El alimento del campo que has visto mil veces sin saber que es un super nutriente
Crece en el campo, en las cunetas y en casi todos los espacios abiertos, es prácticamente ubicua, pero casi nadie conoce sus enormes propiedades nutricionales
Las tagarninas se extienden por todo el Mediterráneo y ciertas zonas del Atlántico, hasta el noroeste de Francia y Canarias
Constituyen una excelente fuente de vitaminas esenciales para nuestro organismo, entre ellas las A, B y C, que desempeñan funciones esenciales en nuestro cuerpo
Tiene antioxidantes, vitaminas y apenas calorías. Se trata de un super alimento, disponible en el campo, en las cunetas de las carreteras y en casi cualquier espacio natural de nuestro país. Lo has visto mil veces sin reparar que estabas ante una auténtica joya nutricional.
Planta comestible
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Las variedades de plantas comestibles crecen y crecen. A esta familia acaba de unirse formalmente las tagarninas (Scolymus hispanicus), también conocidas como cardo común, cardillo o cardo de olla, una planta herbácea bienal o perenne de corta vida nativa del sur y oeste de Europa. Se extiende por todo el Mediterráneo y ciertas zonas del Atlántico, hasta el noroeste de Francia y Canarias.
Si quieres identificarlas, fíjate en una especie de cardo de tallo alto, que puede alcanzar los 80 centímetros, con espinas. Este tallo suele estar cubierto de una fina pelusa y está rematado por hojas lobuladas y dentadas, parecidas a las de muchos cardos. Es muy fácil hallarlas en campos agrícolas sin cultivar, márgenes de carreteras, terrenos baldíos y áreas nitrificadas. Son muy habituales, ya que una de sus particularidades es que se trata de una especie muy adaptable a toda clase de suelos, ya sean más o menos fértiles.
Habitual en la cocina de los pueblos
Al estar disponibles casi en cualquier sitio, las tagarninas han estado siempre muy presentes en la gastronomía rural. Para prepararlas, se retiran espinas y hojas y se aprovecha el tallo, la parte comestible de la planta. Las tagarninas fueron populares en la posguerra, cuando el hambre asolaba nuestro país. Entonces, fueron un recurso importante porque podían encontrarse fácilmente en campo abierto.
Ahora, con una dieta mediterránea cada vez más alterada y el acceso a todo tipo de alimentos, la gran mayoría de consumidores desconoce la existencia de las tagarninas y no sabrían distinguirlas de otras plantas espinosas. Con todo, aún pueden verse en ciertas fruterías y puestos de verduras, sobre todo en Andalucía, limpias y dispuestas en manojos.
En Andalucía, de hecho, se están recuperando como protagonistas de su gastronomía. En Málaga se celebra el Día de la tagarnina, fiesta declarada de Interés Turístico por la Diputación Provincial. En Chiclana también se celebra la Semana de la tagarnina, en la que diversos establecimientos de la ciudad ofrecieron una variedad de platos donde el ingrediente principal era esta planta.
Super nutrientes
Nutricionalmente, las tagarninas tienen similitudes con otras plantas de hoja verde, como la lechuga o las espinacas. Constituyen una excelente fuente de vitaminas esenciales para nuestro organismo, entre ellas las A, B y C, que desempeñan funciones esenciales en nuestro cuerpo. Entre otras bondades, sus valores calóricos son muy bajos: solo 27 kcal por cada 100 gramos de producto. Por tanto, son excelentes para personas que siguen dietas hipocalóricas o de control de peso.
La vitamina A de las tagarninas promueve el buen funcionamiento de los órganos, contribuye a la formación de tejidos blandos y mucosas, y también favorece la salud ocular. Las vitaminas del grupo B colaboran en la formación de glóbulos rojos, esenciales para el transporte de oxígeno en nuestro cuerpo. Por último, la vitamina C destaca por su capacidad antioxidante, fundamental para el crecimiento y la reparación de los tejidos corporales.
Las tagarninas poseen también un alto contenido en potasio, fósforo y calcio. El primero es fundamental para el funcionamiento adecuado del sistema nervioso, la contracción muscular y un buen funcionamiento del ritmo cardíaco. Por su parte, el fósforo es clave para la reparación de las células y tejidos del cuerpo.
Al ajillo y en potajes
Las tagarninas pueden prepararse de varias formas. Pueden hacerse en sartén con una fritada de ajos, con mimo y paciencia para que puedan cocinarse sin que se quemen. Otra opción, muy sencilla, es cocerlas previamente y luego pasarlas por la sartén con ajos y gambas, como alternativa a los ajetes o a los espárragos trigueros.
Sin embargo, el plato más conocido, y el más económico, es el potaje de tagarninas con legumbres, ya sean judías o garbanzos. Se cocinan como cualquier potaje, con ajos, pimentón, aceite de oliva y quizá una hoja de laurel.