Ojalá pudiéramos estar hablando de las mejores formas de despedir el 2020. De los lugares paradisíacos a los que podríamos ir o de las mejores fiestas upper en las principales ciudades españolas. Este año tampoco nos permite eso, pero sí traer una buena noticia. Se acaba. Esta noche te reunirás con entre cinco y nueve personas, depende de donde vivas, y te tendrás que tomar las uvas, si lo haces fuera de casa, a toda prisa, porque este 31 también hay toque de queda. Solo te pedimos una cosa. Que la euforia de mandar a paseo este año no te haga perder la razón, ni la cabeza, aunque grites por todo lo alto: ¡hasta nunca 2020! Hablamos con el virólogo Estanislao Nistal, profesor de microbiología de la Universidad CEU San Pablo para que nos dé unos consejos para tomarnos las 12 uvas que darán paso al 2021 con total seguridad, minimizando el riesgo de contagio.
Cuatro de cada diez personas que dan positivo en covid-19 son asintomáticas, según los datos de Sanidad. Unas cifras especialmente peligrosas durante estas fiestas en las que nos juntamos con no convivientes. Sentirse bien no es razón suficiente para acercarnos a los nuestros, aunque nos gustaría. "Lo recomendable, para la gente que tenga posibilidad, es hacerse una prueba de antígenos, una PCR o incluso ambas, antes de cenar esta noche con personas especialmente vulnerables. Ojo, no sirve con haberse hecho uno el día 23, haberse visto con gente, salido y afrontar la noche con una falsa sensación de seguridad. Lo ideal es una prueba cada dos o tres días, especialmente si estamos yendo a trabajar y teniendo reuniones sociales", explica Nistal.
Otra cosa muy diferente es que antes de Nochebuena te juntases con tu familia y hasta reyes estés exclusivamente con ellos, ahí el riesgo es mucho menor. "Pasados los primeros cinco días pasas a ser un grupo de convivencia y las medidas, en cierta medida, se pueden relajar. Un test antes de juntarse es suficiente en estos casos", añade.
Te identifiques con uno u otro caso de los anteriormente mencionados, este año la cena no puede ser al uso. Ni en número de personas ni tampoco en menú y morfología. Si hablamos del espacio en el que se va a celebrar "lo ideal, en esta ocasión, es que los comensales estén debidamente separados. Que se pongan más mesas de lo normal, o tableros que permitan que haya espacio entre unos y otros. También es importantísimo el tema de la ventilación, que puede ser crucial en el caso de un positivo asintomático. Por eso, es recomendable que haya una corriente constante, que mueva el aire y lo renueve".
El tema de compartir también puede llegar a suponer un problema este año. Las manos son una de las principales fuentes de transmisión del virus y de ahí la importancia del lavado continuo, a ser posible con agua y jabón o, en su efecto, con gel hidroalcohólico. "No tenemos que volvernos locos, solo tener un poco de sentido común. Los entremeses, que se suelen coger con las manos, es mejor que sean individuales. Las bandejas de turrón o los polvorones, mejor envueltos, pero, por ejemplo, las carnes o pescados al horno, que se reparten con cubiertos de servir, no hay ningún problema", asegura el virólogo que bromea con que el virus, de momento, no sobrevive al calor extremo.
El juego de las sillas. Es uno de los títulos que le podríamos poner a las cenas navideñas. Cábalas de cuántos sí y cuántos no, de cómo hacerlo para vernos todos sin superar las cifras recomendadas y un virólogo que nos habla del verdadero peligro: muchos grupos de convivencia compartiendo mesa. "No es cuestión del número en sí. Es verdad que cuantas más personas entran en un espacio hay más riesgo de contagio, pero es más peligroso juntar cuatro unidades de convivencia y ser un total de 6 personas en la mesa, que ser 15 de solo dos grupos que estén cumpliendo las recomendaciones sanitarias", asevera.
Nervios. Ilusión. Esta noche hay dos tipos de familias: las que cenan con prisas, porque les pilla el toro con las uvas, y los que, precavidos, lo hacen tan pronto que se sientan frente al televisor a las once, contando los minutos para despedir a este trágico 2020. Como ocurría con los entremeses, estas frutas se comen con la mano y para evitar cualquier riesgo, esta vez es mejor comprarlas en el supermercado directamente empaquetadas y cerradas para que no se puedan contaminar en ningún momento.
"La mascarilla también es clave. El comienzo del año es un momento de efusividad, de abrazos y besos que este año es mejor que no existan, por precaución". Por eso, la recomendación es esperar las campanadas con el cubre bocas puesto, quitártelo para comerlas, brindar y colocártelo justo después. Solo bajarlo para ingerir. "Es importante reducir el contacto lo máximo posible. Por supuesto, olvidar las reuniones en casas ajenas y, si después de las doce nos quedamos un rato más charlando, que sea con distancia y mascarilla. No nos dejemos llevar por la emoción", concluye Nistal.