El alimento barato que contrarresta el azúcar (y nunca has reparado en él)
Mucho menos famoso que la patata, la más conocida de los tubérculos, el boniato posee grandes propiedades nutricionales a poco más de un euro por kilo
Rico en vitaminas A, C, E y betacaroteonos, también contiene minerales y antioxidantes imprescindibles para el correcto funcionamiento celular
Para hacerlo más digestivo, los expertos aconsejan hacerlo al horno y no superar los 200 gramos diarios
Lo has visto mil veces en el supermercado. Seguramente, lo has pasado por alto y te has ido a por el tubérculo más famoso (la patata). Sin embargo, este otro tubérculo, conocido como boniato, batata, patata dulce o camote), aparte de delicioso y económico, merece un espacio propio en la despensa por sus grandes y desconocidas propiedades nutricionales, a poco más de un euro por kilo.
Entre sus beneficios, hay dos especialmente buenos para la salud: mejora la resistencia a la insulina y es un gran aliado para la pérdida de peso, sobre todo en sus preparaciones más sanas como es al horno y cocido. Oriundo de América, como la patata y el tomate, es un alimento saludable para la mayoría de la población, sin apenas efectos secundarios y con una altísima biodisponibilidad en vitaminas y antioxidantes.
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Vitaminas imprescindibles
El boniato tiene un elevado contenido en vitamina A, imprescindible en la formación y al mantenimiento de dientes, tejidos blandos y óseos, membranas mucosas y piel. La vitamina A también es conocida como retinol, muy bueno para la salud ocular y la piel, ya que estimula la producción de colágeno y ácido hialurónico, y combate las arrugas, por lo que es muy eficaz contra el envejecimiento. También juega un papel relevante entre las mujeres, en la etapa del embarazo y la lactancia.
La vitamina C es otra de las vitaminas aportadas por el boniato. La necesitamos para el crecimiento y la reparación de los tejidos de todo el cuerpo, y actúa como antioxidante bloqueando parte del daño originado por los radicales libres, moléculas que lastima mediante la oxidación células, tejidos y órganos.
La vitamina E, difícil de encontrar en los alimentos, es otro de sus nutrientes principales. Como la C, también tiene un efecto antioxidante, protege el sistema inmune de virus y bacterias. De igual forma, esta vitamina es conocida por sus propiedades antienvejecimiento, al tiempo que es necesaria para la formación de glóbulos rojos. Por último, los betacarotenos del boniato, que le dan su característico color anaranjado, son precursores de la vitamina A cuando nuestro cuerpo lo necesita.
Minerales insustituibles
Si el boniato es una buena fuente de vitaminas, tampoco es despreciable su aporte de minerales. El potasio es el más importante: ayuda al correcto funcionamiento del sistema nervioso, así como a la regulación del ritmo cardiaco. Es indispensable en el metabolismo celular y sirve para compensar los efectos perjudiciales del sodio en el presión arterial.
El segundo mineral con más presencia en el boniato es el fósforo, presente en cada célula de nuestro cuerpo. Este mineral tiene un papelmuy activo en el metabolismo, ya que es necesario para que produzcamos la proteína necesaria para el crecimiento, mantenimiento y reparación de células y tejidos.
Alimento probiótico
Como la patata, el boniato contiene almidón, que puede convertirse en resistente o íntegro en el recorrido digestivo. Esto significa que puede convertirse en un probiótico, bueno paro los microorganismos que pueblan nuestra microbiota. Para lograr este almidón resistente, basta con someterlo al calor, mejor al horno, y, después, dejarlo enfriar en la nevera al menos un día, con lo que también estaremos bajando su índice glucémico.
Este almidón puede convertirse en resistente, capaz de resistir a la digestión y se mantiene íntegro a lo largo del tracto gastrointestinal. Una cualidad que le otorga al boniato un 'poder' probiótico sobre nuestra microbiota intestinal.
En otras palabras, este tubérculo aporta microorganismos vivos a nuestra microbiota, destinados a mantener o mejorar las bacterias buenas del cuerpo.
Además, el almidón resistente también es saciante al generar la suficiente fibra como para sentirnos sin hambre durante bastante tiempo, lo que le convierte en un recurso útil para la pérdida de peso. Los expertos aseguran que la clave es consumir la cantidad correcta: entre 100 y 200 gramos al día, una recomendación también indispensable para no generar molestos gases.