Camuflada al inicio como si fuera un catarro o una gripe, la enfermedad de Lyme o Borreliosis que trasmiten las garrapatas ataca a sus pacientes sigilosamente. Cuando llega el diagnóstico entienden el porqué de ese cansancio permanente o esos dolores de cabeza inexplicables entre muchos otros síntomas que les impedían desempeñar las rutinas diarias.
Todo famoso que la ha sufrido, lo ha desvelado en público consciente de su gravedad y de la importancia de una detección a tiempo para su tratamiento. Desde Uppers vamos a explicar qué es la enfermedad de Lyme, qué secuelas deja la enfermedad de la garrapata, cuáles son los tratamientos y quiénes la han sufrido en primera persona.
El nombre se lo debe a Lyme, un pueblo estadounidense del estado de Connecticut ubicado entre Boston y Nueva York, donde se tiene constancia del primer brote provocado por este ácaro en 1977. Desde la Asociación de Lyme Crónico de España (ALCE) informan de que la enfermedad es una infección que afecta a multitud de órganos del cuerpo “con manifestaciones principalmente dermatológicas, reumáticas, neurológicas y cardíacas”.
Esta infección “la causa una bacteria, la espiroqueta Borrelia burgdorferi sensu lato”, que transmiten las garrapatas infectadas al picar a los humanos. Lo habitual es que la Borrelia se encuentre en roedores salvajes, en ciervos o en venados. Habita en lugares de montaña, boscosos, en los pastos y en la vegetación muy tupida cuando las temperaturas empiezan a templarse y sobre todo en verano.
Por ejemplo, los montañeros ponen un cuidado extremo en proteger su piel totalmente con vestimenta adecuada. Emplean colores claros y repelentes con los que también se impregna la ropa. Al finalizar cada travesía revisan a fondo su cuerpo y su cuero cabelludo para asegurarse de que no les ha picado ninguna porque las garrapatas se adhieren a áreas difíciles de ver, como las ingles, las axilas y el cuero cabelludo durante 36 o 48 horas o más. Así transmiten la bacteria.
La mayoría de las veces los humanos no se infectan. El problema es que cuando sí se ha producido esa infección por la bacteria es difícil de diagnosticar porque esa picadura puede haber pasado inadvertida. Un tratamiento temprano con antibiótico evitaría muchas de sus secuelas. Además, en ocasiones los síntomas se manifiestan incluso al cabo de los años.
Según detalla ALCE, “si la infección no es reconocida y tratada a tiempo se puede cronificar dando lugar a la enfermedad de Lyme crónica”. La llaman “la gran imitadora” porque sus síntomas, que son persistentes e incapacitan a todo aquel que la padece, se confunden con la “Esclerosis Múltiple, Lupus, enfermedad de Crohn, Síndrome de Fatiga Crónica, Fibromialgia, Alzheimer o Esclerosis Lateral Amiotrófica”.
Con la picadura de una garrapata infectada, la bacteria “Borrelia entra en el organismo y se produce un periodo de incubación de entre 7 y 10 días”, explican en ALCE. A continuación, la enfermedad evoluciona mostrando diversos síntomas o ninguno según cada persona. Lo normal es que primero aparezca el Eritema migratorio, “un sarpullido macular que se extiende poco a poco”. Crece durante varios días y al tacto se siente caliente, no suele doler ni pica.
En muchos casos no se es consciente de la picadura de la garrapata o no aparece ese Eritema. Además, los primeros síntomas se parecen a los de una gripe común con fiebre, malestar general, escalofríos, dolor muscular, de cabeza o de articulaciones, sudores, cansancio, fatiga, debilidad e inflamación de los ganglios linfáticos. Mientras, la bacteria empieza a propagarse por el cuerpo hasta que infecta diversos órganos varias semanas o varios meses tras la picadura. Se extiende de forma generalizada a las articulaciones, al corazón y al sistema nervioso. A los dolores en las articulaciones y a la fatiga, se suman otros síntomas:
Probablemente, ante estos síntomas, todavía no se sepa la causa real, con lo cual no se frena el avance de la infección que está produciendo la bacteria Borrelia con el tratamiento de antibióticos que se necesitaría. “Tras meses o años después de la picadura de garrapata. Si no se recibió tratamiento en la etapa inicial o si este fue insuficiente, la enfermedad de Lyme puede evolucionar hacia la enfermedad de Lyme crónica”, adelantan desde la asociación.
