Si te hablamos de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica probablemente solo sepas que se trata de una patología, pero cuando lees EPOC ya te es más familiar. Es una enfermedad respiratoria que, según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), produce una obstrucción del flujo aéreo que dificulta que los pulmones se vacíen de aire, provocando que las paredes de los alveolos se destruyan y los bronquios y pulmones no funcionen correctamente, por lo que el sistema respiratorio no está haciendo su función como debería. Pero, ¿a qué se debe esta patología? ¿A quién afecta más?
La EPOC en muchos casos puede prevenirse, pues su principal causa es por la inhalación de sustancias tóxicas, colocando al tabaquismo como el principal factor de riesgo, además de aquellas personas que están constantemente expuestas a ambientes contaminados. La prevención tomando medidas saludables es importante, ya que la EPOC es una patología crónica de los pulmones sin cura, por lo que quienes la sufren deben adquirir una serie de hábitos para no empeorar el pronóstico.
La SEPAR reconoce que en etapas iniciales es complicado detectar los primeros síntomas, pues entre ellos está la tos, la expectoración y cierta sensación de ahogamiento y dificultad respiratoria cuando se hace algún esfuerzo físico. Todo ello va aumentando con el tiempo si no se trata, pues el agotamiento cada vez será mayor, se tendrá una gran falta de concentración sumada a dolores y opresión constante en el pecho junto a la posibilidad de que aparezca hinchazón o edemas en los tobillos y las piernas.
Según la SEPAR, existe más de un millón y medio de personas en España con EPOC que no reciben tratamiento porque no se les ha diagnosticado la enfermedad. Por eso mismo la mejor forma de saber si se tiene EPOC es a través de una prueba llamada espirometría que no requiere de mucho tiempo y es relativamente fácil de hacer. Consiste en llenar los pulmones de aire para luego soltarlo rápidamente. De esta manera los resultados se consiguen al instante, pues la máquina mide la cantidad de aire que hay en los pulmones, por lo que se pueden adivinar las posibles alteraciones que existen en el sistema respiratorio.
Desde la SEPAR recomiendan a los fumadores o personas que ya lo hayan dejado pero que durante mucho tiempo lo fueron hacerse espirometrías a partir de los 40 años, en especial si se tiene el más mínimo síntoma, ya que se podría estar desarrollando la enfermedad y tratarla desde un inicio es mejor que detectarla en fases más avanzadas.
El 80% de las personas con EPOC son o han sido fumadoras, por eso el primer punto de cualquier tratamiento ante la enfermedad es abandonar el tabaco si no se quiere que la patología actúe cada vez más rápido. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) dejar de fumar, a pesar de que no cura la enfermedad, hace que se retrase su evolución y se reduzca considerablemente la mortalidad.
Una vez dado el primer y más importante paso, los especialistas pueden recetar algunos fármacos, pero el tratamiento más común son los inhaladores, que actúan como broncodilatadores y que se pueden usar a diario o restringir su uso exclusivamente para casos puntuales en los que es necesario para aliviar los síntomas. Aún así, en fases avanzadas de la enfermedad se suele requerir a la oxigenoterapia para aportar la cantidad de oxígeno que el paciente necesita y que sus pulmones, por la gravedad de la enfermedad, no pueden suministrarle.
Además de cumplir con el tratamiento y dejar de fumar, la SEPAR también establece que es necesario llevar una vida sana en la que la alimentación sea equilibrada y el paciente haga deporte moderado. Aunque note la sensación de ahogo, hay que anteponerse e intentar mejorar la capacidad poco a poco sin forzar demasiado, pero sin dejar que la reducida capacidad pulmonar tome el control.
La EPOC puede prevenirse siempre que se tomen unos buenos hábitos, abandonando el tabaco y manteniendo las pautas indicadas por el especialista para que la patología no avance y termine afectando negativamente a la calidad de vida. Recuerda que es una enfermedad crónica y que se debe aprender a convivir con ella intentando mejorar la sintomatología para tener la menor repercusión posible en tu día a día.