Has visto que te han salido marcas de las venas en las piernas y ya lo das por hecho: son varices. Pero ten cuidado, al igual que no debes obsesionarte con su aparición, tampoco debes ignorarla. Debes acudir a tu médico o al especialista para que valore el grado en el que se encuentran, porque sí, existen varios grados y no todos requieren del mismo tratamiento. Pero atención, porque si pensabas que las varices solo eran cosa de las piernas, estás equivocado, también pueden aparecer en otras zonas del cuerpo.
Pero para empezar… ¿qué es eso de las varices? También se la conoce como insuficiencia venosa crónica, provocando que las venas se hinchen por una acumulación de sangre en ellas y se dilaten, por lo que no pueden cumplir del todo bien su función de flujo sanguíneo. Es muy frecuente verlas en mujeres a partir de cierta edad, pero no exime al hombre de padecerlas. Eso sí, dependiendo de su tamaño y aspecto, se dividen, según el cirujano vascular Armando Chocrón, en seis tipos distintos de varices.
Las varices de primer grado son las primeras en aparecer y no suelen suponer un problema más allá de simple estética. También se le suele llamar arañas vasculares porque son muy finas y a veces ni siquiera se notan del todo. Este primer grado de varices no tiene grandes síntomas, pero si puede generar sensación de pesadez o cansancio en las piernas. Cuando aparecen, es importante seguir las pautas de prevención para así evitar que empeoren con el tiempo, porque más allá de un problema estético, hay que recordar que es una patología que afecta a la salud.
Desde que se detecta el primer nivel es importante acudir a un especialista, porque pueden avanzar rápidamente hasta el segundo grado. Aquí la circulación sanguínea empieza a complicarse y las venas se dilatan más, por lo que empiezan a ser cada vez más visibles en las piernas. Además, a los síntomas del primer grado se le suman otros. Empiezan a aparecer dolores, calambres, se tiene esa sensación desagradable de hormigueo y también calor o picores en la zona afectada. Una vez en este segundo grado, sí o sí se debe estar bajo la supervisión de un especialista que trate la enfermedad.
Una vez pasada la segunda etapa, llega el tercer grado y las varices se empiezan a complicar porque las venas están cada vez más dilatadas y se notan mucho más a la vista. Además, los síntomas anteriores se agravan, produciendo mucha más hinchazón y edemas. En el cuarto grado, además de esos síntomas, el paciente empieza a notar cambios en el color de la piel. Según el doctor Chocrón, debido a la presión, la sangre empieza a salir y entra en contacto con la piel, y como los glóbulos rojos tienen hierro, pasa como con los metales: la piel se oxida y empieza mancharse.
Si se sobrepasa el cuarto grado se entra en el quinto o el sexto. La principal diferencia entre ambos es que cuando se producen las úlceras, en el quinto grado se mantienen cerradas, mientras que en el sexto sí se abren.
Una de las cosas más importantes según Chocrón, es el uso de medias de compresión y mantener hábitos que prevengan su desarrollo. Cuando aparecen varices en sus primeros grados, que aún no son demasiado graves, se utilizan técnicas como la esclerosante, a través de una inyección, o con tratamientos láser que vayan quemando las venas afectadas.
En los tipos de varices más graves, además de técnicas quirúrgicas que requieren pasar por quirófano y de una anestesia para extraer las venas, existe la microespuma. Según el especialista, esta técnica, además de quitar las venas más afectadas, también elimina las más pequeñas, como las arañas vasculares sin necesidad de pasar por quirófano.
Aunque principalmente se cree que las varices son cosas de las piernas, estamos equivocados. Pueden aparecer en otras zonas del cuerpo, como por ejemplo en los testículos, una molestia que sufre cerca de un 15% de los hombres y que aunque puede aparecer a cualquier edad, es más frecuente en adultos jóvenes. También tiene varios grados de afección, similares a los anteriores en las piernas. No suele presentar grandes síntomas más allá de alguna sensación de dolor, pesadez o calor. Es importante detectarlo porque puede causar infertilidad. Una vez detectado por el especialista, el tratamiento es bastante sencillo, dado que se requiere de una operación que no pone en peligro al paciente.
Las hemorroides, aunque las conocemos por ese nombre, también son varices que pueden surgir por la hipertensión venosa que causa las varices de las piernas. En las mujeres suelen desencadenarse por el embarazo al afectar a las venas uterinas por ese aumento de la hipertensión venosa, que impide el flujo de la sangre, presentando hemorroides en la zona.