Rojez, picor e inflamación. Son algunos los síntomas de la rosácea. Una enfermedad dermatológica crónica que sufren dos millones y medio de españoles, entre ellos Paula Vázquez y Dani Martín. La presentadora ha sido la última en hacer público que padece esta afección. "Para él (Dani) no es ningún inconveniente. Sin embargo a mí sí que me molesta. Aunque aprendo a vivir con ella", comentaba en sus redes Vázquez.
Aparece en la zona central de la cara y afecta por igual a mujeres y a hombres, en su mayoría de entre 45 y 60 años, según refleja un estudio reciente publicado por 'British Journal of Dermatology'. Conocida como 'el rubor que no desparece', se caracteriza por cursarse con brotes que se relacionan con los cambios de temperatura, el estrés y con determinados alimentos picantes o muy condimentados.
"Sólo el 1% de las personas que la padecen tienen un diagnóstico médico. El desconocimiento de los síntomas, e incluso de la enfermedad, son los principales motivos de este infradiagnóstico" explica el Dr. Miguel Sánchez Viera, director médico y dermatólogo del Instituto de Dermatología Integral.
Precisamente este desconocimiento y el hecho de que los síntomas no se presenten todos a la vez, sino que aparezcan y desaparezcan en determinadas épocas provocan que la mayoría de pacientes no acudan al dermatólogo. "Antes de acudir a la consulta muchos han tratado en balde de controlar los signos con remedios caseros o con tratamientos para un síntoma aislado", apunta el médico.
Las mejillas, la nariz, la frente y el mentón son las áreas más afectadas por esta enfermedad. "Enrojecimiento, arañas vasculares, tirantez, quemazón y granos inflamados son los síntomas más comunes, que sin un correcto tratamiento se pueden transformar en edema, dolor, engrosamiento de la piel y deformidad de la nariz" advierte Sánchez Viera.
Al ser una enfermedad presente en una zona tan expuesta como la cara, acarrea inseguridades y vergüenzas a los que la sufren. Nueve de cada diez enfermos asegura tener problemas de autoestima e interacción con otras personas, según revelan los datos de la 'National Rosacea Society', que apuntan, además que al menos uno de cada dos enfermos ha faltado algún día al trabajo por una crisis.
"Esto se debe a que su sintomatología está asociada muchas veces a personas que beben, por la presencia de las arañas vasculares, o que no cuidan su imagen e higiene en exceso, por la aparición de los granos y por tener la piel seca y roja" explica el director del Instituto de Dermatología Integral.
Los tratamientos relacionados con la rosácea permiten a los pacientes sufrir menos brotes y que se espacien más en el tiempo. En los casos más leves una crema bastará para su control. "Estos fármacos disminuyen la inflamación y tienen una acción antibiótica y bactericida", apunta Sánchez Viera. En casos más graves habrá que recurrir a antibióticos y retinoides orales.
Por otra parte, los láseres actuales permiten controlar e incluso detener la evolución de la rosácea. "La terapia biofotónica es el tratamiento más novedoso para esta enfermedad. Con ella conseguimos una disminución del eritema, arañas vasculares y pápulas y pústulas y una mejora en la calidad de la piel, que presenta menos tirantez y ardor", concluye el doctor.