Los avances en ese arte llamado gastronomía nos permite probar texturas y sabores en combinaciones que antes no se nos habían pasado por la cabeza y que hasta que no entró en nuestra boca, parecía algo marciano, de otro planeta. Pero si los avances en técnicas culinarias no son pocos, menos lo son los científicos, que se adelantan a lo que podríamos comer en un futuro, ¿no muy lejano? Lo último, una albóndiga gigante de carne de mamut que, por el momento, no es comestible.
Ha sido la compañía australiana Vow la que ha logrado secuenciar el ADN de la proteína mioglobina del animal, la que da color, sabor y textura a la carne, completando los vacíos genéticos con fragmentos de genoma del elefante africano, que sería el pariente vivo más cercano del mamut. Tras este proceso, insertaron el gen sintetizado en una célula madre de oveja hasta el punto de que las células se multiplicaron hasta lograr 400 gramos de carne de mamut que no es apta para el consumo, aunque los investigadores quieren seguir esta senda para llegar a la producción responsable de alimentos.
Desde su página web uno de sus cofundadores, Tim Noakesmith señala que el objetivo es “promover una nueva escuela de pensamiento: que la comida tal y como la conocemos no necesita ser como la conocemos”. Pero la pregunta clave para entender el proceso: ¿por qué el mamut? Más allá de facilidades u otros razonamientos, escogieron el mamut para este experimento porque es uno de los animales que se han ido extinguiendo a causa del cambio climático que se ha ido produciendo a lo largo de la historia.
Por el momento esta carne no es comestible. Pese a que el proceso ha sido un éxito, la proteína obtenida no existía hace miles de años, por lo que, entre otras cosas, se desconoce si puede provocar alergias o intolerancias, por lo que antes de salir a la venta para ser comestible para los humanos, tiene que pasar por unos rigurosos controles de seguridad. “No tenemos ni idea de cómo reaccionaría nuestro sistema inmunitario al comerla”, señalaron a The Guardian sus creadores.
Esta albóndiga es un experimento que no será, por ahora, producida a gran escala y que va a pasar a formar parte de la colección del museo Rijksmuseum Boerhaave en la ciudad holandesa de Leiden, donde será expuesta y conservada.