El plan para la Navidad está definido: en casa, para las celebraciones, como máximo diez personas, incluidos los niños. Así, suegros, nueros, cuñados, sobrinos y nietos podrán compartir un mismo techo después de muchos meses separados. Al fin y al cabo, es lo bonito de la Navidad. Sin embargo, este año podría no serlo tanto. En Uppers hemos recreado, con una herramienta del MIT, cómo puede afectar la transmisión del covid-19 por aerosoles en un entorno cerrado como el salón de tu casa. Estos son los resultados.
Empecemos con un breve inciso de pedagogía del coronavirus. Seguro que ya lo has oído/leído, pero conviene recordar que el SARS-CoV-2, el virus de la covid-19, se transmite por dos vías: las gotículas y los aerosoles. Las primeras de ellas son esos pequeños fragmentos de saliva que salen expedidos de nuestra boca o nariz y, debido a su peso, caen al suelo o a una superficie. No suelen llegar más allá de los dos metros. Por eso la distancia de seguridad de 1,5 metros.
En el caso de los aerosoles, son partículas aún más pequeñas y que se ha demostrado que pueden permanecer en el ambiente durante más tiempo, desplazándose con las corrientes de aire y no cayendo por su propio peso. Esto es un cambio de paradigma a la hora de luchar contra el coronavirus que el propio Consejo Interterritorial de Salud ya admite. Por eso ahora, cada vez más, nos recomiendan ventilar las estancias y renovar el aire interior.
Partiendo de la información del estudio que IKEA realizó en 2017 'Dime cómo es tu salón y te diré quién eres. La vida en los salones españoles' en el que se concluyó que la superficie media de un salón en España era de 22,5 metros cuadrados utilizaremos los siguientes parámetros fijos:
Y los parámetros variables que iremos cambiando para calcular el tiempo que podemos estar seguros:
Nuestro primer caso se basa en una cena de diez personas que se han quitado la mascarilla porque se siente seguras entre ellas, pero no son grupos convivientes. Están hablando a un volumen normal y con las ventanas cerradas, sin ningún tipo de ventilación.
Con estos parámetros y según el simulador, estas diez personas tan solo estarían seguras en ese entorno durante 23 minutos. A partir de ahí, los contagios podrían producirse en cualquier momento y en cualquier rincón de la estancia debido a la saturación de aerosoles infecciosos en el ambiente en el caso de que algún miembro de la familia estuviera contagiado.
Cambiamos únicamente el parámetro de la actividad respiratoria. Sería normal que, siendo diez alrededor de una mesa y sin haberse visto desde hace mucho tiempo, el volumen a la hora de hablar ascienda. Conversaciones cruzadas, discusiones sobre si el Gobierno lo hace bien o lo hace mal, sobre qué hacer las próximas vacaciones... y todo ello casi a gritos. En ese caso, esas diez personas tendrán un tiempo de seguridad de 15 minutos; es decir, a partir de los primeros canapés el entorno se convertirá en inseguro.
La cosa empeora cuando llegamos a los postres. Después de tomar unas cuantas copas de vino y espumosos, la relajación hace efecto y la exaltación del amor se dispara. Con ella, el espíritu navideño. Comenzamos a cantar villancicos sin mascarilla. El tiempo de exposición que podemos estar seguros se reduce a 5 minutos. Sin sumar todo lo que ya llevábamos de antes, claro.
Modificamos ahora el parámetro de la mascarilla. Somos una familia responsable, hablando a un volumen normal y que se pone la mascarilla cuando no se está comiendo o bebiendo. Tenemos mascarillas quirúrgicas, y con un ajuste a la cara de un 75%, porque siempre se quedan huecos y entre ponerla y quitarla puede haber desajustes. Para este caso, estas diez personas estarían seguras durante 75 minutos antes de que el ambiente se cargara de aerosoles infectados e infecciosos.
Ya que "nos han dejado" reunirnos hasta diez personas para celebrar la Navidad lo mejor que se pueda, lo mejor es seguir todas las recomendaciones de salud. En este caso, hemos configurado el simulador para llevar la misma mascarilla que en el caso 4 pero, ahora, abriendo las ventanas. En concreto, hemos añadido una tasa de ventilación de cuatro cambios por hora. Esto supondría estar abriendo las ventanas cada 15 minutos, que se podría hacer perfectamente entre un plato y otro de la cena.
En ese sentido, lo más recomendado es realizar una ventilación cruzada, es decir, crear una corriente de aire con dos ventanas opuestas y dejar que se airee durante dos o tres minutos. Con estos cambios de aire baja la densidad de los aerosoles infecciosos en el ambiente y se gana en seguridad. Concretamente, según el simulador, podríamos estar dos horas tranquilos en un entorno seguro.
En el simulador del MIT se pueden configurar multitud de variables que se ajusten a tu situación concreta. Tanto si sois más (no deberíais) o menos en las celebraciones, los tipos de mascarilla, cuándo ventilaréis, si hablaréis más alto o más bajo... Al tratarse de una simulación se puede asemejar bastante a la realidad, aunque, por ejemplo, no tienen en cuenta las gotículas, tal y como advierten: "Nuestras directrices no toman en consideración las transmisiones de corto alcance a través de descargas respiratorias, las cuales podrían aumentar sustantivamente el riesgo cuando no se está usando tapabocas".