En los últimos tiempos está de moda eliminar el gluten de la dieta pese a no estar diagnosticado de la enfermedad celíaca. Se ha instalado la creencia popular de que engorda y es malo para la salud. Incluso tú puedes haberlo retirado de tu alimentación y considerar que ahora te sientes claramente mejor. Es probable que así sea, pero ¿seguro que no has cambiado nada más en tu dieta? ¿De verdad que era solo el gluten? El nutricionista Aitor Sánchez, autor de bestsellers como 'Mi dieta cojea' o ¿Qué pasa con la nutrición?', sostiene que detrás de muchas de estas mejoras sintomáticas hay algo más.
El gluten es una proteína que se encuentra de manera natural en el trigo, centeno y cebada, entre otros, pero no es imprescindible. Su valor biológico es más bien moderado, no posee todos los aminoácidos esenciales en las cantidades adecuadas y no tiene demasiado interés nutricional. Pero no es lo mismo innecesario que peligroso. Si no se padece la enfermedad celíaca o alergia al trigo, no se debería eliminar de la dieta sin consultar con un profesional.
Entonces, ¿por qué tantos Individuos tienen la convicción de que tras abolir este elemento ha mejorado su salud? "Si verdaderamente no teníamos ningún problema dentro de nuestra dieta, en la mayoría de casos suele deberse a que ahora llevan un perfil de dieta mucho más saludable", nos explicaba Sánchez recientemente. "Si llevas una dieta en la que se han restringido los dulces, la bollería y los cereales… tienes muchas papeletas de que haya mejorado, pero probablemente no te sentaba mal la pasta integral, seguramente serían los alimentos malsanos", concluye.
Esos beneficios reales que percibe la gente que sigue una dieta sin gluten se deben a que "han dejado de tomar basura alimentaria que contenía gluten, pero no a que hayan abandonado el gluten en sí", explica Aitor en '¿Qué pasa con la nutrición?'. Si un individuo sustituye los productos malsanos, como los ultraprocesados, por otros más saludables, puede mejorar la calidad de vida. Pero si únicamente se sustituyen por una versión sin gluten, no va notar ninguna mejoría.
Antes de optar por una dieta sin gluten es importante conocer la predisposición genética para saber si será una dieta a seguir de por vida o solo en un momento concreto. Autodiagnosticarse puede tener consecuencias inesperadas. "Porque entre otras cuestiones, puedes falsear las pruebas diagnósticas y obtener un falso negativo si empiezas la dieta sin gluten antes del diagnóstico", asegura el nutricionista.
¿Significa esto que sí que hay que mantener el gluten en la alimentación? Por supuesto que no, ni tampoco quiere decir que sea recomendable. "El gluten sigue siendo una proteína mediocre y conflictiva que aporta muy poco", pero conviene tener claro que eso no la convierte en la causa de todos los males. Para Sánchez es meor lanzar mensajes claros y más prioritarios, "como la conveniencia de aumentar el consumo de frutas y verduras, así como de reducir el de carnes rojas procesadas, bebidas alcohólicas, dulces y bollería (tengan o no tengan gluten), todo ello necesario si el objetivo es mejorar la salud".