Durante siglos, investigadores, exploradores, aventureros y chamanes han consagrado sus vidas a la búsqueda de las fuentes de la eterna juventud. Bien, pues parece que las han encontrado. Llamadas Blue Zones, estas "zonas azules" llevan años siendo estudiadas por el doctor Dan Buettner y un equipo multidisciplinar de científicos. Son consideradas, hoy, como auténticos referentes en longevidad y calidad de vida. Allí, la presencia de cáncer, enfermedades coronarias o neurodegenerativas tienen una escasa incidencia. Te descubrimos cuáles son estos privilegiados puntos del planeta y sus saludables secretos.
El primero en hablar de estas misteriosas zonas fue el doctor y demógrafo italiano Giovanni Pes. Asombrado por la extraordinariamente alta esperanza de vida de los habitantes de Cerdeña, decidió estudiar los motivos de este fenómeno. En un primer momento pensó que la responsable sería una variante genética. Sin embargo, después de años de investigación, concluyó que se debía a tres factores estrechamente relacionados: la calidad de una dieta basada en vegetales, el nivel de actividad física que realizaban los lugareños y sus excelentes relaciones familiares.
Aquella primera aproximación generó un gran interés en la comunidad científica, pero el salto a la luz pública vendría de la mano del hoy ya célebre Dan Buettner. Periodista laureado, escritor de éxito, explorador e investigador, este hombre del renacimiento, fascinado ante el descubrimiento del Dr. Pes, ha dedicado décadas al estudio de la longevidad en remotas zonas del globo. Amplió el campo de bú"squeda y, junto a un importante equipo internacional de científicos han logrado identificar otras cuatro regiones donde las personas viven, estadísticamente, más tiempo y mejor. Como comentaba recientemente, el cálculo del envejecimiento nos ofrece dos opciones: podemos vivir una vida más corta con más años de discapacidad, o podemos vivir la vida más larga posible con el menor número de años malos. Los habitantes centenarios de las blue zones me han demostrado que la elección depende en gran medida de nuestros hábitos".
Diseminadas por todo el globo, estas fuentes de eterna juventud no parecen guardar ninguna relación geográfica. Pero sí tienen algo en común: sus habitantes hacen dietas similares y comparten hábitos saludables. Estas son las cinco zonas azules descubiertas hasta el momento y las razones de la saludable longevidad de sus habitantes.
Esta diminuta isla del Egeo, a ocho millas de la costa turca, tiene unas de las tasas más bajas de mortalidad y demencia. La investigación vincula su mayor longevidad con su dieta mediterránea tradicional, rica en verduras y grasas saludables, con pequeñas cantidades de productos lácteos y cárnicos.
Curiosamente, como señala Buettner y asociaciones como la American Heart Association, la ingesta moderada de vino y café que hace aquí, junto con el ritual de la siesta, son una triada ganadora.
Al parecer, en la zona hay una importante tradición oral de narraciones, que pasan de padres a hijos, y funcionan como un elemento de ejercicio mental que les permite mantener ágil la memoria y sus habilidades narrativas.
Las montañas de esta isla italiana cuentan con la mayor concentración de hombres centenarios del mundo y con las tasas más bajas de diabetes, cáncer y muerte para menores de 65 años.
Lo más destacado de la investigación es que se trata de una población que consume una dieta muy baja en proteínas y que, dada la orografía del lugar, hace mucha actividad física desde niños. Lo escarpado del lugar hace que, desde jóvenes, generen buena musculatura y resistencia cardiovascular. La extraordinaria calidad del aire parece ser otro factor que favorece de forma determinante la longevidad de sus habitantes.
Esta isla es el hogar de las mujeres más longevas del mundo. Toman alimentos básicos como la soja, la artemisa, la cúrcuma y el goya, una especie de melón que ayuda con los problemas de diabetes. Todos estos ingredientes se estudian ahora por sus propiedades rejuvenecedoras.
También se apunta a que su dieta, rica en miso, el único alimento capaz de ayudar a eliminar la radiación del cuerpo humano, influye en las bajas tasas de cáncer.
Aquí, los residentes tienen la tasa de mortalidad de mediana edad más baja del mundo y la segunda concentración más alta de hombres centenarios. Los estudios en cuanto a su dieta revelan que en su alimentación hay una predominancia de vegetales de cultivo propio, sin pesticidas ni fertilizantes químicos y escasos alimentos procesados. Según Buettner, "su gran secreto son las tres hermanas de la agricultura mesoamericana: frijoles, maíz y calabaza. Crecen juntas y se comen juntas aportando importantes dosis de calcio, antioxidantes y fibra".
Otro aspecto a tener en cuenta son los manantiales de agua que nutren la zona. Son especialmente ricos en calcio y magnesio, lo que favorece unos huesos fuertes y la reducción de enfermedades cardiovasculares. Aquí la gente llega sana a los 90 años en una proporción 2,5 veces mayor que en Estados Unidos y gasta quince veces menos que sus vecinos norteamericanos en cuidados de salud.
Quizá esta sea la blue zone más sorprendente. Tiene la mayor concentración de adventistas del séptimo día de Estados Unidos y se ha constatado que muchos viven diez años más que la media de estadounidenses. Al parecer la clave podría estar en su dieta, basada en los textos bíblicos, rica en granos, frutas, nueces y verduras.
Por otro lado, los fuertes lazos sociales que se establecen en la comunidad generan una red de confianza que potencia la sensación de seguridad, el equilibrio emocional y una mayor autoestima. Sorprende lo bajas que son sus cifras de depresión, uso de ansiolíticos y visitas al psicólogo respecto otras ciudades del país.
Para más información sobre las zonas azules se puede consultar la web oficial del proyecto: www.bluezones.com
Buettner y su equipo han vivido durante largas temporadas con los habitantes de las blue zones. Lo que comenzó siendo una investigación acabó por convertirse en un intercambio experiencial y de inmersión cultural. Basándose en lo visto, vivido y estudiado durante más de una década, han identificado nueves claves comunes al estilo de vida de los habitantes de las zonas azules. Ponerlas en práctica augura una mejor vejez.