El viaje de Gerardo por el virus desde el día uno de hospital hasta curarse: “El miedo era no volver a ver a mi mujer”
Gerardo ha superado el coronavirus después de estar ingresado 11 días en un hospital de Torrelodones (Madrid)
"Era una desesperación muy grande no poder dar un beso de despedida a mi mujer""
8 de abril. Gerardo (59) se encuentra en su casa, descansando y aislado en un cuarto que antes usaban sus hijas, ya independizadas. Ya ve una luz al final del túnel del coronavirus que, durante varios días, le hizo enfrentarse cara a cara a sus miedos, fantasmas y peores augurios. Este es el relato de un viaje con final feliz, un viaje que se inicia el 17 de marzo.
Aquel día por la tarde, sentado en el escritorio de su despacho, Gerardo, profesor de secundaria y director de un Centro de Educación de Personas Adultas en la Comunidad de Madrid, comienza a sentir los primeros síntomas. "Los días anteriores me quedaba frío trabajando pero, en un principio lo achaqué a estar parado; sin embargo, el 17 por la tarde ya me dio un pico de fiebre y el 18 me subió hasta los 38º. Ahí fue cuando le dije a mi mujer que nos aislábamos, porque ya empezaba a tener un poco de tos y lo de la fiebre era muy raro. Además, mi mujer toma medicamentos inmunodepresores y para mí era un riesgo que ella lo cogiera", nos cuenta.
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Después, el protocolo oficial: paracetamol, agua, y llamadas al teléfono habilitado por la Comunidad de Madrid. "Llamé el 19 por la mañana, me cogieron los datos, dijeron que me llamaría un médico y aún estamos esperando", dice.
"Pero yo me ahogaba, sentía que me faltaba el aire, que cuando me levantaba se me iba la cabeza, así que después de comer decidí que tenía que ver a un médico como fuera", y ahí llegó unos de los momentos más duros.
El adiós sin un abrazo o un beso de despedida
"Llevaba ya prácticamente una semana aislado en casa y viendo a mi mujer de lejos, pero cuando el domingo tomo la decisión de irme al hospital ya era muy consciente de que igual no volvía a verla, y el no poder despedirme fue terrible. Cuando entré en el coche me eché a llorar. Era una desesperación muy grande. No poder darle un abrazo ni un beso de despedida a la persona con la que llevas toda la vida y no atreverte a decirle que igual era la última vez que nos veíamos vivos... Para mí eso fue el verdadero bofetón de todo esto", confiesa Gerardo, al que se le saltan aún las lágrimas por la emoción contenida.
Con la voz entrecortada, Gerardo continúa contando su experiencia y su falta de temor ante la muerte. "Me he sentido con mucha serenidad espiritual, en el sentido de que tengo todo hecho: mis hijas se han criado, son independientes, tienen su vida, a mí no me falta de nada y soy afortunado en ese sentido. Que esto hubiera tenido una resolución más dramática no me daba miedo. La angustia ha sido, y es, que no había podido despedirme de mi mujer. En el hospital mis ratos malos era cuando pensaba en ella y el saber que si te meten en una UCI probablemente no sales y que no te has podido despedir. Es algo especial. Me sigue rompiendo. Cualquier tema lo llevo bien, pero el tema de la despedida aún me angustia".
De periplo por los hospitales de Madrid
Después de tomar la decisión, Gerardo se dirige en su propio coche al Hospital de Collado Villalba (Madrid), el más cercano a su domicilio. Sin embargo, los facultativos de urgencias del centro deciden no atenderle.
"No di por hecho que fueran a poner condiciones en unas circunstancias de estas, pero las pusieron. Allí me dijeron que como tenía una compañía médica diferente que lo sentían mucho pero que no me cubrían. Así que por las mismas cogí el coche y me fui al Hospital de Torrelodones y allí empezó el proceso de ingreso".
Una vez allí, comienza una batalla entre sus anticuerpos y las células infectadas por coronavirus. "Estuve tres o cuatro días en los que fui empeorando y te planteas que en cualquier momento te va a reventar el pulmón y te vas a tener que ir a la UCI, pero a mí eso no me daba miedo", explica. Sin embargo, pronto llegaría 'el milagro'.
Una ducha de agua fría 'milagrosa'
Si el agua nos está ayudando a combatir el coronavirus con tanto lavado de manos, en el caso de Gerardo también tuvo un efecto terapéutico fundamental para su recuperación, un antes y un después.
"El cuarto día allí tuve mucha fiebre y la enfermera me llamó por el telefonillo y me dijo que me diera una ducha de agua fría porque había que bajar la fiebre como fuera. Ese fue el punto más bajo. Después de esa ducha empecé a recuperarme, y de manera muy rápida. Ese día dormí bien, me bajó la temperatura y a partir de ahí me empecé a recuperar y no tuve más síntomas. Fue todo muy rápido. No te planteas ninguna cosa... En cuestión de horas cambió radicalmente todo. Pasé de 39 y pico a no tener nada de fiebre e ir dejando los síntomas poco a poco", detalla Gerardo.
Sobre el personal sanitario que le atendió, son todo loas y agradecimientos. "No he escuchado ni un reproche por parte de los sanitarios. Yo era de los pacientes tranquilos, pero el que estaba a mi lado era más complicado porque era pre-UCI, pero ellos ni una mala palabra, ni un mal gesto, ni un reproche. Para mí ha sido una lección de humanidad brutal".
El futuro
Ahora todos los días recibe una llamada del hospital para saber qué tal está. No sabe si le harán un test final para confirmar si ha dejado atrás esta pesadilla o no, pero Gerardo quiere ver el futuro con optimismo contenido.
"Ahora lo que deseo es que lleguen esos momentos en que te puedas reunir con la gente. Que llegue Navidad y que volvamos a reunirnos todos. Salir a tomar el sol y dar un paseo, o hacer una comida de familia o de amigos, eso es lo que me apetece. No creo que la vida sea igual que antes durante mucho tiempo", calcula.
Lo que sí que tiene claro Gerardo es lo que hará cuando la puerta de su habitación-refugio se abra y sea totalmente libre. "No sé si podré abrazar a mi mujer, pero sí te aseguro que lo que haré será agarrarme a ella hasta que me diga 'quita pesado, que me estás dando la brasa'. Nunca te planteas lo mal que lo puedes pasar si te quitan de una persona a la que quieres de esta manera".