar resultados, sobre todo los relacionados con la respiración. El tema de las alineaciones corporales, es decir los cambios que se aprecian a simple vista, como estar más estirado, son a medio o largo plazo”.
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