Infarto en hombres y mujeres: ¿Cómo afecta a cada uno?
La enfermedad cardiovascular sigue siendo la primera causa de muerte en nuestro país, según el INE
Hablamos con el cardiólogo Albert Ariza Solé para que nos explique qué diferencias podemos encontrar respecto al infarto en hombres y mujeres
Los varones son más propensos a sufrirlo porque, desde el punto de vista cultural, se cuidan menos a lo largo de su vida
Tendemos a pensar que el infarto. Hasta que pasa: la enfermedad cardiovascular sigue siendo la primera causa de muerte en nuestro país, con 120.859 fallecimientos registrados al año según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, actualizados a 2018. Del total, entre 30.000 y 50.000 se dan por infarto. Se sabe, además, que aunque los síntomas no dependen del sexo, sí pueden manifiestarse de forma distinta y afecta más a unos que a otras. ¿En qué se diferencia la afección entre hombres y mujeres? ¿Cómo puedo saber si estoy en riesgo de padecerlo?
Para responder a estas preguntas, acudimos al cardiólogo Albert Ariza Solé, presidente de la Asociación de Cardiopatía Isquémica y Cuidados Agudos Cardiovasculares de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
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Síntomas parecidos, grados de dolor distintos
Primero de todo, hay que aclarar que los síntomas son muy parecidos, independientemente del sexo. "Lo más típico es un dolor en el pecho, en el medio. Más que como un pinchazo es como un peso, como si tuvieras una tabla apretando. Cuando se da un infarto, es posible que el dolor sea intenso, que el paciente se asuste", afirma Ariza a Uppers por teléfono. Otras señales que la persona afectada puede experimentar, según el experto, son la sensación de sudoración, el mareo y las ganas de vomitar.
Aunque los síntomas pueden ser ciertamente parecidos, parece que las mujeres sí pueden experimentar algunos otros que son bastante menos comunes en los hombres, como puede ser la fatiga o dolor de tripa, según aseguró Felipe Navarro, jefe de Servicio de Cardiología del Hospital General de Villalba (Madrid) a Europa Press.
Los síntomas son similares. Ahora bien, ¿se manifiestan también con la misma intensidad? Parece que no. Aunque no está comprobado científicamente, hay descripciones de series de pacientes en los que la percepción del dolor varía entre hombres y mujeres. El dolor, según Ariza, puede manifestarse de una forma más fuerte en los hombres que en las mujeres.
Las mujeres, protegidas hasta la menopausia
Un hecho diferencial cuando hablamos de esta afección es que las mujeres están más protegidas que los hombres hasta la llegada de la menopausia. Esto se debe a los estrógenos, las hormonas que segregan durante toda su vida, que frenan la incidencia de los infartos durante la juventud y el principio de la madurez. Es uno de los motivos por los que la edad en los hombres afectados es más baja que la de las mujeres.
Hace unos años, un infarto "antes de los 40 era muy raro". Se daba por motivos externos relacionados, por ejemplo, con el consumo de drogas estimulantes, pero no por 'causas naturales'. Ahora "hay pacientes con 37 años" que lo han sufrido. "En las mujeres, aparece 10 años más tarde", subraya el experto.
Los hombres son más propensos a sufrirlo
Hay un patrón cultural simple que lo explique: ellos tienden a cuidarse menos. "Cuando analizamos las series de los pacientes, el 70 u 80 % son varones. Es cierto que la protección hormonal hasta la menopausia es importante en las mujeres, pero por otro lado, culturalmente, el hombre se cuida menos", señala Ariza. La edad donde más comienza a aparecer es entre los 45 y 50 años: en las mujeres, a partir de los 60 se ve un incremento notable. "A partir de ciertas edades, por razones culturales, las mujeres han sido más disciplinadas", zanja.
El pronóstico de las mujeres es peor
Aunque están muy protegidas durante toda su vida, también es cierto que al dejar de producir estrógenos y eliminarse esa suerte de 'escudo protector', el pronóstico empeora. ¿Por qué? "Una de las cosas que se ven en los registros es que el infarto de la mujer se atiende de una forma diferente, en general más tarde, por eso el pronóstico es peor. Cuando hay que desobstruir una arteria se tarda más y empeora el pronóstico", indica. Quizá sea debido a que las mujeres acuden más tarde porque los síntomas son menos claros.
Patologías previas que han de hacer saltar las alarmas
La diabetes suele ser la desencadenante de todo. "Cuando la descubres, significa que llevas años con un metabolismo alterado y eso hace que lo tengas más avanzado, que tengas más arterias enfermas y peor flujo de sangre". Así, los problemas asociados a la diabetes pueden provocar un mayor riesgo de sufrir un infarto. De entre ellas, la más perniciosa en estos casos es la tipo 2, aquella en la que la insulina no hace efecto, asociada normalmente a la edad avanzada y los hábitos de vida poco saludables. La diabetes tipo 1, la que ocurre por falta de insulina, es la "menos culpable" de las dos, según Ariza.
Otras patologías previas a las que hay que estar muy atento son la insuficiencia renal, la anemia y especialmente la obesidad.
Prevención
En opinión del cardiólogo no se trata de prevenir el infarto, sino la enfermedad que lo provoca. "El infarto es la punta del iceberg. Hay que prevenir la arterioesclerosis", asevera. Esta patología obstruye el fluje sanguíneo al acumular, sobre todo, grasas y colestero en las paredes de las arterias. Para que ello no ocurra, hay que hacer lo clásico: "hacer ejercicio aeróbico, como por ejemplo bicicleta o correr suave, unas tres o cuatro veces por semana", aconseja.
Evitar el tabaco, caminar de forma diaria una o dos horas (especialmente a partir de la jubilación, en edades que superan los 60 años), realizar controles médicos regulares, comprobar la tensión arterial o evitar las grasas y la sal en exceso son otras formas de limitar las posibilidades de sufrirlo, recomienda Ariza.