Sentir los pies dormidos tras pasar un largo periodo de tiempo sentado en la misma postura es una sensación muy común que todos hemos sufrido al menos una vez en nuestras vidas, pero no por ello resulta menos fastidiosa. Y es que, seamos sinceros, a nadie le gusta sentir ese hormigueo que se extiende por la planta de nuestros pies, especialmente cuando tenemos prisa y el tiempo se nos echa encima.
La parestesia es el nombre clínico con el que se conoce al adormecimiento tanto de los pies como de las otras extremidades de nuestro cuerpo, es decir, las manos, los brazos y las piernas. Básicamente, se trata de un trastorno de sensibilidad que produce una sensación anómala en algunas partes del cuerpo.
Este trastorno, que suele manifestarse en forma de hormigueos, picazón, adormecimiento o entumecimiento, aparece cuando se reduce el flujo sanguíneo o se presiona sobre un nervio y desaparece de manera natural al cabo de un pequeño periodo de tiempo, cuando la presión que se había ejercicio sobre el nervio afectado desaparece y el flujo sanguíneo vuelve a sus condiciones normales.
Generalmente, los episodios de parestesia aparecen de forma puntual y no entrañan ningún tipo de riesgo. Es decir: por norma general, no es necesario que nos preocupemos por que de vez en cuando se nos duerma un pie, ya que no implica ningún riesgo para la salud. Sin embargo, si este adormecimiento aparece de manera frecuente y sin ningún motivo aparente, tal vez esconda una causa más grave detrás.
Aunque generalmente los pies se nos duermen sin que haya un motivo grave detrás, a veces estos episodios de adormecimiento se deben a un problema de origen vascular o neurológico.
Los problemas vasculares son aquellos que afectan a la circulación de la sangre, bloqueando o debilitando los vasos sanguíneos e impidiendo su correcto flujo. Alguna de las causas de origen vascular que más suelen relacionarse con el adormecimiento de los pies son las siguientes:
Los problemas nerviosos, en cambio, son aquellos que afectan a la conducción nerviosa y a los nervios. Estas afecciones pueden causar el adormecimiento de nuestros pies y aparecer por distintos motivos, como el consumo de tabaco, alcohol o diversos fármacos.
Entre los problemas nerviosos más comunes detrás de los episodios de adormecimiento, se encuentran, además, algunas patologías como las siguientes:
Más allá de los problemas vasculares y nerviosos, el uso de un calzado inadecuado también puede afectar a nuestros pies y provocar estos episodios de adormecimiento, por lo que es recomendable que compremos siempre un calzado de buena calidad que se adapte a nuestros pies. Sea como sea, si notamos que los episodios de entumecimiento se repiten con frecuencia, deberemos acudir a un podólogo para que puedan estudiar nuestra pisada y comprobar si hay alguna afección vascular o nerviosa detrás de estos problemas.