La respuesta a por qué vivir en una gran ciudad te hace parecer más viejo de lo que eres está en la polución y en los efectos que produce en tu piel. Para entrar más en detalle, en Uppers hemos conversado con Lucía Pimentel Villasmil, dermatóloga y miembro de la AEDV (Academia Española de Dermatología y Venereología). Nos ha explicado qué es la polución en la piel y qué daños causa la contaminación. También nos ha aconsejado cómo poner barreras y qué rutinas diarias llevar a cabo para cuidarnos, mantener una piel sana y que no aparentemos más años de los que tenemos, sino todo lo contrario.
La polución es la contaminación del medio ambiente, del agua y del aire, producida por los residuos que genera la actividad humana y por los procesos industriales o los biológicos. En el aire de las ciudades se concentran millones de partículas de gas tóxico o moléculas de polución. No las vemos, pero mientras andamos por las calles entre altísimos edificios esas moléculas se adhieren a nuestra piel y penetran en las capas más profundas a través de los poros. El rostro y el cuello son los que más sufren porque no van protegidos por la ropa y son más delicados.
La dermatóloga Lucía Pimentel detalla que la polución afecta tanto a nivel superficial como interno. “En la dermis, a nivel interno, se produce un estrés oxidativo, es decir, un deterioro celular debido al aumento de radicales libres”, señala. “Las células se oxidan lo que da lugar al envejecimiento celular porque en la dermis la oxigenación disminuye. Se reduce el riego sanguíneo de la zona lo que a su vez provoca una disminución en la producción, en cuanto a cantidad y calidad, de colágeno, elastina y ácido hialurónico por el deterioro de las membranas celulares”, puntualiza Lucía Pimentel.
A lo que añade: “La consecuencia es el envejecimiento prematuro por la pérdida de firmeza (se genera menos colágeno) y de elasticidad (se genera menos elastina). Además, aumenta la inflamación cutánea, la deshidratación, el tono se apaga, se forman imperfecciones, sequedad, manchas y arrugas”.
Por otra parte, a nivel superficial, otras partículas de polución de mayor tamaño no penetran en las capas profundas (dermis) pero sí en la epidermis donde se adhieren, ensucian la piel y tapan los poros. La dermatóloga apunta que en este caso “la grasa y el sudor que se segrega de forma natural entra en contacto con las micropartículas contaminantes y se obstruyen los poros”.
Lucía Pimentel adelanta que la polución afecta por igual a hombres y mujeres, no obstante, “ellos tienen una piel más compacta y más firme que ellas, en concreto, su piel es un 20% más gruesa. En el hombre la piel se degrada y se vuelve más fina de manera constante con el paso de los años”. También les afecta el afeitado diario. En cambio, “con la menopausia, en las mujeres se produce una degradación de la piel más brusca, se acelera el proceso de envejecimiento natural”.
Ante la pregunta sobre qué podemos hacer si vivimos en una gran ciudad para frenar las consecuencias de la polución en la piel, Lucía Pimentel explica que el cuerpo tiene su propio mecanismo de defensa natural antioxidante. “La piel, a nivel superficial hace de barrera protectora e intenta frenar los radicales libres”. Aunque remarca que “nuestro papel es hidratarla porque si dejamos que se deshidrate y esté seca aumenta su sensibilidad. La solución está en el uso de cremas o sérum y en el consumo diario de suficientes frutas y verduras”. Ambas acciones serán las responsables de mantener el equilibrio en la piel en cuanto a la hidratación.
A la polución se añaden los efectos negativos de la luz solar, de manera que es necesario utilizar un buen cosmético a diario que mejore la barrera protectora. Debe incorporar componentes antipolución, antiedad, hidratantes (más fluidos o espesos según el tipo de piel más grasa o seca) y un filtro de protección solar (SPF). La dermatóloga insiste en que lo mejor es un SPF 50 como mínimo, con protección de amplio espectro, tanto contra los rayos ultravioleta tipo A (UVA) como contra los del tipo B (UVB).
La ventaja, tal como asegura Pimentel, es que “la cosmética facial ha avanzado mucho y existen multitud de soluciones en forma de crema, fluido, gel, brumas o polvos compactos, e incluso muchos de ellos aportan color”. Lo ideal es elegir aquellas que además de ser antiedad, antipolución, tengan un SPF 50, sea antioxidantes e incluyan vitamina C para una mayor hidratación.
Ahora, nuestras dudas giran en torno a cómo debe ser el ritual a la hora de protegernos. Lucía Pimentel nos ha enumerado los pasos a seguir y recuerda que es el mismo tanto para hombres como para mujeres porque el riesgo y las consecuencias son similares: