¿Cómo afecta la genética a los problemas dentales? ¿Pueden ser hereditarios?
Todos conocemos familias en los que los problemas dentales parecen más comunes.
Con todo, la realidad es que la mayoría de estas afecciones suelen aparecer por malos hábitos de higiene bucal.
Cuando hablamos de herencia genética, solemos pensar en el color de los ojos, los rasgos de la cara, la fisonomía o la predisposición a tener una u otra enfermedad. Pero ¿qué ocurre con los dientes? ¿Estoy condenado a sufrir los mismos problemas dentales que mis padres?
La respuesta es sí y no: depende. Si bien es cierto que todos conocemos a alguien con muy mala higiene bucal que, pese a todo, nunca tiene caries y a otro alguien que jamás se olvida de cepillarse los dientes, pasarse el hilo y tomar flúor y que, sin embargo, suele tener que ir al dentista al menos un par de veces al año, la realidad es que muchos de los problemas dentales que padecemos suelen aparecer por nuestros hábitos de limpieza y no por un factor genético.
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Es el caso de las caries o la enfermedad periodontal, dos afecciones muy comunes que pueden llegar a causar la pérdida de dientes y cuya aparición, si bien puede estar condicionada por la herencia genética, puede combatirse si se lleva a cabo un buen cuidado dental. Sin embargo, existen ciertas malformaciones bucales que sí son consecuencia directa de nuestros genes.
¿Cómo afecta la genética a los problemas dentales?
A pesar de que la higiene juega un papel fundamental a la hora de que aparezcan algunas de las infecciones dentales más comunes, lo cierto es que la genética sí puede afectar a nuestra boca, o, más bien, a su estructura.
Es probable que alguna vez hayas visto a una familia en la que tanto los padres como los hijos hayan tenido que llevar ortodoncia. Este hecho no es casualidad, sino que tiene una explicación genética: y es que tanto la forma de la mandíbula como la posición, tamaño y forma de los dientes pueden transmitirse de generación en generación.
¿Qué quiere decir esto? Que hay problemas dentales que sí se heredan. Es el caso de los dientes supernumerarios, una anomalía que nos hace tener dientes en exceso; la maloclusión dental, una alteración que provoca que los dientes no se alineen correctamente; y el labio leporino o paladar hendido, un defecto congénito que se manifiesta como una hendidura o separación en el labio superior o la parte superior de la boca.
Además, en el caso de la malposición dentaria, una patología que provoca que los dientes estén montados unos encima de otros o en posiciones incorrectas, la genética también puede jugar un papel fundamental, aunque existen otros factores que pueden llevar a su aparición.
La importancia del cuidado dental
A pesar de que la herencia genética puede hacer que suframos una u otra malformación dental, esto no significa que estos problemas no tengan solución. Al contrario, gracias a los avances médicos, todas estas afecciones pueden tratarse, ya sea con una operación, con una ortodoncia o con medicación.
Por ello, es importante que acudamos a un ortodoncista para que nos dé un diagnóstico y una solución para nuestro problema. De igual manera, para mantener una boca sana es imprescindible que tengamos un estilo de vida saludable y una buena higiene bucal, ya que esto nos ayudará a prevenir la aparición de caries, enfermedades periodontales o cánceres dentales.
La genética puede hacer que estemos más predispuestos a sufrir este tipo de afecciones, pero si te cepillas correctamente los dientes, reduces la ingesta de azúcar y alcohol y eliminas el tabaco de tu vida, podrás reducir el riesgo de que aparezcan.
Además, es recomendable que acudas al dentista de forma regular, tanto para chequear tu boca como para realizar una limpieza dental profesional. De este modo, podrás mantener una dentadura sana, incluso cuando tus genes luchen por lo contrario.