Con la edad nuestro cerebro tiende a deteriorarse, de la misma forma que también le sucede a otros órganos de nuestro cuerpo. Efecto de esa merma de facultades, que no es igual en todos los casos, es la pérdida de memoria. Pero que sea un fenómeno natural no significa que no haya que prestarle atención, pues podría ser el inicio de un problema mayor que derive en algún tipo de demencia. Sin embargo, hay algunos hábitos o entrenamientos que ayudan a que el cerebro se mantenga joven durante más tiempo.
Uno de esos sencillos trucos tiene que ver con el agua. Sabido es en torno al 65% de nuestro peso corporal está formado por el líquido elemento, aunque según llegamos a la tercera edad ese porcentaje desciende hasta el 50%. Por ello es fundamental hidratarse y beber agua de forma constante para que el organismo funcione correctamente. Según la OMS, el consumo diario debe estar entre los 1,5 y los dos litros.
La deshidratación puede tener un impacto en el rendimiento cognitivo. La falta de agua, aunque sea leve, puede afectar a la atención, la memoria y el tiempo de reacción por la reducción del flujo sanguíneo y el suministro de oxígeno al cerebro, que está formado en un 75% de agua.
Así lo atestigua un estudio realizado por investigadores de la Unidad de Nutrición Humana de la Universidad Rovira i Virgili (URV), el Institut d'Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV) y el Centre de Recerca Biomèdica Xarxa de Fisiopatologia de l'Obesitat i la Nutrició (CIBERobn), cuyas conclusiones desvelan que las personas mayores con bajos niveles de hidratación experimentan un deterioro cognitivo mayor con el paso del tiempo que la de aquellos bien hidratados.
La investigación apunta a que aquellas personas que bebían entre 1 y 1,5 litros de agua al día, experimentaron una mejora de 0,17 puntos en las pruebas neuropsicológicas realizadas durante la investigación en comparación a aquellos que habían bebido una cantidad inferior a medio litro diario. Las personas con problemas de obesidad o de síndrome metabólico con un bajo nivel de hidratación (menos de 0,5 litros al día) presentaron un deterioro de la función cognitiva con el paso del tiempo, sobre todo en hombres.
Por tanto, la mejor manera para prevenir la deshidratación es tomar agua incluso cuando no se tiene sed. Lo ideal es beber al menos entre 8 y 10 vasos al día, siendo alguno más si se realiza alguna actividad física. El consumo de alimentos ricos en agua, como frutas (sandía, fresas) o verduras (lechuga, pepino), pueden aportar un valioso extra de hidratación
Un hábito tan sencillo como beber agua diariamente tiene muchos e importantes beneficios para la salud. Para evitar olvidarse de beber durante la jornada una solución es programar alarmas en el móvil para cumplir el objetivo. Otra opción es llevar una botella de agua a todas partes para mantenerse hidratado en todo momento.