Prohibir fumar en la calle incluso con distancia de seguridad: un debate que divide a la sociedad en pandemia
El Ministerio de Sanidad ya prohibió fumar en la calle siempre y cuando no hubiera distancia de seguridad, pero ahora el debate es otro: ¿Debe vetarse también cuando existan los dos metros de rigor?
Los expertos han avisado de que el SARS-CoV-2 también se puede expandir mediante aerosoles, y ahí el humo del tabaco tendría muchas papeletas para ser el vehículo perfecto para el virus
Fumar en la calle está prohibido... si no existe la distancia interpersonal de dos metros. Esto, en la práctica, hace imposible controlar el cumplimiento de dicha medida. Además, cada vez existen más evidencias de que el coronavirus también se pueda transmitir por aerosoles además de por gotículas,es decir, por el aire que expulsamos y que permanece en el ambiente durante un tiempo.
Para cumplir mejor la normativa y evitar más contagios, algunas comunidades autónomas ya han empezado a endurecer las medidas contra el tabaco y el vapeo en la calle y asociaciones antitabaco han pedido la ampliación a toda España. Te explicamos cómo está la situación actualmente y qué dicen los científicos al respecto.
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La administración: Canarias y Baleares, pioneras
Fue el 28 de agosto cuando el gobierno de Baleares aprobó en su Boletín Oficial la prohibición de fumar en parques, terrazas y jardines. Con o sin distancia de seguridad. Una prohibición que, en la práctica, llevaba a los fumadores a solamente poder fumar dentro de sus domicilios, bajo pena de sanciones de hasta 100 euros si incumplían la normativa en el exterior.
Por el camino entre aquel día de verano y hoy, el Ministerio de Sanidad junto con las Comunidades Autónomas aprobaron la prohibición de fumar en terrazas y vías públicas siempre y cuando no existieran los dos metros de distancia interpersonal. Una decisión que ha sido tildada de "ineficaz" por p
arte de la presidenta de Nofumadores.org, Raquel Fernández, y perjudicial para "los hosteleros que han dado el paso de prohibir fumar por completo en sus terrazas exteriores".
Ahora, con el repunte de casos por toda España, Canarias se ha sumado a lo aprobado por Baleares y ha decidido ampliar la prohibición a todos los espacios compartidos. Concretamente, impide a los
ciudadanos quitarse la mascarilla para fumar "mientras se transite por la vía pública". De este modo, a juicio de Nofumadores, "cuando las leyes son claras no es necesaria la intervención de los cuerpos de seguridad del estado", puesto que, tal y como está la legislación en el resto de España aplicada a los bares y restaurantes "solo se benefician los incumplidores, mientras que el resto de los clientes siguen teniendo que sufrir el humo de un cigarrillo y el miedo a la Covid19 sin poder reclamar de forma efectiva", se quejan.
Los hosteleros, en pie de guerra
Por su parte, el sector de la hostelería siempre se ha mostrado reacio a implantar este tipo de medidas en sus terrazas, donde ahora concentran gran parte de su facturación. Ya en agosto, con las primeras prohibiciones en comunidades autónomas, la patronal hostelera, en boca de su presidente, ya mostró su disconformidad porque las restricciones llegaban "en el peor momento posible, el más inoportuno y sin estar avalada por ninguna evidencia científica sobre que la exhalación de humo suponga contagio".
Además se basaban en el criterio de la Organización Mundial de la Salud: "La OMS no reconoce la posibilidad de contagio por el aire, solo en habitaciones cerradas, no ventiladas", decían. Y no les faltaba razón, porque la polémica entre la transmisión por gotículas y/o por aerosoles está servida.
Los científicos: puede haber transmisión por aerosoles
El pasado 5 de octubre, un grupo de más de 200 científicos publicaron un artículo en la prestigiosa revista Science en el que afirmaban que "existe una evidencia abrumadora de que la inhalación de SARS-CoV-2 representa una ruta de transmisión importante para la COVID-19".
Es decir, en contraposición de lo que siempre ha defendido la OMS, habrían demostrado que el virus se puede respirar mediante aerosoles, que son de un tamaño mucho menor que las gotículas. Si imaginamos un milímetro y lo dividimos en mil partes, cada una de ellas recibirá el nombre de micra. Las gotículas tendrían un tamaño superior a 5 micras, mientras que los aerosoles estarían por debajo de ese tamaño y hasta el cero. Por eso, al pesar mucho menos, son más volátiles y se pueden mover con más facilidad, a mayor distancia y favorecidos por las corrientes de aire, sobre todo en espacios sin ventilación o muy concurridos.
Esta mayor facilidad para desplazarse podría hacer que cambiara el paradigma actual de cómo se está luchando contra el coronavirus. Y los expertos firmantes del artículo ya lo advierten: "es mucho más probable que uno inhale aerosoles que una gotita, así que la atención debe centrarse en la protección contra la transmisión por el aire".
La Organización Mundial de la Salud, por su parte, nunca ha admitido la implicación de los aerosoles en la propagación de la covid-19. Para este organismo internacional las formas de contagio reconocidas son por contacto directo con otra persona infectada e inhalación de las gotículas que expide. Sin embargo, cada vez tiene más evidencias encima de la mesa de que habría un riesgo inherente y añadido en el hecho de expirar aerosoles contagiosos. Y, de ser así, el humo del tabaco podría convertirse en el Ferrari ideal para que el SARS-CoV-2 viaje de un punto a otro infectando a su paso.
Los técnicos: la 'barrera' de los dos metros
La distancia interpersonal de los dos metros, sobre todo a la hora de fumar en terrazas, parques, jardines, etc., podría dejar de tener sentido si los científicos que afirman la teoría de los aerosoles tienen realmente razón.
En un principio, estos 200 centímetros son una distancia más que suficiente para que las gotículas puedan caer al suelo o a una superficie víctimas de la gravedad y no lleguen hasta otra persona situada a esa distancia. Sin embargo, con los aerosoles esto no ocurriría así por la ligereza con la que podrían viajar por el aire.
Además, los aerosoles pueden permanecer en el ambiente durante más tiempo. Usando la analogía que utiliza el investigador español José Luis Jiménez los aerosoles se comportarían como el propio humo del tabaco cuando sale de un fumador: se encuentran con mayor densidad cuanto más cerca está de quien lo exhala, pero el olor y, por tanto, sus sustancias, llegan a quien está lejos de esa persona.
Si finalmente se termina demostrando la importancia de los aerosoles en la transmisión del SARS-CoV-2 implicará la modificación de numerosas medidas que se han tomado hasta ahora y tocará mejorarlas. Una de ellas puede ser, adelantándose a la evidencia científica, prohibir fumar en la vía pública con o sin distancia de seguridad y evitar ese vehículo de transporte de los aerosoles, pero el debate está abierto...