El sistema óseo es el esqueleto de nuestro cuerpo. Un duro armazón que protege y apoya los órganos vitales y hace posible el movimiento. Esta armadura no es invencible, hay que engrasarla y mimarla porque es única. Tienes que saber por tanto cómo cuidar de los huesos.
El doctor Francisco Baixauli García, especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología y vocal de Sociedades Afines SECOT (Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología) nos pone sobre aviso y nos da las pautas sobre cómo cuidar el sistema óseo. “Tanto en hombres como en mujeres, el envejecimiento paulatino, la disminución de la actividad física e incluso el abandono de una alimentación equilibrada provocan una disminución de la resistencia ósea”, explica el doctor Baixauli.
En la médula ósea de los huesos se generan las células precursoras de la sangre, pero “con la edad se va produciendo una merma en la producción de las células sanguíneas y este tejido hematopoyético es sustituido por grasa”, apunta Baixauli.
Todo ello, continúa Baixauli, “a la larga, se traduce en una pérdida significativa de la calidad de vida, en un aumento de la morbilidad, con el consiguiente aumento de recursos sanitarios y, al final, en un aumento de la mortalidad”.
Nuestro armazón óseo no es el mismo a los veinte que a los sesenta. Al cumplir años también soplan las velas los huesos porque envejecen. Dice Baixauli, que “sobre todo a partir de los cincuenta; van perdiendo masa ósea y se va deteriorando su microarquitectura”. La consecuencia, añade, “es la pérdida de resistencia y de elasticidad, lo que aumenta gradualmente el riesgo de fractura”. Además, cuando un hueso se rompe, “la consolidación o unión de dicha fractura también se enlentece”, constata Baixauli.
En esto de cumplir años, el sexo femenino sale perdiendo. La evolución del sistema óseo es similar en hombres y mujeres mientras ambos se encuentran en época fértil. Pero, cuando en las mujeres se interrumpe la regla con la llegada de la menopausia, los cambios hormonales aceleran el incremento de su fragilidad ósea.
El doctor Baixauli nos dibuja el patrón a seguir sobre cómo cuidar de los huesos, principalmente cuando nos vamos acercando a esos cincuenta años, siempre con el sol como protagonista:
La alimentación hay que seguir cuidándola y el menú mediterráneo es el idóneo. El doctor hace hincapié en que, “a menudo, a partir de la menopausia en las mujeres, es necesario tomar una ingesta mayor de vitamina D y calcio a través de la dieta”. Se trata de consumir productos lácteos, cereales, zumos enriquecidos, pescados grasos como el salmón, el atún y la caballa, quesos, huevos o champiñones. Además, sigue insistiendo en que, “en la medida de lo posible, hay que salir al exterior para que nos de la luz solar en la piel”.
En ocasiones, con la alimentación no es suficiente. Tras someter a una persona a diferentes medios diagnósticos, ante el riesgo de padecer fracturas, “el profesional sanitario puede instaurar un tratamiento farmacológico individualizado con medicamentos a base de suplementos de calcio y vitamina D”, apunta.
El envejecimiento es el causante de las principales enfermedades que desarrollan los huesos porque al cumplir años disminuye la calidad y la resistencia ósea. En un primer grado está la osteopenia, que es la pérdida de densidad mineral ósea con respecto a lo normal. En el nivel más avanzado se genera la osteoporosis donde se produce una mayor pérdida de dicha densidad ósea. Aquí disminuye de forma importante la resistencia y por tanto aumenta el riesgo de sufrir fracturas.
Las enfermedades óseas son más frecuentes y aparecen antes en mujeres que en hombres. El doctor puntualiza que, “desgraciadamente, no se pueden evitar al 100%, ya que la disminución de la calidad ósea está intrínsecamente relacionada con el sexo (más en mujeres) y con la edad (envejecimiento)”.
Sin embargo, no hay que olvidar que una calidad de vida y alimentación adecuadas desde el principio “pueden mitigar enormemente las complicaciones como consecuencia de este proceso natural”. Siempre estamos a tiempo de modificar y mejorar nuestros hábitos, aunque cuanto más se retrasen, el efecto sobre la calidad ósea será menor. De todos modos, al llegar a edades más avanzadas, “es fundamental la intervención de un profesional que diagnostique pronto la fragilidad e instaure el tratamiento farmacológico pertinente para reducir el riesgo de las fracturas”.