Alimentos con isoflavonas contra los efectos secundarios de la menopausia: "No funcionan"
Siempre han estado rodeadas de polémica, hasta el punto de que hay productos cuyo mayor reclamo es que poseen o carecen de isoflavonas
El bioquímico José Manuel López Nicolás analiza sus efectos y encuentra que la clave está en la vitamina B6
Hoy les voy a hablar sobre los ingredientes estrella presentes en muchos productos recomendados para combatir los síntomas de la menopausia. Me refiero, como no, a las famosas isoflavonas. Existe mucha controversia acerca de ellas. Algunas campañas de marketing nos las venden como peligrosas, otras como inocuas y la gran mayoría como muy beneficiosas para combatir la menopausia. Pongamos un poco de orden en este caos que las rodea.
¿Alternativa natural a las hormonas?
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Las principales fuentes dietéticas de las isoflavonas son la soja y sus derivados, donde forman parte de uno los grupos de polifenoles más importantes, los flavonoides. Su principal característica es que poseen una estructura similar a los estrógenos humanos (hormonas sexuales esteroideas de tipo femenino principalmente) por lo que son consideradas como fitoestrógenos. Esta particularidad ha dado lugar a que las isoflavonas sean consideradas por muchos una alternativa natural a las hormonas para reducir los adversos efectos secundarios de la menopausia.
Ante esta situación varios sectores industriales (principalmente el sector de los alimentos funcionales y el de los complementos alimenticios) comercializan diferentes tipos de leche, yogures y de suplementos dietéticos ricos en isoflavonas que prometen combatir los efectos secundarios de la menopausia. Pero como siempre les aconsejo, hay que ser escéptico frente a este tipo de campañas publicitarias. La gran pregunta que debemos hacernos es ¿son útiles los alimentos enriquecidos CON isoflavonas?
La respuesta nos la da la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria a través de su Panel de Expertos en Nutrición, Alergias y Dietéticos. Según el máximo organismo de alimentación europeo, a día de hoy no hay evidencia científica alguna de que los alimentos y suplementos enriquecidos en isoflavonas de soja sean efectivos para paliar los sofocos, la sequedad vaginal o los trastornos del sueño que frecuentemente acompañan a la menopausia. Tampoco existen pruebas de que estos productos sirvan como agentes antioxidantes, como reguladores el colesterol, etc.
La clave está en la vitamina B
¿Y cómo se las apañan algunas empresas para vender de forma legal productos enriquecidos en isoflavonas publicitando que combaten los síntomas de la menopausia? Introduciendo en su composición una pequeña cantidad de vitamina B6, ya que la legislación actual permite decir a muchos complementos que contengan este micronutriente publicitar que "ayudan a regular la actividad hormonal".
Entonces, ¿debemos comprar alimentos o complementos enriquecidos en isoflavonas y vitamina B6? Tampoco. Las primeras (isoflavonas) no sirven de nada y la segunda (vitamina B6) no la necesitamos. Les voy a dar un dato. Según datos oficiales la ingesta de vitamina B6 es de 2 mg/día en hombres y 1,6 mg/día en mujeres, claramente por encima de lo se necesita diariamente. De hecho en las Encuestas de Ingesta Dietéticas realizadas periódicamente en España no se observan problemas de ingestas inadecuadas en la población ni, por supuesto, de patologías asociadas a un consumo inapropiado de vitamina B6. Esto es debido a que este micronutriente se encuentra presente en muchos alimentos que forman parte de nuestra dieta habitual como por ejemplo los plátanos. A modo de ejemplo les diré que una única pieza de esta fruta aporta prácticamente la mitad de la cantidad diaria recomendada de vitamina B6. Además, los plátanos también poseen otros ingredientes de gran valor nutricional como potasio, hidratos de carbono, etc.
Pero como les he dicho al principio de este artículo, existen otras empresas que usan una estrategia totalmente diferente en relación con las isoflavonas. En lugar de alabar sus supuestas propiedades beneficiosas arrojan dudas sobre su seguridad, vendiendo productos que se publicitan como "SIN isoflavonas". Es evidente que el mensaje subliminal que se envía al consumidor al publicitar un producto como "SIN isoflavonas" es que si el producto llevara isoflavonas podría existir algún riesgo sobre la salud, así que mejor tomarlo "SIN" que "CON". ¿Y es cierto que las isoflavonas son peligrosas para la salud? Veamos.
Isoflavonas inofensivas
Tras analizar más de un centenar de estudios tanto en humanos como en animales la propia Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria ha publicado un contundente informe. Al evaluar los posibles efectos nocivos sobre la glándula mamaria, útero y tiroides de diferentes tipos de isoflavonas, los científicos de la EFSA no han encontrado prueba alguna de que las concentraciones de isoflavonas presentes en los complementos alimenticios provoquen perjuicio en mujeres post-menopáusicas. No hay que temer a las isoflavonas.
Conclusión:
Estimados lectores, a partir de hoy espero que no tengan dudas sobre qué hacer al ver en una misma superficie comercial un producto que se anuncia como "CON ISOFLAVONAS" y otro que se publicita como "SIN ISOFLAVONAS". Ambos productos tienen nulo efecto. Ni les van a aportar beneficios sobre la salud ni les van a perjudicar… Así que pasen de largo.