Todos recordamos aquella campaña de 'Póntelo, pónselo', lanzada 30 años atrás. En aquellos tiempos, algunas farmacias se negaban a vender condones a menores, la iglesia lanzaba su contracampaña 'Propóntelo, propónselo', apoyando la castidad y el sida ya se había llevado por delante más de mil españoles. Hablamos con el responsable de esta campaña que revolucionó la sexualidad, redujo los contagios de enfermedades de transmisión sexual y, como dice él “sacó el preservativo del armario”.
Octubre de 1981. En el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, se registra el primer caso de sida en España. Solo habían pasado cuatro meses desde que se describieron los cinco primeros casos a nivel mundial, todos en Estados Unidos. Era tan pronto que ni siquiera se hablaba de sida (un nombre que llegó un año después) y se desconocía que se trataba de un virus (que sería descubierto en 1983). Pero a esta epidemia no le importó: muy pronto nos convertimos en el segundo país europeo, detrás de Portugal, en incidencia anual de la enfermedad y en 1990, en Cataluña, llegó a ser la causa de mortalidad más importante entre los adultos jóvenes, entre los 20 y 39 años. Había que hacer algo.
“En 1988 lanzamos la campaña SiDa, NoDa – nos cuenta Tomas Corominas, por entonces director de la agencia Contrapunto –. Vimos cómo se trataba el tema del sida fuera y nos parecía una barbaridad cómo se trataba en España. Aquí se convertía en un terror, “Te acuestas con la muerte” y cosas así. Nuestro objetivo fue terminar con la discriminación y educar sobre el SIDA. Explicar claramente qué conductas contagiaban el virus y cuáles no. Fue un éxito. Y, al año siguiente el Ministerio de Salud nos hizo otro encargo. Ya no se trataba de explicar qué era el sida, sino intentar que el preservativo fuera aceptado. En aquel entonces si eras menor e ibas a una farmacia a pedir un preservativo te lo negaban y poco más te maltrataban. Era un producto casi clandestino para los menores. Había farmacias que hasta se negaban a vendértelo si eras menor. Había que normalizarlo y no vincularlo con el sida. Así nació la idea de Póntelo.Pónselo”.
De acuerdo con un informe comparativo del Instituto Nacional Francés de Estudios Demográficos (INED) realizado en cincuenta países “los españoles no se distinguen por su precocidad sexual, pues las jóvenes nacidas en torno a 1970 tienen su primera relación sexual a los 19,1 años, mientras que ellos comienzan a los 18,2”.
Pero había otros números que preocupaban más. Según el INE, en 1988, el número de abortos entre las menores de 19 años llegaba al 13,15% y ascendía al 41% si se ampliaba la edad hasta los 24 años. De hecho 30 de las 50 menores de 15 años que abortaron no habían utilizado anticonceptivos.
“Hicimos una investigación muy concienzuda para la campaña de Póntelo. Pónselo – continúa Corominas –. Encuestas en Madrid, Zaragoza, Valladolid…Y descubrimos que si bien el promedio para tener la primera relación era 18 años, al menos un 10% se iniciaba a los 15. A ellos lo que les importaba era no dejar embarazada a una novia o a una amiga, por eso usaban condón. Hay que tener en cuenta que en aquellos tiempos decirte que te pongas preservativo era decir que no eras limpio, tanto si lo usaban ellos como si lo sugerían ellas. El trabajo con las autoridades fue muy duro. Y también lo fue para nosotros… estábamos muy implicados emocionalmente. Muchas personas muy cercanas se fueron".
En este momento de la entrevista telefónica se produce un un silencio tan profundo que se mete en los huesos. Pero Corominas continúa. “La campaña inicialmente nos la pidió el Ministerio de Sanidad, pero debió ser aprobada en el consejo de ministros. Allí se sumaron el de Educación y el de Asuntos Sociales, liderado por Matilde Fernández, que tomó la campaña como propia. Fue ella la que consiguió vencer todas las resistencias. El problema era que un niño o una niña de 15 años tuviera relaciones sexuales. No se podía hablar de esto. El ministerio tenía que encontrar el modo de hablarle a los niños de esa edad y admitir que sabía que tenían relaciones. Debía ser neutra pero que hablara de las ventajas del preservativo”.
