Las clínicas especializadas en el ámbito capilar aseguran que cualquier persona que quiera poner solución a la pérdida del pelo, aunque lo tenga canoso, tiene la posibilidad de realizarse un injerto capilar. A Uppers nos han confirmado que llevar a cabo esta operación de trasplante de cabellos con canas depende de las características de las unidades foliculares de la zona donante, al igual que sucede con el pelo de cualquier persona. Es necesario que el equipo médico y el cirujano evalúen la situación de partida. Se pueden trasplantar las canas, no obstante, todo gira en torno al estado de la alopecia y la calidad de los cabellos que se vayan a injertar.
Un dato importante es que si las unidades foliculares de la zona donante son canosas mantendrán esa tonalidad en la zona receptora después del implante capilar.
Las canas o el pelo blanco no son cabellos definitivos. Son una unidad folicular que ha perdido su pigmentación habitual y en consecuencia ha cambiado a tonos más grisáceos o blanquecinos. Esta pérdida de pigmentación se debe a una disminución paulatina de la melanina que es la que aporta color al cabello, entre otras funciones. Se produce al cumplir años, con el envejecimiento y el natural desgaste celular. Pero también la carga genética, ciertas patologías como el hipotiroidismo, el estrés e incluso un determinado estilo de vida que no se rige por hábitos saludables provocan una reducción en la producción de melanina.
Por otro lado, hay diferentes tipos de canas, algo que también tendrá presente el cirujano capilar para llevar a cabo el injerto.
Los especialistas capilares subrayan que en realidad las canas son uno de los condicionantes que pueden dificultar la realización de una intervención de implante de pelo. Esto se debe a que las canas obligan a una mayor precisión tanto en la extracción de las unidades foliculares como en su implantación. Para ello es necesario emplear avanzados dispositivos de observación, es decir, microscopios de última generación que hacen posible trabajar con este tipo de pelo. Por supuesto, también depende del arte del cirujano y de su experiencia a lo largo de los años.
Antes de llevar a cabo la intervención, el paciente se somete a un análisis personalizado según su tipo de alopecia, las características del cabello y sus particularidades.
La causa concreta de la alopecia es uno de los aspectos más importantes para que el injerto capilar tenga éxito. Se han definido hasta seis tipos de alopecia:
Tras determinar la causa de la alopecia, el especialista realiza un estudio densitométrico para evaluar la calidad de las unidades foliculares de la zona elegida como donante. De este modo se determina la densidad de pelos en el cuero cabelludo, las posibilidades de extracción de cada uno de ellos y el ángulo en el que nacen.
La finalidad es diseñar con precisión la zona donante que cuenta con cabellos genéticamente sanos y el área receptora. De la misma manera se determina la cantidad de injertos y la orientación de los implantes de las unidades foliculares. Se analiza el calibre de las unidades foliculares, el rizo y su adherencia al tejido circundante porque hay pelos gruesos capaces de cubrir más superficie que un cabello fino. Es más, en ocasiones hay cabellos que no son candidatos a ser utilizados para un trasplante por la miniaturización de sus unidades foliculares.
El siguiente paso es apostar por una de las dos técnicas existentes: el trasplante individual de cada unidad folicular o a partir de la selección de fragmentos de tejido dermoepidérmico del cuero cabelludo.
El éxito del injerto capilar depende de la calidad de las unidades foliculares, ya sean canosas o no, así como de la causa de la pérdida de cabello. Sea cual sea la pigmentación y el tipo de alopecia, hay que hacer un diagnóstico exhaustivo y un estudio de la zona donante para conocer las posibilidades de cada paciente.