Un 8% de la población en España sufre problemas auditivos. La mitad de ellos se podrían haber prevenido si se hubiesen tratado a tiempo. Si se hubiese hecho caso a los síntomas. A partir de los 45 años se debería realizar una revisión anual, como ocurre con la vista, para que, si existe un problema, se pueda tratar a tiempo. Según el último Informe sobre Sordera y Pérdida de la Audición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), si no se adoptan medidas, en menos de 30 años, el número de personas afectadas podría alcanzar los 900 millones de personas en todo el mundo. En el Día Mundial de la Audición, hablamos con José Luis Blanco, Jefe de audiología de Oticon, para que nos explique qué signos no podemos dejar pasar, qué hacer cuando empezamos a notar ligeras pérdidas y lo último en audífonos.
El envejecimiento y la exposición a ruidos fuertes son las dos principales causas de pérdida auditiva. "A partir de los 50 o 55 años es normal que se empiecen a ver pequeños síntomas muy leves. Sin embargo, lo que de verdad causa un envejecimiento prematuro de nuestra audición es el nivel de ruido al que estamos o hemos estado expuestos durante nuestra vida, ya sea por motivos de ocio o de trabajo", explica Blanco.
Identificar este problema no suele ser fácil, no por falta de señales sino por la negación a que la patología existe. "Sigue existiendo un estigma enorme en todo lo que rodea la sordera, tanta que muchos pacientes cuando acuden a consulta es demasiado tarde y ya ni los audífonos cumplen su función". Por eso, antes de que te conviertas en uno de ellos, hay dos signos muy claros que, según el doctor, son determinantes a la hora de decidir ir a ver a tu médico.
"El primer indicativo para saber que te enfrentas a un problema serio es cuando empiezas a preguntar 'qué' más veces de lo habitual. Cuando hay varias personas hablando o cuando subimos un poco más la tele y no somos capaz de distinguir los sonidos y nos perdemos, ahí debemos alarmarnos". El cerebro está empezando a recibir información incompleta en algunas áreas frecuenciales y por lo tanto hay claves del habla que no se están recibiendo de manera adecuada.
Otro de los puntos de inflexión está relacionado con el teléfono móvil. "Cuando tus hijos o sobrinos te avisan de que está sonando en la habitación de al lado y tú ni siquiera te das cuenta, háztelo mirar". Esto se debe a que lo primero que se pierde es la apreciación de las frecuencias más altas, aunque en una conversación de tú a tú no tengas problema, puede que estés esquivándolo.
Además de evitar exposiciones a ruidos fuertes, que como ya hemos explicado favorecen un envejecimiento prematuro de nuestro oído, hay algo más que podemos hacer para cuidarlo, sobre todo cuando atravesamos procesos catarrales. "Muchas veces cuando cogemos frío nos duelen los oídos y nos parece lo normal, no le prestamos demasiada atención, pero si no se cura bien y esos problemas se prolongan en el tiempo, pueden producir causas irreparables, mientras que si visitamos a un especialista tienen una solución médica factible". Además, en la higiene diaria debemos tener en cuenta dos cosas: por un lado, evitar utilizar bastoncillos de los oídos, por otro, nunca lavarlos con agua fría y secarlos bien en caso de que entre.
Si aún habiendo tomado todas estas medidas, el problema aparece, el tratamiento es fundamental y se hace a través de los audífonos. Hay que eliminar los prejuicios. Cuando empezamos a ver mal de cerca, nos ponemos gafas. Esto es lo mismo. Si empezamos a oír mal, deberíamos normalizar el uso de aparatos. "El problema es más grave de lo que pueda parecer. El hecho no oír va aislando a la persona que lo sufre, empieza a dejar de interactuar y se va produciendo un deterioro cognitivo muy marcado. Está demostrada la relación entre pérdida auditiva moderada no tratada con problemas de Alzheimer o demencia", explica el experto.
Pequeños y ajustables y discretos. Puede parecer que estemos hablando de unos cascos de nueva generación, pero no es así, aunque su funcionalidad puede ser muy similar. Así son los audífonos de nueva generación. Inalámbricos, de pinganillo y capaces de conectarse por bluetooth con nuestro móvil para escuchar música o ver una película. "Estos aparatos siguen siendo un tabú porque la gente no se da cuenta de que los demás lo llevan, por eso se tiende a pensar que vas a ser el único o que solo son necesarios a una edad muy avanzada".
Sin embargo, son fundamentales ya que, además de permitir la comunicación con nuestro entorno, previene, como comentábamos anteriormente, los problemas cognitivos y mantiene despiertas unas áreas importantes de nuestro cerebro. "Debemos meternos en la cabeza que se nota más la perdida auditiva que el hecho de usar audífonos. El otro problema que estamos teniendo es que la gente espera estar mal para ir al médico y dicen que no son eficaces y no es así, cuando van ya es demasiado tarde", concluye el especialista.