Las recomendaciones sobre las mascarillas van cambiando a medida que conocemos más detalles acerca de la propagación de la COVID-19. El conocimiento todavía sigue siendo limitado, pero la concentración de esfuerzos en la investigación nos va proporcionando periódicamente nueva información que puede ser de gran ayuda. Ahora, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha actualizado su guía acerca del uso de los cubrebocas. Te desglosamos los puntos clave y las principales novedades.
Ha habido confusión respecto a este punto, pero la OMS ha terminado por aclarar: "la gente no debe llevar mascarillas durante actividades físicas intensas porque podrían reducir la capacidad para respirar". De la misma forma, desde el organismo explican que la medida más importante cuando vayamos a hacer deporte es mantener las medidas de distancia física y que garanticemos una buena ventilación durante la actividad física en espacios cerrados como los gimnasios.
Aunque habrá limitaciones, lo más seguro es que recibamos a algún no conviviente en las fechas marcadas de la Navidad (Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Reyes). En lo que respecta a los espacios interiores domésticos, la OMS recomienda que se utilice la mascarilla "cuando haya un visitante que no es miembro del hogar" si no existe una ventilación adecuada. Si no hay distancia física de al menos un metro también hay que llevarla en todos los casos, así como en los supuestos donde no exista una buena ventilación o no se pueda garantizar el buen funcionamiento de los aparatos de refrigeración de aire, independientemente de la distancia física.
Todavía había algunas sombras respecto al uso de la mascarilla en los menores de edad, especialmente en las franjas de menos de cinco años y entre los cinco y los 12. A este respecto, la OMS ha reiterado su posición inicial.
Los niños de hasta cinco años no deben llevar mascarilla. En aquellos que se encuentren en edades entre los seis y los 11 años, deberá regir un "enfoque de riesgo" en cuyos factores se encuentran la intensidad de transmisión, la capacidad del niño para cumplir con el uso adecuado de las mascarillas, la disponibilidad de supervisión por parte de un adulto y el propio entorno (personas de riesgo, mayores de 65 años...).
A partir de los 12 años, su uso será obligatorio y quedarán supeditados a los mismos principios que los adultos. Respecto a los niños con inmunodeficiencia o pacientes pediátricos con fibrosis quística u otras enfermedades (como el cáncer), así como aquellos con diversidad funcional u otras afecciones de salud específicas, se deberán tener en cuenta consideraciones especiales cuando sus dolencias interfieran en el hecho de llevar mascarilla.
Las mascarillas de tela han sido objeto de muchas críticas. Algunos hospitales las han prohibido porque algunas no cuentan con la certificación correspondiente ni con los materiales adecuados. Es por ello que el organismo médico ha querido ser claro respecto a este punto.
Para que una mascarilla de tela sea eficaz deberá tener tres capas: una interna de material hidrófilo, una externa de material hidrófobo y una intermedia hidrófoba que retenga las gotículas que exhalamos. Además, deberán responder ante tres parámetros que se consideran de gran importancia: la transpirabilidad, el ajuste al rostro y la filtración.
Por otro lado, por fin se da respuesta a la polémica de aquellos barbijos que tengan válvulas de exhalación. No se recomienda en tanto que "omiten la función de filtración de la mascarilla".
Ya sabes, esas pantallas de plástico que muchas personas con deficiencias pulmonares utilizan. Sobre ellos no había un criterio claro. Ahora, la OMS dice que podrán servir como alternativa a las mascarillas siempre que "hayan sido evaluadas" correctamente, aunque relega su uso al contexto de "una gran escasez de mascarillas médicas" como último recurso. Se podrán utilizar "solos o en combinación con una mascarilla de tela". El usuario deberá asegurarse de que cuenta con un diseño adecuado que tape los lados de la cara y debajo de la barbilla.
Por otro lado, la institución ha querido, a su vez, establecer una serie de recomendaciones de carácter general que se deben tener en cuenta para garantizar un buen uso. Son estas: