Últimamente, la medicina lo repite una y otra vez: quien tiene una microbiota sana tiene un tesoro. Existe un eje cerebro-intestino en constante comunicación que regula la salud física y emocional. Algunos expertos van más allá: el intestino es el segundo cerebro. La dieta puede influir en el estado de ánimo, en la gestión de las emociones y en el desarrollo de ciertas enfermedades. Pero cuando hablamos de patrones de dieta y de comer, también tenemos que hablar de descomer, lo que de manera eufemística llamamos 'ir al baño' o el 'hacer caca' de toda la vida.
Si hasta ahora las heces eran algo que únicamente se analizaban para descartar enfermedades del aparato digestivo, ahora sabemos que pueden indicar otras deficiencias de nuestro estado de salud o de nuestro estilo de vida. ¿Sabías que si haces meditación de manera regular tu tránsito intestinal también se regula? ¿Que algunos problemas digestivos se solucionan cambiando la microbiota con un trasplante de heces? ¿Que algunas migrañas están relacionadas con disfunciones intestinales? ¿O que los deportistas producen heces de mejor calidad y más a menudo que el resto de personas? La caca habla, pero estamos sordos o no la entendemos. Si quieres hacerlo, tienes que conocer su 'biblia': la escala de heces de Bristol.
La escala de heces de Bristol fue desarrollada por los investigadores Stephen Lewis y Ken Heaton en esa universidad inglesa y publicada en el Scandinavian Journal of Gastroenterology en 1997. Se trata de una tabla muy gráfica que sirve para clasificar la forma de las heces en siete grupos, según su morfología:
Cada uno de estos tipos indica un estado de la microbiota. Normalmente, las heces deben tener una consistencia suave, ligeramente alargada, con una forma que no cause dolor o dificultad para evacuar. Sin embargo, es frecuente que surjan pequeñas variaciones sin que exista ningún problema, solo por algún cambio en la dieta. En otras ocasiones, sí puede haber algún indicio de carencia o enfermedad. Para ello, 'entendamos' el idioma de la escala de Bristol.
Las heces del tipo 1 se caracterizan por pequeñas bolitas duras y separadas que se evacúan con mucha dificultad. En general, este tipo está vinculado a una alteración aguda en la flora intestinal causada por el uso de antibióticos o de una dieta baja en fibra. Esto sucede porque a falta de bacterias y fibras en el intestino, no hay nada que ayude a retener agua. La materia fecal está deshidratada haciendo que los trozos de heces sean duros y difíciles de transitar. En este caso, no suele haber gases, ya que no hay bacterias ni fibras para que ocurra el proceso de fermentación en el intestino.
¿Cómo corregimos el problema? Aumentando el consumo de fibras, a través de alimentos integrales, frutas y verduras. También es bueno consumir yogur y todas sus bacterias buenas, además de probióticos. Comprobarás que además de mejorar tu tránsito intestinal, tu humor también mejora
Este tipo está formado por heces compactas en una sola masa de aspecto grueso o enroscado. La evacuación es la más dolorosa porque son bastantes rígidas y de gran tamaño; de hecho, puede sobrepasar la apertura del canal anal. Para eliminar estas heces hay que hacer mucho esfuerzo y es habitual que haya sangrado, fisuras, hemorroides o divertículos.
Las causas más comunes de este tipo de heces son precisamente estas hemorroides o fisuras anales. El paciente retiene por miedo la defecación y agrava el problema, propiciando, además, el estreñimiento crónico. En estos casos puede aparecer el Síndrome del intestino irritable debido a la presión continua de heces grandes en las paredes intestinales. Lo mejor en esta circunstancia es acudir al médico, pero en términos generales, quienes padecen este problema tienen que tomar probióticos y alimentos que estimulen el tránsito intestinal, básicamente los alimentos integrales, los que tienen fibra y los que tienen mucha agua.
En el tipo 3, En forma de morcilla con grietas en su superficie, las heces se mantienen durante más horas en el intestino. Al estar más tiempo en el interior de nuestro cuerpo, pierden agua, se hacen más pequeñas y se agrietan. La frecuencia de las evacuaciones suele ser regular, aunque requiera algún esfuerzo. Hay, por tanto, cierto estreñimiento que podemos solucionar hidratándonos mejor, ya sea a través de líquidos (mejor agua, caldos e infusiones) o a través de frutas y verduras.
Estas son las heces habituales en aquellas personas que evacúan una vez por día. Tienen forma de salchicha o serpiente, lisa, blanda y sin grietas. En general tiene un diámetro de uno a dos centímetros, y la evacuación ocurre sin realizar esfuerzos. El color puede variar en función de los alimentos que hayamos ingerido, pero el más habitual es el marrón medio. Si este es tu caso, tu defecación es normal.
Estas heces se defecan fácilmente y son típicas de las personas que evacúan dos a tres veces por día, normalmente después de las comidas principales. La apariencia es de trozos de masa pastosa con los bordes definidos y fáciles de evacuar. La actividad física facilita el tránsito intestinal, así que, además de los cambios en la dieta, hacer deporte puede ser una opción si hay estreñimiento.
En este tipo, normalmente es difícil controlar el deseo de evacuar. Son evacuaciones acompañadas de gases y necesitan mucho papel higiénico. Una de las causas es que el colon está ligeramente hiperactivo. También puede haber un exceso de potasio en la dieta, deshidratación o aumento de la presión arterial relacionado al estrés. Además de esto, también puede estar asociado al uso frecuente de condimentos casero y a la ingesta excesiva de bebidas carbonatadas o de laxantes.
Este tipo de heces suelen ir asociadas al dolor abdominal y se dan cuando hay alguna patología: virus, infecciones intestinales, alergias, celiaquías o distintas intolerancias, como por ejemplo a la lactosa. La apariencia es acuosa, líquida y sin nada sólido. Son habituales en niños, ya que aún no tienen maduro el sistema digestivo y en personas mayores. A partir de los 50, por ejemplo, puede haber deficiencias enzimáticas en el páncreas que dificultan la digestión de algunas grasas.
En general, las heces tipo 3, 4 y 5 se consideran normales, especialmente cuando se mantienen una buena frecuencia de evacuaciones. Las heces tipo 1 y 2 indican estreñimiento y las 6 y 7 son heces diarreicas a las que hay que poner fin, mejor con una visita al médico o especialista.