Cuando se avanza en los 40 o se llega los 50 la gran preocupación de la mujeres viene dada por la menopausia y sus síntomas. En unas llega antes, en otras después, y mientras tanto los síntomas se presentan de forma totalmente diferente en todas ellas. Lo que hay que tener claro es que la menopausia es un proceso natural en el que la mujer pierde su función ovárica tras la disminución de sus hormonas, después de su última menstruación. Entre todos los síntomas destaca el cambio del estado anímico, pudiendo tener momentos de mayor irritabilidad o ansiedad e incluso llegar a padecer síntomas depresivos, que en muchas ocasiones no llegan a desembocar en una depresión como tal.
Aún así, según un estudio publicado en la revista de la Sociedad Norteamericana de Menopausia, la depresión podría tener un papel más importante del que creíamos durante la menopausia, ya que la investigación expone que 7 de cada 10 mujeres que se encuentran en el proceso de la menopausia se ven afectadas por ella. Por una parte esto no debería ser una gran novedad, ya que la disminución de las hormonas hace que sea más común en las mujeres de mediana edad verse afectadas por una falta de concentración, tristeza, problemas de memoria, ansiedad y también de depresión.
La investigación se ha llevado a cabo en 485 mujeres postmenopáusicas entre los 35 y los 78 años en las que se han buscado síntomas depresivos en relación a diferentes variables, como sus niveles de ansiedad, llegando a recoger datos bastante destacables. Entre ellos que el 41% de las mujeres que participaron en el estudio han tenido en algún momento síntomas depresivos.
Pero no todo queda ahí, porque los investigadores han podido determinar ciertos factores de riesgo que afectan de manera más notable a padecer depresión en la menopausia o postmenopausia. De esta manera, entre esas causas que pueden acarrear episodios depresivos se encuentra el estar separada o ser viuda, así como el consumo regular de alcohol o tener diagnosticada alguna enfermedad mental. Así, el estudio concluye en la alta prevalencia para presentar síntomas depresivos en la menopausia y la postmenopausia.
Aunque no todo queda ahí, pues en la primera de las fases, la premenopausia, también pueden darse etapas o comportamientos depresivos en esa transición hacia la menopausia y que se puede alargar durante la menopausia debido a los cambios hormonales tan significativos que sufre la mujer durante esos años. Además, cuando esto se produce en la primera fase, hay cierta predisposición a que se vuelva a producir durante los años de menopausia.
Por su parte, en muchas ocasiones se detectan síntomas relacionados con la depresión sin que realmente se llegue a padecer, por lo que no hay que confundirlo, pues es normal que durante esta etapa la mujer pase por momentos de pena y tristeza al terminar su etapa fértil, cosa que muchas ven como el final de su juventud. Por eso hay que diferenciar bien qué es una depresión, que debe ser un periodo prolongado en el que hay que analizar la presencia de otros factores como la ansiedad, falta de energía y ganas para hacer tareas o recados habituales, etc.
También es cierto que la menopausia puede provocar cambios de ánimo y estar por momentos deprimidas, con instantes de gran irritabilidad o enfadarse por cosas a las que antes no daría la más mínima importancia. Síntomas que en ocasiones vienen dados por otros de los que se presentan, como los sofocos o el insomnio, que pueden desembocar en esos cambios de humor.
En todo caso, cuando llega la menopausia o los primeros síntomas comienzan a presentarse en tu día a día lo más recomendable es ponerse en manos de un especialista, el cual determinará la fase en la que te encuentras así como el tratamiento o las recomendaciones que debes tomar para superar esta etapa de la mejor forma posible.