La salud ocular es importante a cualquier edad, nuestros ojos nos guían cada día y son prácticamente imprescindibles para realizar casi la totalidad de nuestras tareas diarias. Aún así, con el tiempo la vista se va deteriorando y llega la presbicia o vista cansada, un problema para ver o enfocar objetos de cerca que forma parte del envejecimiento de las personas y que suele aparecer a partir de los 40 años. Para ayudarnos a ver con claridad, el método más indicado suele ser el uso de gafas, aunque a finales de año las lentes podrían ser historia para algunos si la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) finalmente aprueba el uso de unas gotas para su tratamiento.
Según la Academia Americana de Oftalmología, la presbicia se produce porque el cristalino se vuelve más rígido y no cambia de forma tan fácilmente como en edades más tempranas, por lo que es más complicado enfocar objetos de lejos y cerca, especialmente este último caso. ¿Cuándo se hace más notable este problema? Sin duda, en la lectura o cualquier otra tarea que requiera ver bien de cerca.
Por el momento, no hay modo de revertir ese proceso de envejecimiento ocular, aunque el uso de gafas, lentes de contacto o ciertas cirugías pueden ayudar a corregirla para evitar lo dolores de cabeza o la fatiga ocular que se puede producir por esa falta de enfoque de cerca.
Ahora, una farmacéutica ha enviado una solicitud a la FDA para aprobar unas gotas oftalmológicas de pilocarpina que pueden reducir los síntomas de la presbicia, aunque cuentan con una peculiaridad. Este tratamiento no actúa directamente sobre el cristalino, la parte del ojo que genera la falta de vista, lo haría sobre la pupila de tal forma que consigue que entre menos luz en el ojo para aumentar la profundidad de enfoque al contraerla.
Hace ya un año que la farmacéutica Allergan, la encargada de fabricar las gotas, publicó un estudio realizado con personas de entre 40 y 55 años con presbicia leve que hicieron uso del tratamiento durante un mes. Por una parte, se confirmó que no solo son seguras, también se logró que aquellos participantes que recibían su dosis consiguiesen una mejor lectura que quienes recibían placebo, demostrando que la máxima eficacia del tratamiento se consigue una hora después de la administración de las gotas. En cambio, también se encontraron algunos efectos secundarios, aunque fueron mínimos, como dolor de cabeza o enrojecimiento ocular.
De ser aprobadas, estas gotas de pilocarpina, que ya se utilizan para el glaucoma pero con dosis más altas, podrían ser eficaces para personas que tengan que hacer uso de las gafas en algunas ocasiones, pues aún se tendría que demostrar si de verdad son una opción para abandonar las gafas o si serían de ayuda para personas con una presbicia más avanzada o para mayores de 55 años.