El Centro de Investigaciones Sociológicas, el organismo público que preside José Félix Tezanos, lanzaba a finales de año una nueva encuesta sobre el sentir poblacional respecto a la crisis sanitaria. En el cuestionario, 'Efectos y consecuencias del coronavirus', ha habido una pregunta que ha desatado la polémica por plantear a los ciudadanos a quién decidirían administrar la vacuna o los respiradores en caso de escasez, dividiendo entre ancianos, jóvenes o personas enfermas.
"Ahora le voy a preguntar su opinión sobre otro tema relacionado con la pandemia. En el caso de que hubiera escasez de respiradores, vacunas, medicamentos u otros remedios para la COVID-19, y hubiera una posibilidad de salvar a la persona a quien se le administrara, y pudiera Ud. elegir entre proporcionárselos a la persona más joven, o a la persona más enferma o a la persona más anciana, u otro criterio distinto, ¿cuál sería su decisión?", planteaba la cuestión número 23 del texto lanzado entre el 11 y el 16 de diciembre, y ahora retirada.
Las respuestas, no obstante, dicen lo siguiente: la respuesta más elegida ha sido la de priorizar a los jóvenes (29,6%). La siguiente, muy igualada, priorizar a los enfermos graves (26,2%). Solo un 9,6% de los encuestados eligió a los ancianos como grupo prioritario por ser más vulnerables y el 2,5% por aquellos que tienen más posibilidad de sobrevivir. El 2%y el 1,2% dicen no poder decidir o priorizar a sus propios familiares respectivamente. Y un 1,7% prefiriría dejarlo a criterio médico.
Una cuestión (y una polémica) de supuesta elección que ya tuvo lugar durante la primera ola de la pandemia, cuando el acceso de mayores de 80 y de personas en residencias se dificultó de cara a los ingresos hospitalarios. EN Cataluña, por ejemplo, un documento publicado en abril, en plena saturación de los hospitales y las UCIS, planteaba que se limitara la intubación a los mayores de 80 años sospechosos de tener el virus.
Se los consideraba, según el texto, "pacientes con escaso beneficio", y se pretendía así reservar estos espacios para personas más jóvenes y con más posibilidad de supervivencia. Una cuestión de importante calado ético. ¿Es que valen más una vidas que otras? Y en cualquier caso, retomando el caso que plantea el CIS, ¿no es una decisión que conviene dejar en manos de profesionales?