Solemos hacerlo inclinados hacia delante. Con una mano apoyada en el lavamanos y la otra manejando el cepillo. Nos enseñaron esta postura de pequeños y hemos ido forzándonos a mantenerla según hemos ido creciendo y cumpliendo años. Sin embargo, el dolor lumbar , que se complica a medida que cumplimos años. Hablamos con la Dra. Isabel Pantín, traumatóloga de la Unidad de Columna de Clínica CEMTRO, para que nos explique cómo debemos hacerlo de forma correcta y qué variaciones podemos meter en la rutina para adaptarlo a nuestras necesidades cuando envejecemos.
La higiene postural son el conjunto de medidas que podemos aprender para realizar actividades de la vida diaria de manera correcta y prevenir alteraciones de la columna vertebral y, por lo tanto, potenciales dolores de espalda. Muchos de nuestros hábitos son incorrectos y los tenemos totalmente automatizados: es el caso de lavarse los dientes.
Lo que hacemos es agacharnos y cepillarnos encima del lavabo para intentar que no caigan restos de pasta ni encima de nosotros ni en otras zonas del baño. Además, cuando vamos a enjuagarnos bebemos directamente del grifo y la suma de una y otra postura pueden provocar graves daños en la parte baja de la espalda, el cuello y los hombros.
Para evitar estos dolores, la mejor opción, nos explica la traumatóloga, es “ponerse de pie con la cara enfrente de la mitad del espejo”, adelantar la pierna izquierda y flexionar ligeramente las rodillas. A la hora de aclararse, se debe hacer con la ayuda de un vaso, el vaso se lleva a la boca y no la boca al vaso.
“A medida que cumplimos años, la postura tiende a hacerse más asténica por pérdida de masa muscular y por lesiones de las articulaciones”, apunta la doctora. Eso propicia que una actividad cotidiana tan común pueda llegar a suponer un riesgo para la salud. Por eso, algunos traumatólogos recomiendan elegir otras opciones.
“Si hablamos de personas mayores, en una posición semiinclinada, que suele ser la que se emplea al lavarse los dientes, el centro de gravedad no es el óptimo y puede haber más riesgo de dolor o caídas. Además, para evitar ese sufrimiento se tiende a cambiar la postura a una rara que repercute en la calidad del cepillado”, expone la experta.
Las zonas más castigadas durante el cepillado de dientes en edad avanzada son la columna cervical y lumbar. “Se producen dolores por el adelantamiento típico del cuello que conlleva la edad y pérdida de agudeza visual y, también, en la columna lumbar que es el núcleo de estabilidad de la columna”, asegura Pantín.
Para evitarlos, hay que adaptar la postura a las distintas características del paciente. “Cepillarse sentado es recomendable siempre que la altura de lavabo y espejo sean adecuadas y el paciente tolere mal la posición de pie firme o adopte posturas viciosas para ello”, concluye.