Cada año se diagnostican en nuestro país unos 40.000 casos de Alzheimer. Afecta sobre todo a los mayores de 65 años en todo lo relacionado con el lenguaje, la memoria, la comprensión, el razonamiento y la atención. aunque se lleva décadas estudiando y su grado de heredabilidad es elevado, se estima que se sitúa entre el 60 y el 80%, de momento no tiene cura.
Por el momento, todas las terapias se enfocan en ralentizar el deterioro cognitivo y reducir los trastornos de comportamiento. Sin embargo, un reciente estudio abre la puerta a la esperanza y es que se ha descubierto un biomarcador para el diagnóstico de la enfermedad que también podría servir como terapia definitiva. La enfermedad de Alzheimer (EA) tarda varios años o más en convertirse en demencia, y la neuroinflamación es un factor clave en las primeras etapas.
La investigación llevada a cabo por el Centro de Neurociencia LSU Health New Orleans (Estados Unidos) y del Instituto Karolinska (Suecia) ha examinado muestras de líquido cefalorraquídeo de pacientes con deterioro cognitivo y se ha observado un cambio en el perfil de los mediadores lipídicos especializados, es decir, de compuestos bioactivos formados por ácidos grasos poliinsaturados como el DHA y la EPA.
Estos compuestos son moléculas de señalización que regulan respuestas celulares como el crecimiento y la muerte de las células, así como su inflamación e infección. Tras analizar 22 lípidos en muestras de líquido cefalorraquídeo, los investigadores descubrieron que los niveles de determinados mediadores lipídicos estaban relacionados con la gravedad del deterioro de la cognición. Esto quiere decir que, cuanto mayor es el grado de deterioro cognitivo, mayores son los niveles de mediadores lipídicos que promueven la inflamación.
"A partir de estos hallazgos, estamos ampliando nuestro trabajo a objetivos específicos de las células cerebrales, además de las neuronas, los astrocitos y la microglía, así como a nuevas señales protectoras adicionales, lo que nos permitiría explorar la ralentización. Una singularidad de nuestro enfoque es que hemos descubierto mecanismos y, lo que es más importante, moléculas que se dirigen a esos mecanismos y podrían convertirse en terapéuticas", apunta uno de los responsables del estudio, el doctor Nicolás Bazán.