El síndrome del intestino perezoso es una afección muy extendida entre la población que hace referencia a un tránsito intestinal lento, débil o parado que provoca estreñimiento.
Este problema suele afectar a las personas con digestiones lentas y, además de impedir que puedan hacer de vientre de forma adecuada, puede ocasionar otras incómodas complicaciones, como hemorroides, deposiciones dolorosas, gases e incluso dolor abdominal, distensión y náuseas. Asimismo, es frecuente que las personas que padecen este síntoma experimenten una sensación de saciedad y tengan un mal aliento matutino como consecuencia del gas intestinal.
El síndrome del intestino perezoso puede surgir por una gran variedad de factores, aunque en la mayoría de las veces aparece por razones no patológicas. No obstante, normalmente las personas con edades avanzadas tienen más probabilidades de padecerlo que los jóvenes, así como aquellos que siguen un estilo de vida poco sano.
Uno de los mayores factores de riesgo que puede propiciar la aparición de este síndrome es el sedentarismo, ya que el ejercicio físico es vital para activar el intestino. Además, las personas que siguen una mala alimentación, con una dieta baja en fibra y rica en proteínas animales y productos ultraprocesados, también corren un mayor riesgo de sufrirlo, así como aquellos que no beben suficientes líquidos.
El uso de medicamentos, como los opioides, pueden retrasar nuestra digestión, favoreciendo la aparición de este síntoma. Lo mismo ocurre con las personas que toman laxantes durante un largo periodo de tiempo, que pueden tener problemas para defecar sin ellas porque el peristaltismo se ha acostumbrado a su uso.
Asimismo, algunas enfermedades, como el síndrome del intestino irritable, la diabetes, el hipotiroidismo, las lesiones nerviosas y algunos tumores, también pueden favorecer la aparición del síndrome.
Si se padecen los síntomas del síndrome del intestino perezoso, es importante que el paciente acuda cuanto antes al médico para que pueda diagnosticarnos y descartar otras enfermedades, ya que el tratamiento que deberemos seguir dependerá de la causa que genere la afección.
Aun así, a la hora de aliviar los síntomas del síndrome del intestino perezoso, es recomendable cambiar el estilo de vida y la alimentación para reactivar de nuevo los intestinos. Para ello, los pacientes deben introducir poco a poco mayores cantidades de fibra en su dieta, aumentando el consumo de frutas y verduras y apostando por pan y arroces integrales. De igual manera, también será recomendable beber más líquidos y reducir la ingesta de carne y alimentos procesados.
Al ser el sedentarismo uno de los principales factores de riesgo del síndrome del intestino perezoso, también se recomienda practicar más ejercicio. En este caso, lo ideal sería hacer ejercicio de forma diaria y caminar, como mínimo, una hora al día. Consumir laxantes naturales, como el kiwi o té verde, ingerir probióticos naturales, como el kéfir o el yogur natural, o cambiar la postura en el baño también puede ayudarnos a reducir el malestar.