Dime cómo duermes y te diré qué almohada te conviene: guía para acertar con tu mejor amiga
Existe un tipo de almohada para cada postura, cada pesoy cada dolencia o modo de dormir. Es importante valorar cuál nos conviene
Los roncadores necesitan unas características específicas que mejorarán su calidad del sueño
Es importante conseguir una alineación perfecta entre la cabeza, el cuello y la columna vertebral
Pasamos casi un tercio del día recostados sobre ella. Le confiamos nuestros secretos más grandes y le vamos consultando todo tipo de decisiones. Como guardiana de sueños íntimos, no tiene precio y tampoco a la hora de darnos muchas malas noches. Y con todo ese poder que le otorgamos, la escogemos al azar, a la ligera y sin demasiado criterio. Evidentemente, hablamos de almohadas y existe tanta variedad como argumentos para su elección.
En primer lugar, importa la postura corporal al dormir
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Más de la mitad de la población adulta duerme de lado, según un estudio de la Universidad de Noruega de Ciencia y Tecnología. Es una preferencia que aumenta con la edad y el índice de masa corporal. El 37,5% lo hace boca arriba y solo el 7,3% tiende a ponerse boca abajo. No obstante, cada hora que pasa cambiamos de posición una media de 1,6 veces. Son detalles que importan porque influyen en la calidad de nuestro sueño y en la almohada que mejor se adapta.
Como regla general, el Instituto de Sueño indica que la mejor almohada es aquella que resulta más ergonómica. Es decir, que logra que cuello, cabeza y hombros se mantengan respetando la posición natural de la columna vertebral. Pero hay detalles, como la altura de este complemento, que marcan la diferencia. En sus análisis, la OCU ofrece las siguientes conclusiones:
- Si duermes boca arriba, la almohada debe tener un grosor mediano (12-13 centímetros) y una dureza media.
- Si es boca abajo, mejor una almohada baja (10 centímetros).
- Y para los que duermen de costado, lo ideal es una almohada algo más alta (15 centímetros) para mantener la cabeza y el cuello alineados con el eje de la columna. No conviene pasarse de altura, ya que las articulaciones se resienten y puede traducirse en molestias cervicales por la mañana.
Para personas propensas a este tipo de dolencias, recomienda dejar un hueco en la zona de la cabeza que permita adaptarse a contorno del cuello.
También el relleno ha merecido la atención de la OCU y este es su veredicto
- Pluma y plumón de oca o de pato. La almohada es blanda y se deforma, aunque se recupera rápidamente. No da sujeción al cuello y, por tanto, sería solo aconsejable para personas que duermen boca abajo.
- Látex. Sintético, natural o mezcla de ambos. Ofrece una buena sujeción, lo que hace que se apta para dormir de lado o personas corpulentas. También es adecuada para los alérgicos a los ácaros.
- Sintético. Suele ser de fibra de poliéster, que transpira bien. Es blanda, cómoda para personas con poco peso. No presenta problemas de alergias.
- Espuma. Casi siempre, poliuretano. Las más populares son las de material viscoelástico, con efecto memoria. Es decir, mantiene la forma de la cabeza y el cuello, aunque la persona se mueva. Están diseñadas, según la organización estadounidense National Sleep Foundation, para reducir los puntos de presión durante el sueño, permitiendo un descanso profundo. Es perfecta para dormir de lado y boca arriba, aunque se adaptan a cualquier postura.
La almohada de los roncadores
Para los que roncan, alrededor del 45% de los adultos, una opción es dormir de lado y colocarse una almohada de cuerpo entero, además de airearla con cierta frecuencia para prevenir la aparición de ácaros y alergenos. La mejor almohada antirronquidos debe tener una firmeza media y una altura también media, de material viscoelástico para que se adapte a la forma de la cabeza. Conviene que su diseño sea ergonómico que permita la adecuada alineación de cuello y espalda.
Para las cervicales
La zona cervical, debido a su movilidad al conectar la cabeza con el resto del cuerpo, está sometida a mucho estrés y su dolencia es muy común. El latigazo cervical, por ejemplo, es una patología que, cada año, afecta a una persona de cada mil. Para protegerla, es aconsejable dormir con una almohada baja y firmeza ligera. Puede aliviar los dolores de espalda y prevenir posturas incorrectas de cervicales.
¿Almohada sí o no?
Si tenemos en cuenta que la almohada tiene como función sostener la cabeza de manera que quede alineada con el cuello y la columna vertebral, la respuesta es clara. Dormir sin ella obliga a adoptar posturas poco aconsejables que generarán tensiones en la zona cervical y dificultad para respirar.
Otras curiosidades
Por motivos de higiene y mantenimiento de los materiales, su vida útil no debe prolongarse más de dos o tres años. Hay que airearla al menos una vez por semana, darle la vuelta a menudo, lavarla una o dos veces al año y usar una funda de protección lavable.