"Sexo a lo bestia, tabaco, sustancias… todo por un desamor. Desde el 89 hasta 2015, casi 20 años enganchado. He llegado a consumir dos gramos diarios de cocaína diarios, más el fumar, maría, éxtasis…" fueron las palabras de Miguel Bosé a Jordi Évole refiriéndose a lo que él considera la época más bestia de su vida. El artista de 65 años asegura que todo lo dejó al mismo tiempo, el mismo día, subiendo las escaleras de un escenario. "Hace siete años, la fuerza está aquí (en la cabeza)".
Su testimonio ha conmovido a un país dividido entre el amor por su ídolo y la decepción tras conocer su oscuro pasado. Seas de uno u otro bando, seguro que te preguntarás qué efecto tiene en el cuerpo ese consumo de estupefacientes tan elevado y mantenido en el tiempo. Hablamos con Luis Fernando Alguacil, director del Instituto de las Adicciones y Catedrático de Farmacología de la Universidad CEU San Pablo, para que nos explique cómo afecta al organismo en todos los niveles.
La voz se ha convertido, desde hace unos años, en uno de los enemigos de Bosé. Él asegura que se trata de algo emocional, que los problemas comenzaron después de la ruptura que tuvo con Nacho Palau y la separación de sus hijos. "Me doy cuenta de que estoy perdiendo la voz en el momento en que las cosas empiezan a ir mal en mi familia (…) ahora tengo voz. Pero llegué a no tener nada. Cero", contaba en la entrevista.
Sin embargo, Alguacil asegura que el consumo de coca también tiene mucho que ver en esta ecuación. "La cocaína es una sustancia vasoconstrictora, es decir, contrae los vasos sanguíneos. Entonces, allá donde actúa a largo plazo, da lugar a una serie de complicaciones dependiendo del tejido que consideremos. Por ejemplo, todo el mundo conoce los problemas a nivel del tabique nasal, la mucosa se va debilitando y aparecen secreciones anormales o hemorragias pequeñas y eso se va descontrolando. Pero igual que ocurre en la nariz, afecta a la laringe y provoca ronquera, pérdida de voz, puede producir también dificultades al tragar…".
Pero no solo la nariz y la laringe, el consumo de esta sustancia da lugar a problemas cardiovasculares. La cocaína, y sobre todo en cantidades tan importantes, está ligada a infartos y a otras alteraciones que se producen cuando ese efecto vasoconstrictor no se da en la nariz sino en el corazón.
La cantidad que se consume también tiene mucho que ver con todas las complicaciones. "Si hablamos de estos dos gramos, una cantidad muy importante, los síntomas normales son parecidos a los que da la esquizofrenia y cuando el consumo es mantenido en el tiempo, cada vez hace falta menos dosis para que sean evidentes. La gente piensa que a las drogas te vas acostumbrando, sin embargo, en el caso de algunos efectos neurotóxicos, cada vez se ven con más facilidad. Cambios de humor, irritabilidad, inquietud, paranoia, alucinaciones... son los más comunes en estos consumos crónicos de los que hablamos", explica Alguacil.
Estas complicaciones se producen porque la sustancia afecta muy profundamente a los circuitos en el cerebro y a nivel del sistema nervioso tiene un efecto que varía según la edad a la que se consuma. "En edades tempranas, hasta el final de la veintena, afecta a desarrollo normal del cerebro, que está todavía en evolución. Sin embargo, las alteraciones neurodegenerativas aparecen con mayor frecuencia en edades avanzadas. La depresión y ansiedad se dan en jóvenes, pero la demencia, los trastornos motores y todo este tipo de problemas que están asociados a isquemia cerebral se hacen más evidentes a los 50 o los 60. La coca además de actuar sobre los sistemas neuronales, disminuyen el aporte sanguíneo al cerebro y pueden provocar problemas de oxigenación y esto representa un factor de riesgo para problemas degenerativos”, concluye el experto.