A la enfermedad de diabetes hay que sumarle para prevenir esas otras complicaciones derivadas que pueden acarrear agravamientos de la salud. Es el caso del pie diabético: "un pie con heridas o úlceras en una persona que padece de diabetes", como lo definen en la Guía práctica clínica del pie diabético publicada en Archivos de Medicina. Y que, según explican desde el documento, se produce "debido a la disfunción de los nervios periféricos en estos pacientes". Cuando esto ocurre, es importante detectarlo y tratarlo con brevedad ya que puede acarrear complicaciones. Así le ha ocurrido a Humberto Janeiro, padre del torero Jesús Janeiro, quien ha fallecido tras varias semanas de ingreso a causa de una úlcera en el pie que terminó derivando en fallo multiorgánico. ¿Cómo prevenir esta "entidad clínica" que afecta en mayor medida a la población diabética de entre 45 y 65 años -en datos de la guía ya mencionada-?
Desde la Clínica Universidad de Navarra, que cuenta con una unidad especializada en Pie Diabético, explican que este aparece "cuando existen niveles inadecuados de glucosa en sangre y otros factores que concurren con frecuencia en personas con diabetes (hipertensión arterial, hipercolesterolemia,...), que provocan un daño en los vasos y nervios que pueden producir complicaciones a medio-largo plazo".
Las primeras manifestaciones, señalan, pueden llegar en forma de hormigueos y calambres, ausencia de sensibilidad y, en consecuencia de esa pérdida de sensibilidad y de la mala circulación, aparición de úlceras en la piel del pie. Estas, con más frecuencia, "surgen en la planta o en las zonas cercanas al hueso, como los nudillos de los dedos". Cuando estas se complican pueden derivar en amputación o en un shock séptico (cuando la infección se extiende por todo el cuerpo).
El estado de gravedad y el calado de la infección o estado de gangrena de esas úlceras, que serán tratadas en primer término por profesionales de enfermería, se mide generalmente con la escala Wagner-Merrit.
Del 0 al 5, la evolución, según recogen desde el Servizio Galego de Saúde, pasa por:
· Pie de riesgo. Sin afecciones pero presentando hiperqueratosis, dedos en garra, cabezas de metatarsianos prominentes o deformidades óseas.
· Úlceras superficiales, que implican pérdida del espesor de la piel.
· Úlceras profundas, con tejidos infectados pero sin llegar a tocar el hueso.
· Úlceras profundas con asbceso interno.
· Gangrena limitada: necrosis de zonas determinadas del pie (talón, dedos...).
· Gangrena extensa, cuando los efectos se extienden a todo el pie y pueden acarrear efectos sistémicos.
"Si un paciente diabético observa una úlcera en su pie, debe acudir inmediatamente al especialista, tanto para curarla lo antes posible, como para descubrir la causa de su origen, lo que nos permitirá diseñar un tratamiento personalizado adecuado a su caso", señala desde la web de la Clínica el doctor Javier Escalada San Martín, director del Departamento de Endocrinología y Nutrición.