El dolor de cabeza es algo frecuente en la población, unas veces se debe a simple malestar, al cansancio o tras pasar demasiado tiempo forzando la vista frente a una pantalla y que tras un tiempo termina desapareciendo. Pero más allá de un simple dolor de cabeza hay una afección muy parecida que preocupa a gran parte de la población: la migraña, ese dolor de cabeza infernal que empeora la calidad de vida de quienes la sufren. Según la Sociedad Española de Migraña y Cefalea (AEMICE) la migraña es hasta tres veces más frecuente en mujeres que en hombres, pudiendo afectar a cualquier edad, aunque es más recurrente que se presente entre los 25 y los 55 años. Sus causas son múltiples y, dependiendo de ellas, se deberá tomar un tratamiento u otro.
A pesar de que se piensa que la migraña es un simple dolor de cabeza, quienes lo sufren y los especialistas saben que no es así, incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) la coloca como la octava enfermedad más discapacitante en relación a días de capacidad por años vividos. Es un dolor de cabeza intenso que puede venir acompañado de otros malestares como vómitos o intolerancia a la luz, por lo que tratarla es clave para mantener una calidad de vida notable.
La migraña está considerada como un desorden neurológico que puede presentarse de dos formas diferentes. La principal es la episódica, que se desarrolla hasta 14 días al mes, pero en el otro lado de la balanza se encuentra la migraña crónica, cuando las crisis de migraña se alargan a más de 15 días al mes.
Cuando se habla de migraña se suele hacer de la más general, que provoca un gran dolor de cabeza en un lado de ella, aunque en ciertos casos el dolor puede expandirse a toda la cabeza. Este dolor, en ocasiones, puede trasladarse al cuello o a la mandíbula, un síntoma que hace que se pueda detectar la patología. Y ojo, porque cualquier movimiento de cabeza suele ser fatal, empeorando la sensación de dolor, que suele aparecer de manera espontánea. Además, uno de sus síntomas más molestos es la intolerancia a la luz o a los sonidos, lo que lleva a que muchas veces la persona tenga que aislarse para sentirse mejor.
Por su lado, aunque es mucho menos frecuente, la AEMICE también habla de la migraña con aura, que aparece tras la presencia de otros síntomas que pueden afectar a los sentidos, que suelen presentarse antes de que el dolor de la migraña aparezca y no afecta a más de 30% de las personas con migraña. La más común es el aura visual donde aparecen destellos luminosos. La sensitiva es una de la más desagradables, pues suele comenzar con un molesto hormigueo en la punta de los dedos que asciende hasta los hombros hasta llegar a la boca y la lengua. A pesar de ser poco frecuente, la del lenguaje suele presentarse junto a la visual y la sensitiva, provocando cierta dificultad para la comprensión del lenguaje.
No hay una prueba definitoria para diagnosticar una migraña, aunque según los síntomas y el historial del paciente se puede llegar a un diagnostico final. En la mayoría de casos se establecen pruebas adicionales, especialmente en la rama neurológica para descartar otras posibles patologías.
Ahora bien, las causas de la migraña son muchas, pero existe un componente genético que influye directamente en el tipo de migraña que se sufre. Más allá de eso, hay factores que pueden desencadenar su presencia. Entre ellos están los malos hábitos del sueño, en los que también entra dormir más de la cuenta, o también a episodios de estrés o depresión. En mujeres es probable que los cambios hormonales provocados, por ejemplo, por la menstruación, terminen con una migraña. La deshidratación, una dieta poco adecuada, dolores cervicales o el estrés visual provocado por la exposición a la pantalla del ordenador son otras de las causas que pueden desencadenar una migraña.
Hay que saber que la migraña es crónica y no existe un tratamiento curativo definitivo, aunque se puede llevar un control de ella a través de ciertos tratamientos que permitan una mejor calidad de vida a quienes la padecen. Antes de nada se recomienda evitar todo aquello que puede provocarla, como los episodios de estrés, un sueño irregular o una dieta poco adecuada. Aún así, para los dolores se suelen recetar analgésicos o antinflamatorios para paliar los síntomas. Por otra parte, como prevención se suelen tomar otros tratamientos, como por ejemplo antidepresivos en aquellas personas que se encuentran en una depresión que les provoca migraña.