¿Cuáles son las consecuencias de no beber suficiente agua?
Beber poco o deshidratarse por una enfermedad hace saltar las alarmas en todos los órganos del cuerpo
El agua es vital para el organismo. En condiciones normales se podrían soportar tres días sin líquidos
En entornos extremos sin ingerir líquido no aguantaríamos más de quince horas como máximo
Un 75% del organismo humano es agua. Parece increíble porque al miramos a un espejo nada tenemos que ver con un cuerpo acuoso como el de una medusa. Mantenernos hidratados es tan importante para nuestra salud que las consecuencias de no beber suficiente agua resultan nefastas. Desde Uppers vamos a explicar qué pasa cuando el cuerpo no tiene suficiente agua.
Hay agua en las células, en los tejidos, en los huesos, en las articulaciones y en la sangre. Las tres cuartas partes del cerebro y el corazón se componen de agua. En los pulmones la proporción es aún mayor con un contenido del 83% y en el resto de órganos los porcentajes son parecidos. Por tanto, beber agua en una cantidad adecuada para mantener la hidratación es vital para todo el organismo; se lubrican las articulaciones y los huesos, regula la temperatura corporal y alimenta el cerebro y la médula espinal.
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En aquel momento en el que el cuerpo se deshidrata, se disparan las señales de alarma y cada órgano comienza a funcionar a bajo rendimiento para consumir la mínima cantidad de agua posible. En el cerebro, más bien en el hipotálamo, unos receptores sensoriales generan que se libere una hormona antidiurética que llega hasta los riñones. Esta hormona provoca acuaporinas, unas proteínas que tienen la función de regular el paso del agua a través de la membrana celular.
De este modo la sangre es capaz de retener más agua. Una alerta podría ser la coloración de la orina que se vuelve más oscura. Sin embargo, esto es solo sería la punta del iceberg. Ante una deshidratación que se prolonga varios días, las secuelas que se producen en el organismo pueden ser muy graves e incluso en situaciones extremas ocasionar la consecuencia más radical, la muerte.
Beber unos dos litros diarios
Los profesionales sanitarios siempre van muy por delante. Aconsejan beber unos dos litros cada día y consumir alimentos ricos en agua como los cítricos, el melón o la sandía. También se puede incrementar la ingesta de agua a base de infusiones o caldos suaves de verduras.
Ante ciertas enfermedades nos hacen extremar las precauciones sobre todo cuando estamos al cuidado de niños o personas mayores. Si por ejemplo se han contagiado de una gastroenteritis viral, se produce una inflamación o hinchazón en el estómago y en los intestinos que llega a generar diarrea y vómitos y por tanto una posible deshidratarse. En condiciones normales una persona puede soportar tres días sin líquidos, pero en entornos extremos el aguante máximo es de unas 15 horas.
A continuación, enumeramos algunas de las consecuencias que genera no beber agua suficiente:
- Deshidratación de la piel: ingerir agua en cantidad suficiente restaura los tejidos y proporciona elasticidad y jugosidad. A veces tendemos a usar demasiadas cremas cuando beber más agua sería la solución. La piel está deshidratada cuando al pellizcarla suavemente tarda en restaurar su forma original y queda una marca.
- Dificultad para mantener la temperatura corporal: con la falta de hidratación los grados suben. Por ejemplo, se nota el rostro caliente o se agrietan los labios.
- Estreñimiento: para la formación de las heces en el intestino grueso se elimina agua y los desechos se solidifican. Es necesario contrarrestarlo con una ingesta de agua generosa. Además, el estreñimiento continuado llega a provocar dolores abdominales y hemorroides.
- Calambres musculares: lo normal es que se deban al ejercicio, pero un nivel escaso de agua en los músculos provoca un desequilibrio en la proporción necesaria de electrolitos y minerales. Por este motivo siempre se recomienda mantener la hidratación cuando se practica un deporte o se está entrenando. Además, con la sudoración se pierde agua.
- Sensación de fatiga, cansancio y somnolencia: la falta de líquido directamente afecta a las células, que desaceleran sus actividades y generan menos energía. Si al agua necesaria se le añade la ingesta de frutas y verduras además de ayudar a incrementar la hidratación aportan azúcares que aumentan esa energía.
- Boca seca: en ocasiones la sequedad en la boca se asocia a la salud oral y a una inapropiada digestión de los alimentos. Descartando enfermedades con síntomas como la lengua seca y áspera, saliva espesa y viscosa, sensación de boca pegajosa y seca, dificultad para masticar, saborear o tragar, dolor o sensación de ardor en la boca o en la lengua, labios agrietados… con hidratación es posible solucionarlos.
- Migrañas: al consumir poca agua se dilatan los vasos sanguíneos lo que puede provocar intensos dolores de cabeza.
- Hipertensión: la falta de líquido también reduce el volumen de sangre que circula por los vasos sanguíneos con lo cual la presión arterial se eleva. El agua mejora la circulación, reduce la acumulación de toxinas y de otros componentes que, en exceso, también causan hipertensión.
- Problemas en los riñones: estos órganos se encargan de limpiar toxinas, urea y sales del organismo, si no pueden cumplir con sus funciones por escasez de agua aparecen, por ejemplo, cálculos renales.
- Aumento de peso: en ocasiones los síntomas que genera la red se confunden con los del hambre y se tiende a comer en vez de a beber. Cuando se sienta hambre es recomendable beber primero un vaso de agua. Además el líquido acelera el metabolismo y aumenta el consumo de calorías.
- Dolor articular: un 70% de los cartílagos es agua así que ante la escasez se genera dolor en las s articulaciones.