Fibromialgia y ejercicio: los múltiples beneficios del deporte para reducir los síntomas de la enfermedad
Es una enfermedad crónica que puede afectar directamente a la calidad de vida de los pacientes, por lo que su control es muy necesario
El ejercicio físico moderado y adaptado a cada caso puede ayudar a reducir sus síntomas principales
La fibromialgia es una enfermedad con la que conviven cientos de personas y que afecta principalmente al aparato locomotor. Su principal síntoma es el dolor muscular y de huesos, en especial en algunos puntos concretos dependiendo de cada persona y, al no tener una cura definitiva, por sus síntomas se ha normalizado que el ejercicio físico no está recomendado en quienes lo sufren. Pero lo cierto es que es una creencia errónea, pues la fibromialgia necesita que los músculos se mantengan fuertes, por lo que el ejercicio físico moderado y adaptado a cada situación es más que importante para reducir la sintomatología.
Causante de la pérdida de calidad de vida
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Las causas de la fibromialgia no se conocen, pero desde la Fundación Española de Reumatología sí que plantean que algunos factores pueden predisponer su aparición como una infección bacteriana o viral, tras sufrir otras patologías como la artritis reumatoide, o después de un accidente, siendo la etapa de la madurez, a partir de los 40 años, cuando suelen comenzar los primeros síntomas, en especial en mujeres, pues le afecta más a ellas. Aún así, la Sociedad Española de Reumatología (SER), estipula que puede surgir debido a una alteración de los neurotransmisores del sistema nervioso.
Pero más allá de los dolores que provoca, hay otros síntomas que se desarrollan en la enfermedad. Uno de los más generales es la rigidez, en especial por las mañanas, una sensación de hormigueo en las manos, o la inflamación de pies y manos. Según la Fundación, el 90% de los pacientes con fibromialgia tienen cansancio o fatiga, a lo que muchos de ellos suma trastornos del sueño que les impiden tener un descanso óptimo. Además, uno de cada cuatro puede llegar a tener episodios de ansiedad o incluso sufrir depresión.
Uno de los principales problemas es el diagnóstico tardío, pues por lo general hay que estar atento al dolor crónico, su principal síntoma, ya que si persiste durante más de tres meses se debería acudir a un especialista, más aún si se está en edades que predisponen su aparición. Con un buen diagnóstico, muchos de los pacientes pueden seguir haciendo una vida prácticamente normal, pero si el problema continua avanzando, la calidad de vida se resiente y puede aparecer cierto grado de discapacidad que afecta tanto a su vida personal como laboral.
El ejercicio como tratamiento
Como comentábamos al inicio, lejos de ser una restricción, el deporte puede ser una parte muy importante del tratamiento contra la enfermedad, siempre adaptado a las circunstancias de cada paciente y al grado en el que se encuentre la patología. La Fundación Española de Reumatología establece que el ejercicio consigue mantener en forma los músculos y además ayuda al correcto funcionamiento del sistema cardiovascular.
Aún así, el deporte tiene una gran repercusión en otros de los síntomas provocados por la fibromialgia, pues en primer lugar, puede disminuir el dolor muscular, que es la principal molestia, aunque avisan que lo normal es que al principio el dolor sea más fuerte, pero que con la constancia del ejercicio irá menguando progresivamente. Además, mejora el sueño y consigue disminuir la sensación de fatiga, la ansiedad y la depresión. Por tanto no queda otra, el ejercicio físico debe estar presente en la vida de las personas con fibromialgia.
La Fundación recalca que no todo deporte es bueno, por eso lo aconsejable es realizar ejercicios aeróbicos, como caminar, montar en bicicleta, bailar, nadar o ejercicios en el agua. Se debe comenzar siempre con una intensidad moderada para progresivamente ir aumentando su intensidad, practicándolo unas tres veces a la semana.
El deporte no es una cura porque por ahora la fibromialgia no la tiene, pero si es un tratamiento que reduce el dolor y los síntomas secundarios, mejorando la calidad de vida de los pacientes. Sin embargo, al ejercicio físico se le deben sumar otros tratamientos, siempre aconsejados previamente por el especialista. La SER estipula dos más: fármacos como analgésicos o antidepresivos y terapias psicológicas que le ayuden a afrontar la enfermedad de la mejor forma posible.
La fibromialgia es una enfermedad crónica que se mantiene durante toda la vida y que puede tener, a pesar de estar controlada, algunos repuntes en sus síntomas, por lo que su control es imprescindible, manteniendo unos hábitos saludables y el ejercicio físico para que músculos, huesos y articulaciones se mantengas fuertes.