Las más famosas frutas del Valle del Jerte son las picotas, las cerezas sin pedúnculo, jugosas y dulces. En estas tierras se cultivan más de cien variedades de cereras y, en general, existen infinidad de tipos más. Las cerezas ácidas pertenecen a la especie Prunus cerasus, estrechamente emparentada con la Prunus avium o cereza dulce. En realidad, son la variante más antigua y silvestre de estos frutos, antes de que generaciones de agricultores humanos aplicasen la selección para favorecer el desarrollo de versiones más dulces.
Las cerezas son una fruta muy beneficiosa para la salud, entre otra de sus facetas por la prevención de enfermedades cardíacas. Sin embargo, hay una variedad de cerezas griegas conocida como 'guindas salvajes' que son mucho más potenciales para prevenir este tipo de enfermedades.
Son una variedad de cereza más ácida, muy diferente a las que podemos encontrar en puntos como el Valle del Jerte, más dulces. Sin embargo, ambas son ricas en Vitamina C, ayudando a combatir los problemas solares en la piel.
No obstante, el cultivo de cerezas ácidas no ha desaparecido porque su particular sabor y textura son agradables a nuestros paladares. Habitualmente se usan en repostería o para preparar el famoso licor de guindas, que es tradicional en muchas regiones de España.
Las cerezas ácidas no tienen nada que envidiarles a sus primas más dulces. Al igual que ellas, tienen un alto contenido en antioxidantes, especialmente en antonacinas, las sustancias que les dan su característico color, y que son los más potentes entre los flavonoides. Previenen el envejecimiento de la piel, las enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
Los antioxidantes también previenen el daño muscular durante el ejercicio, y la fructosa de las guindas ayuda a reducir las agujetas. Un platito de cerezas ácidas antes de salir a correr aumentará tu resistencia y te ayudará a prevenir lesiones. También resultan adecuadas como diurético, por su alto contenido en líquidos y vitaminas.
Las cerezas ácidas ayudan a bajar el colesterol alto y los triglicéridos, previenen las inflamaciones y mitigan el daño que pueden causar los radicales libres. Por su alto contenido en fibra y su bajo aporte calórico, casi no engordan y son el complemento ideal en cualquier dieta de adelgazamiento. Acompañar con cerezas un alimento graso ayuda a reducir la absorción de lípidos y, por lo tanto, el aumento del tejido adiposo en el abdomen.
Además, el jugo de las cerezas ácidas estimula la producción de melatonina, una hormona que el cerebro genera en la glándula pineal y que, entre otras muchas funciones, ayuda a regular bien los ciclos de sueño. Su carencia va acompañada a menudo de insomnio y depresión. Por lo tanto, su consumo está asociado a una mejora de la calidad del sueño, lo que supone numerosos beneficios para la salud.
Las cerezas son una potente fuente de antioxidantes y compuestos antiinflamatorios. Estos guardianes celulares del cuerpo ralentizan el envejecimiento y evitan las enfermedades crónicas, como las enfermedades cardíacas, el cáncer, el Alzheimer, la diabetes y la obesidad.
El efecto antiinflamatorio de las cerezas ayuda a mantener el cuerpo sano; pero, además, las cerezas ocupan un lugar más bajo que muchas frutas en el índice glucémico. Esto significa que no provocan picos y caídas en los niveles de azúcar e insulina en sangre y las convierte en protectoras de la diabetes e importantes para controlar la enfermedad si ya se padece.
Varios estudios han sugerido que el consumo de cerezas es beneficioso para los enfermos de artrosis. Incorporar regularmente cerezas o zumo de cereza 100% en su rutina de comidas o aperitivos puede ayudar a disminuir el dolor de las articulaciones.
Las investigaciones han demostrado que beber zumo de cerezas ácidas puede ayudar a reducir el colesterol total, incluido el tipo “malo”, conocido como LDL. Esto es fundamental, ya que cada 1% de reducción del colesterol disminuye el riesgo de enfermedad cardíaca en un 2%. Y un LDL alto es especialmente preocupante en relación con el riesgo de infarto.
Esta fruta es ideal para aliviar esa sensación de hinchazón en el estómago que todos tenemos después de las vacaciones o cuando hacemos comidas que se salen de nuestra rutina. El poder diurético y depurativo que se le confiere a la cereza es gracias a varios factores. Uno de ellos es la cantidad de ácidos orgánicos que posee como por ejemplo el succínico, málico y cítrico generan una estimulación de las glándulas digestivas de nuestro cuerpo. Otro factor es su contenido en pectina, una fibra vegetal con efecto laxante e hipolipemiante.