Adiós a las residencias de personas mayores: así te van a cuidar dentro de una década
La mayoría estaremos en casa hasta el final
Vivirás en grupos de menos de 15 personas con habitación propia y espacios comunes solos para el grupo
Tus hijos o nietos podrán comer y alojarse en la residencia
Solo el 4% de las personas que viven en residencias declaran estar allí por voluntad propia, pero si llegas a los 80 años, tienes un 25% de posibilidades de entrar en una... y no salir. No temas, los expertos en servicios sociales han dibujado un futuro que no pinta tan mal para cuando necesitemos que nos echen una mano.
Una utopía con los pies en el suelo
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Gustavo García, Jose Manuel Ramírez, Ana María Aranda y Andrés Rueda llevan estudiando y trabajando a pie de calle el mundo de las residencias desde hace décadas. Tras lo ocurrido en la pandemia, el modelo de atención a los más mayores está obligado a cambiar y ellos, como expertos, presentan "una propuesta pensada en la utopía, pero con los pies en el suelo, y viable incluso económicamente", explica Gustavo García. Estas son las claves del nuevo modelo de cuidados que proponen.
Vivir y morir en casa
Es lo que quiere todo el mundo. Frente a la opción tradicional de llevar la persona a un centro para que pueda ser atendida, la alternativa de llevar a tu casa todos los servicios y apoyos que necesites para seguir viviendo con dignidad.
"El modelo tradicional ofrece a las personas elegir entre una oferta muy reducida y compartimentada de servicios (ayuda a domicilio, teleasistencia, centro de día, residencia), algunos de los cuales son compatibles, pero otros no", explica Gustavo. "En lugar de optar por uno y otro servicio, habría que proporcionar las atenciones que necesite una persona, utilizando recursos de los diferentes servicios; un plan auténticamente personalizado. Y que este plan tenga capacidad de adaptarse a los cambios de las necesidades de la persona. Sólo así la alternativa de permanecer en su propia casa será una realidad".
Si no hay más remedio, en una residencia, pero distinta
Pero si no puedes seguir viviendo en tu casa, habrá que ir a otro sitio. Lo que proponen los autores es que en lo posible puedas trasladar tu vida a otro lugar. Para ello lo primero es que no esté lejos de donde vives. Las nuevas residencias deberían estar en los centros urbanos, cercanos a los lugares donde hemos vivido siempre, y donde podamos hacer más o menos lo mismo que veníamos haciendo hasta entonces, desde comprar el pan, a tomarse una caña en el bar.
Dentro de las residencias la idea es construir pequeños hogares, de menos de 15 personas, que permitan la intimidad pero también la convivencia. Tendrías tu espacio privado(proponen un 75% de habitaciones individuales), y otro para relacionarte con los demás y donde realizar las actividades en grupo que puedan surgir y te apetezca hacer. Una idea novedosa es que puedas compartir esos espacios con familiares, amigos o conocidos que también requieran cuidados.
Abrir las puertas
Tus amigos y familiares podrán visitarte siempre que quieran, podrán comer e incluso dormir en tu habitación o en espacios de la residencia que se podrán reservar. Se trata de abrir las residencias al exterior, y de integrarlas en la sociedad proporcionado recursos nuevos no sólo a los residentes, sino también a los vecinos.
La vida continúa
La idea de los expertos es que el cambio de domicilio no sea el final del trayecto vital, sino una continuación. Para ello, en las nuevas residencias se valorará especialmente que cada uno de nosotros tengamos a un profesional de referencia, un cuidador que conozca nuestra historia de vida, nuestras preferencias, nuestra red social, nuestro historial médico, y con el que podremos organizar cómo queremos que sea nuestro plan de vida en el centro y fuera de él, según nuestras preferencias y nuestras capacidades, las económicas incluidas. "No solo vivir, sino motivos para vivir, y que no sea la persona quien se tenga que adaptar a la vida colectiva en una institución, sino que sea el centro o el servicio el que se adapte a las expectativas y deseos de cada persona", explican desde la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, responsable del estudio.
¿Se puede hacer?
La verdad es que sobre el papel pinta muy bonito, pero ¿es viable con las pensiones españolas? "Con 1.100 euros de pensión media, una gran parte de la población española no podría disfrutar de este modelo", reconoce Gustavo García.
"Está claro que tiene unos costes, pero hablamos de cómo queremos que nos cuiden en el futuro", dice García. "Este modelo puede costar entre 2.000 euros 2.400 euros en su desarrollo". En este sentido, afirma que "la mayor parte de las medidas que propone este informe no suponen un incremento de costes". No parecen costes disparatados si tenemos en cuenta que por el modelo actual se están pagando más de 1.800 euros en las plazas públicas y más de de 3.000 euros en residencias privadas y concertadas.