Los nutricionistas y médicos no cesan en recomendar el consumo de pescado blanco y azul para tener una dieta sana, pues se trata de dos de los alimentos más saludables llenos de propiedades necesarias para el organismo. Es más, una dieta sana y equilibrada debe incluir el pescado entre dos y cuatro veces a la semana, de las cuales, al menos una, debe ser pescado azul.
No obstante, los mares están repletos de pescados y a veces no es fácil saber elegir cuál es el que más nos conviene. Cuando vamos al supermercado a comprar pescado podemos tener la duda de cuál comprar, si azul o blanco. Los dos son muy saludables, pero la principal diferencia es la cantidad de grasa que tienen. En ambos casos, gracias a este contenido graso, estos dos alimentos nos permiten llevar a cabo una digestión rápida, siendo aconsejables en todo tipo de dietas.
El pescado azul contiene entre un 5 y un 10% de grasa, mientras que el pescado blanco no llega al 2%. Esto se debe a que los pescados azules suelen desplazarse a larga distancia, mientras que los pescados blancos son más sedentarios y se encuentran, normalmente, cerca de la superficie, por lo que este primero necesita más cantidades de grasa en sus músculos para moverse.
Los pescados blancos son gallo, rape, merluza, lenguado, rodaballo, bacalao, cabracho, congrio, rodaballo… Su sabor, debido a su bajo aporte calórico, es muy suave, lo que lo hace perfecto para personas que siguen una dieta baja en grasas o para los niños, que no suelen ser muy amigos de los sabores fuertes.
Los pescados azules son, por ejemplo, anchoa, atún, bonito del norte, sardina, caballa, cazón, chicharro, palometa, pez espada, angula, anguila, salmón… Los pescados azules tienen un sabor más intenso debido a su mayor contenido graso. Además, su carne tiende a ser más jugosa y suave. A diferencia de los pescados blancos, que tienen un sabor más suave y una textura más firme.
Independientemente del color, sí hay que tener en cuenta que es importante que el pescado se haya cocinado a más de 65 grados de temperatura o haberse congelado previamente si lo vamos a ingerir crudo o semicrudo, ya que así eliminamos cualquier posible vestigio de infecciones parasitarias.