Saunas y baños turcos: consejos a tener en cuenta para evitar riesgos imprevistos
La sauna no adelgaza, pero sí tiene beneficios para el cuerpo, aunque también comporta algunos peligros que hay que evitar.
Dice un proverbio antiguo que en la sauna se evapora hasta la ira. Y es que este medio de relajación ofrece incontables ventajas: desintoxica la piel, purifica el organismo, dilata los bronquios, regula la presión sanguínea, mejora el ritmo cardíaco y circulatorio. Sin embargo, para sacarle el máximo provecho y evitar posibles riesgos hay que conocer muy bien su funcionamiento y si se tiene alguna duda sobre la conveniencia de su uso, se debe pedir consejo médico.
La sauna se toma en cuartos de madera, tanto sus paredes como los asientos, que contienen una estufa alimentada originalmente con leña, hoy con electricidad o gas. Ésta calienta piedras, a las que se arroja agua para generar vapor, intensificar el calor y estimular la transpiración. El calor dilata los vasos capilares de la piel para mantener la presión sanguínea, que en un principio tiende a disminuir. El ritmo cardiaco aumenta hasta multiplicarse por dos y hasta por tres. Esto se traduce en un incremento de la circulación en la superficie de la piel, parecido al que se origina cuando caminamos rápido. A día de hoy contamos con dos tipos de saunas que aportan diferentes beneficios a nuestro organismo.
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Saunas tradicionales
- Mejor respiración: El aire caliente y húmedo puede desbloquear los conductos de aire como la nariz y la garganta. Por lo tanto, es recomendable para encontrar alivio de los síntomas de enfermedades tales como: resfriados, sinusitis y algunas alergias.
- Mejora la hidratación de la piel: Para las personas que tienen la piel más seca, la sala de vapor puede ayudar a aliviar estas condiciones. La humedad del aire y la humedad ayuda a abrir los poros. Los baños turcos también promueven la producción natural de aceite de la piel para que se pueda salir de la sauna con un aspecto fresco y radiante.
- Un sueño profundo: Después de una sesión en la sauna, el cuerpo se enfría y la sensación relajante del calor favorece un buen sueño nocturno.
Saunas de infrarrojos
- Desintoxicación: La sauna de infrarrojos proporciona una mejor desintoxicación en comparación con una sala de vapor. Los infrarrojos mejoran el flujo sanguíneo y liberan toxinas a través de la transpiración.
- Pérdida de peso y celulitis: El aumento de la sudoración en una sauna infrarroja favorece un metabolismo más rápido y la pérdida de peso en el agua produce una figura más delgada.
- Confort y relajación: Dado que los saunas infrarrojos emiten menos calor que los baños de vapor, la gente a menudo los encuentra más relajantes.
El baño turco o de vapor, también llamado hammam, se trata de un baño de calor húmedo en el que la temperatura no es uniforme; en el suelo hay entre 20 y 25 grados, a metro y medio unos 40 grados y otros 50 grados a la altura de la cabeza. Además, tiene una humedad relativa del 99%, que produce la clásica neblina. En estos habitáculos el calor se genera gracias al agua caliente que circula a través de cañerías y radiadores ubicados en las paredes de las salas.
¿Cómo prepárate para una sauna o baño turco?
- La limpieza es clave. Es importante para comenzar ducharse con agua templada, así prepararas la piel para el proceso que viene.
- Para mejorar la adaptación es recomendable sentarse en el banco inferior para empezar a sudar entre 10 y 15 minutos aproximadamente. Posteriormente podrás ubicarte en el banco superior y relajarte durante 10 minutos más.
- Abrígate, al terminar no olvides que debes ir sin estrés para que puedas tener un proceso de recuperación progresivo. Se recomienda no realizar ejercicios intensos o bruscos y permitir que naturalmente la tensión de tu cuerpo se vaya normalizando.
- La hidratación, es otra de las variables claves en el proceso. Se debe tomar sorbos de agua o alguna bebida isotónica, ya que podemos perder hasta dos litros de agua en el proceso natural que realiza el cuerpo para eliminar las toxinas, por ello es muy importante hidratarse antes y después.
- El tiempo. Hay que tener en cuenta que las temperaturas de las saunas finlandesas oscilan entre los 80 y 100 grados centígrados (en las saunas infrarrojas la temperatura es mejor, como máximo de 60 ºC puesto que el calor es mucho más focalizado). Si bien no te quemas por la humedad, hay que cuidar la piel de los excesos, y no se deben tomar más de 2 sesiones por día y no más de 3 a la semana.
- Cuidado con la comida. Antes de entrar a la sauna o baño turco no te excedas con la comida.
- Cuida la temperatura. Es recomendable ponerse en estado horizontal o sentarse con los pies subidos para que todo el organismo logre la misma temperatura. Al salir permanece unos minutos tranquilo en el exterior. Es ideal dar un suave paseo al aire libre para aclimatar y enfriar las vías respiratorias.
- No se debe consumir alcohol ni antes ni durante el uso de la sauna, ya que se ha demostrado que el consumo de alcohol durante un baño de sauna aumenta significativamente el riesgo de padecer hipotensión, arritmias u otras complicaciones cardíacas que podrían poner en peligro su salud.