A lo largo de varias semanas hubo numerosas idas y vueltas entre la agencia y los ministerios. Los obstáculos eran muchos, pero los impedimentos básicos se reducían a dos. En la primera propuesta del corto publicitario, la acción transcurría en el aula de un colegio y el Ministerio de Educación se opuso a ello. No querían que se les identificara como los responsables de sugerir el uso de condones desde los centros educativos. Para ellos era una línea roja. La solución fue ubicar la escena en un gimnasio, un espacio algo más neutro. Pero la campaña estuvo a punto de cancelarse… por primera vez.
“Para nosotros también hubo una línea roja – afirma Corominas –. La campaña terminaba con Póntelo, pónselo. Es decir, no estaba dirigida solo a los hombres, sino también a las mujeres, para que jugaran con el miembro del otro. Para nosotros la campaña era esa y el mensaje lo teníamos muy claro. Fuimos valientes porque dijimos que, o la aceptaban tal y como se había presentado o debíamos crear otra. Fue en esos momentos cuando Matilde fue determinante: dijo que si no la aceptaban, lo hacía ella sola. Ella también fue muy valiente. Finalmente salió y fue la bomba. En cierto sentido sacamos el preservativo del armario. Hubo reacciones muy fuertes, actos vandálicos como rotura de cabinas, de vallas… La iglesia creó su propia campaña: Propóntelo. Propónselo, y lo que proponían era la castidad”.
La campaña cambió la percepción social que teníamos sobre el preservativo. Comenzaron a ponerse dispensadores automáticos en las farmacias, se anunciaron marcas, aparecieron productos nuevos, con texturas, colores, sabores… Se hablaba en la radio, en la televisión y músicos, como Loquillo o el grupo Semen Up, se sumaron a la iniciativa. Hasta hubo una versión de la canción “Y no me importa nada”, de Luz Casal que rezaba: "Y no me corta nada decírselo a mi chico: ¡Chaval es bueno usar preservativo. Controlo la jugada. Ponerlo me resulta divertido y no me corta nada, nada llevarlo en el bolsillo, pedirlo en la farmacia. Que ya soy mayorcita para andar con bobadas”.
“Hoy, hacer una campaña como esta ahora sería muy distinto, concluye Corominas. Habría que investigar en profundidad, pero hay mucho espacio. Las campañas actuales son muy pacatas… Me encantaría hacerla”.
Sea por esas campañas "pacatas" como señala Corominas o por otras razones, la realidad es que los casos de enfermedades de transmisión sexual suben en los jóvenes y el uso del condón cae. Veamos, punto por punto, dónde está las grietas en el panorama actual y dónde la lección del 'póntelo, pónselo' podría ayudar.
1) Nos falta educación…sexual
Aproximadamente el 50% de las mujeres y el 75% de los varones menores de 19 años que han tenido relaciones sexuales completas lo han hecho alguna vez sin protección.
2) Los jóvenes usan condón... pero cada vez menos
Entre los 16 y los 19 años, un 71% de los españoles usan condón, pero entre los 22 y 25, el porcentaje desciende a un 33,8%. En cualquier caso, en la última década, el uso del preservativo entre jóvenes de 16 a 25 años ha caído del 66% al 52% según la última Encuesta Nacional sobre Salud Sexual y Anticoncepción de los jóvenes de la Sociedad Española de Contracepción
3) Embarazos adolescentes, un problema por resolver…
Según el INE, en 2018 se produjeron 2.205 nacimientos de bebés cuyas madres tenían menos de 18 años. De ellos, en 382 partos la madre tenía 15 años o menos.
4) Uno de cada cinco se olvida de las ETS
El Ministerio de Sanidad señala que el 22% de los hombres y el 19% de las mujeres no utiliza método alguno para prevenir infecciones como el VIH o la hepatitis en sus relaciones ocasionales.
5) El error de pensar solo en el embarazo
Desde 2013 no usar condones es la principal causa de que la sífilis haya aumentado un 76%, la gonorrea un 67% y la clamidia un 22%.