La bacteria se ha diseminado por todo el organismo y los síntomas afectan a múltiples sistemas, llegando a ser altamente incapacitantes: artritis permanente; fatiga extrema; problemas neurológicos, cardiacos, de memoria y de visión; alteraciones gastrointestinales; o múltiples intolerancias alimentarias. La calidad de vida por tanto va disminuyendo a la par.
Los antibióticos ya no hacen efecto contra la bacteria y los síntomas se vuelven crónicos. “Además, a menudo los pacientes son diagnosticados erróneamente con otras enfermedades como Síndrome de Fatiga crónica, Fibromialgia, Esclerosis múltiple, enfermedad de Crohn, Lupus, Hipertiroidismo, Alzheimer y Esclerosis lateral amiotrófica, entre otras”, dicen en ALCE.
Es evidente que la enfermedad es de gran relevancia, con lo cual, muchos personajes públicos que la han padecido o se les ha hecho crónica lo han trasmitido a través de sus redes sociales o lo han contado a los medios de comunicación. La cantante Avril Lavigne explicó en 2015 que la enfermedad de Lyme “le había postrado varios meses en cama”.
En enero de 2020 Justin Bieber desveló a sus seguidores de Instagram que también se la habían diagnosticado. Desde hacía un tiempo que sus fans le decían que estaba demacrado y su aspecto no era saludable, de modo que el cantante declaró en un post que además de la enfermedad de Lyme había tenido una mononucleosis “que ha afectado a mi piel, a mis funciones cerebrales, a mi energía y mi salud en general”. Incluso adelantó que su intención era contar en breve lo que había vivido a través de una serie documental en YouTube para que muchos se familiaricen con esta infección bacteriana y poder diagnosticarla a tiempo antes de que sea tarde y no tenga cura.
El actor Ben Stiller o la actriz Jamie Lynn Singler han vivido una experiencia parecida, al igual que la piloto española Laia Sanz. En diciembre de 2020 informó de que “se había recuperado de la enfermedad de Lyme justo a tiempo de preparar su próximo Dakar”.
El actor Alec Baldwin reveló al New York Times en 2011 que le había picado una garrapata en dos ocasiones, en 2000 y en 2002, causándole graves síntomas. La enfermedad no ha desaparecido, pero sí ha remitido bastante de modo que en su familia se han vuelto muy cuidadosos sobre todo con sus animales de compañía que siempre pueden coger garrapatas.
Otro de los actores que contrajo la enfermedad de Lyme es Richard Gere. Le picó una garrapata en Nantucket, una isla estadounidense ubicada a unos 50 kilómetros al sur de Cape Cod en el estado de Massachusetts. En 1999 se le hinchó una rodilla, antes había tenido diversos síntomas y al final averiguaron a qué se debía. Incluso tuvo que retrasar el rodaje de la película Otoño en Nueva York, que después protagonizó con Wynona Ryder. En una entrevista el actor detalló que, tuvo “mucha suerte de que fuera diagnosticada a tiempo y tratada con antibióticos fuertes”.
La cantante Thalía permaneció en cama cinco meses a causa de la enfermedad que empezó en la última etapa del embarazo de su hija Sabrina. Le supuso no poder cuidar de ella nada más nacer. En un medio contó que “literalmente pensé que me estaba muriendo. No puedes controlar el dolor de ninguna forma. Te ataca a todos los niveles: a veces pierdes el habla, afecta a tu cerebro y casi no puedes moverte. Ni siquiera levantarte de la cama”. Con todo ello, “se puede tratar con éxito si uno se informa bien”.